MÉXICO, D.F. (Proceso).-Felipe Calderón
quería una guerra y así lo transmitió el exsecretario de la Defensa
Nacional, Guillermo Galván, a sus hombres. Había que ir contra “el
enemigo”, desarrollar “esquemas de combate”, apoyarse en “tropas
amigas”, tener “amplia libertad e iniciativa” y disponer del mayor
“fuego” posible para arremeter contra “los blancos” fijados por “la
visión presidencial”.
Así fueron las órdenes de los entonces comandante en jefe de las
Fuerzas Armadas, Felipe Calderón, y del Alto Mando del Ejército, el
ahora general retirado Galván, en la “guerra al narcotráfico” de
Calderón, de acuerdo con informes clasificados como secretos de la
secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
El saldo de esa guerra, en el que se incluyen las acciones violentas
de los cárteles de la droga, fue de más de 70 mil muertos, miles de
desaparecidos, más de 20 mil desplazados, decenas de “bajas colaterales”
y miles de denuncias en contra de las Fuerzas Armadas por torturas y
otras violaciones a los derechos humanos.
El Ejército asumió las órdenes que le dio Calderón desde el primer
día de su gobierno y desarrolló un plan general de “combate” que fue
adaptando conforme echaba a andar Operativos Conjuntos en distintas
zonas del país, siempre bajo el principio de “hostigar, capturar o
neutralizar al enemigo”.
Bajo el mando de Calderón, quien acaba de regresar a México después
de dos años de ausencia desde que salió de la presidencia de la
República, el Ejército elaboró la Directiva para el Combate Integral al
Narcotráfico 2007-2012, que sirvió de guía para la actuación de la
principal fuerza armada del país durante el sexenio pasado.
La Directiva fue terminada el 1 de marzo de 2007 y transmitida en las
siguientes semanas a los cuarteles militares de todo el país, aunque
para entonces el Ejército ya había incursionado en Michoacán, a la
cabeza del propio Calderón, en un acto militar efectuado el 3 de enero
de ese año y que marcó su sexenio al presentarse con atuendo militar más
que grande que el de su talla y arropado por la entonces jefatura
castrense (Proceso 1575).
Los soldados mexicanos estuvieron obligados a cumplir durante todo el
sexenio con la Directiva que la Sedena se ha negado a proporcionar a
través de peticiones de información pública. Sólo se ha limitado a dar a
conocer sus resultados, presentados como logros del Ejército en el
combate al narcotráfico.
- (Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1967, ya en circulación)
/12 de julio de 2014)
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