RIO DE JANEIRO (ESPNDeportes)– Alemania, gracias a un gol de Mario
Götze en el segundo tiempo de la prórroga derrotó 1-0 a Argentina en la
final del Mundial y se coronó campeón del mundo en el mítico Maracaná,
donde se convirtió en el primer equipo europeo que alza la Copa del
Mundo en suelo sudamericano.
En una final muy pobre de juego, decidió Götze, un titular caído en
desgracia que necesitaba reivindicarse, y que con su tanto dejó a un
desdibujado Lionel Messi sin el título que ansiaba pero que, por su
juego en el partido decisivo, no mereció.
La corona mundial festeja, además, la propuesta de Joachim Löw. Una
idea a la que Alemania lleva ocho años apostando. A Löw le gusta que su
equipo controle el juego y disponga de la pelota a su antojo, por más
que sepa que el rival se encuentra cómodo defendiendo o se esconda
demasiado. Ni los contratiempos le hacen cambiar.
Y Joachim Löw los tuvo pronto en la final. O mejor, justo antes de
ésta, porque Sami Khedira, uno de los mejores ante Brasil, se lesionó en
el calentamiento. La baja del madridista la suplió Christoph Kramer y, a
éste, poco más de media hora después, André Schurrle.
Kramer, conmocionado desde los primeros minutos cuando chocó contra
el hombro de Ezequiel Garay, vagó sin rumbo hasta que desorientado pidió
la sustitución, justo después de que el árbitro anulase un gol a
Gonzalo Higuain por fuera de juego.
Argentina, al contrario que Alemania, vivió a expensas de un
fogonazo. Cuenta con el mejor jugador del mundo y no espera más que se
encienda la mecha, porque cada intervención de Messi aún siembra el
pánico.
Aunque Messi ya no es el jugador omnipresente que reclamaba cada
acción ofensiva de su equipo, y cada vez distancia más sus apariciones,
la albiceleste sigue confiando en que una acción suya sea la definitiva.
Pero el barcelonista no ofreció más que destellos en el primer
tiempo. Una internada tras superar en velocidad a Höwedes, a los 8
minutos, una apertura a la banda que Ezequiel Lavezzi convirtió en el
pase de gol anulado a Higuaín u otra carrera hacia el punto de penal,
entre tres alemanes.
Argentina, a la que no le importó aglomerar jugadores junto a su área
a la espera de su estrella, tuvo la mejor ocasión, sin embargo, por un
garrafal error de Toni Kroos a los 21 minutos, un pase de cabeza hacia
atrás que se encontró Higuaín mientras regresaba a su campo. Un regalo
que no se puede desperdiciar en una final de un Mundial y que el
delantero del Nápoli echó fuera, solo ante Manuel Neuer (m.21).
La mayor virtud del equipo de Alejandro Sabella, en cualquier caso, fue saber desactivar el juego alemán.
Argentina estuvo cómoda con el dominio rival en toda la primera
mitad, hasta la entrada en el campo de André Schurrle, que centró la
posición de Özil.
Entonces, sí que convirtió Alemania en ocasiones sus ataques.
Schurrle exigió por primera vez a Romero en el minuto 37, cuando Kroos
disparó flojo a las manos del arquero argentino. Y siete minutos
después, y Benedickt Höwedes remató de cabeza un tiro de esquina al
palo, justo antes del descanso.
Con el Kun Agüero en lugar de Lavezzi desde el comienzo del segundo
tiempo, Sabella rebajó su centro del campo a cambio de tener más
presencia en el ataque y Messi tuvo la primera ocasión nada más
comenzar, pero cruzó demasiado su disparo.
Tuvo algo más el balón Argentina, se diluyó un poco el juego alemán y
al final, el título mundial quedó a merced de un único acierto. Pudo
ser un disparo de Kroos al borde del área, que se fue afuera, otro de
Götze, demasiado flojo en el 91+ o uno claro de Schurrle, que desactivó
Romero nada más comenzar la prórroga.
Argentina también tuvo su gran oportunidad en el alargue. Un balón
controlado con el pecho por Rodrigo Palacio que el delantero elevó
desviado, atorado por la salida de Neuer (m.97).
Y, al final, decidió Mario Gotze. El mediocampista del Bayern, que
desapareció del equipo titular en la primera fase, se reivindicó con un
gran gol, tras un pase de Schurrle. Amortiguó el balón con el pecho y,
sin dejarlo caer, lo cruzó ante Romero. Para dar a Alemania el título
que tanto había buscado, para recompensar la fidelidad a una idea.
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