Sobrino de
Ramón, Benjamín, Eduardo, Carlos Alberto y Francisco, Fernando Sánchez Arellano
heredó una organización delictiva distinta a aquella en la que creció en los
años 90 con el consentimiento de políticos, funcionarios e instituciones de
seguridad pública de Baja California, del país y de los Estados Unidos.
Después de muertes,
capturas y sentencias, autoridades como la DEA han afirmado que la
responsabilidad del CAF cayó en manos del apodado “El Ingeniero”, y de su tía
Enedina, siendo este hijo de Alicia, la otra hermana de la familia de mafiosos.
Aquí algunos de los
capítulos más notorios del cártel Arellano Félix, que se asentó en 1985 en
Tijuana, cosechando muerte, impunidad, corrupción y tráfico de drogas.
EL SURGIMIENTO.- Desde Guadalajara, Jalisco llegaron los hijos de una familia acomodada
en la capital. Apadrinados por su tío,
Miguel Ángel Félix Gallardo y después de disputas por la plaza,
controlaron el Estado y el trasiego de droga por la frontera de Tijuana. ZETA a
través de su cofundador, Jesús Blancornelas, señaló la conformación del CAF
desde 1985. Uno de los primeros indicios de la presencia de este grupo
criminal, se dio cuando en las colonias Cacho y Libertad fueron decomisados
almacenes con mariguana según informó en su momento la Policía Judicial
Federal. El traslado y almacenamiento fue coordinado por la familia y apoyado
por la Procuraduría del Estado; el control de la organización aún recaía en
Félix Gallardo, líder de una red de narcotráfico de Oaxaca a Baja California.
Detenido en 1989. De esa fecha hasta el año de 1993 los enfrentamientos entre
los Arellano y Rafael Aguilar Guajardo eran constantes, hasta que este último
fue asesinado y Tijuana, la salida de la droga, fue para el CAF. La cocaína y
mariguana de los hermanos llegó hasta San Diego, Los Ángeles, Las Vegas,
Chicago y Nueva York en Estados Unidos. En el país: Baja California, Baja
California Sur, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero. Y en
Latinoamérica: Colombia y Perú.
EL ASESINATO DE POSADAS.- La persecución de las autoridades mexicanas contra la
familia Arellano Félix tuvo mayor fuerza después del 24 de mayo de 1993, cuando
en el aeropuerto de Guadalajara, Jalisco cayó muerto el cardenal Juan Jesús
Posadas Ocampo, víctima de 14 impactos de bala. El enfrentamiento entre las
huestes de los Arellano y las de Joaquín Guzmán Loera, había sido precedido por
la balacera en la discoteca Christine de Puerto Vallarta, en noviembre de 1992.
Aunque en los sexenios de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo se
aseguró que el religioso fue asesinado por los hermanos cuando éstos lo
confundieron con Joaquín Guzmán Loera. En abril de 2011 Benjamín Arellano,
declaró que el homicidio fue ejecutado por el gobierno mexicano. El líder del
CAF, sostuvo que Rodolfo León Aragón, entonces titular de la Policía Judicial
Federal, le comentó personalmente sobre el crimen, motivado por la
participación de Posadas con grupos guerrilleros en la adquisición de
armamento. Arellano Félix ya no declaró más, y a finales del mes de abril fue
extraditado a Estados Unidos, donde actualmente purga su condena. Los Arellano
siempre negaron la autoría en el crimen del prelado, incluso fueron recibidos
por el Nuncio Apostólico Girolamo Prigione entre 1993 y 1994; tiempo después,
el Cardenal Joaquín Sandoval Íñiguez, recibiría a la madre de los Arellano.
ENEMIGOS DEL CÁRTEL DE SINALOA.- Los enfrentamientos de los hermanos Arellano Félix
con Joaquín Guzmán Loera y con Héctor “El Güero” Palma fueron constantes.
Posteriormente se enemistarían también con Ismael “El Mayo” Zambada. Hubo desde
asesinatos de familiares, mujeres y niños, hasta los más públicos en
Guadalajara y Puerto Vallarta, Jalisco. Incluso cuando en 2002 habían planeado
asesinar a “El Mayo” en Mazatlán, el 10 de febrero cayó muerto Ramón Arellano FÉLIX.
LA PRIMERA DETENCIÓN.- En Tijuana en 1993 fue aprehendido por la Policía
Federal, Francisco Rafael Arellano Félix. El hombre había sido empresario
discotequero en Mazatlán en la época de la mayor impunidad para la familia, a
finales de los ochenta, inicio de los noventa. Mientras sus hermanos Ramón y
Benjamín hacían vida pública en Tijuana, él se hacía notorio en el puerto
sinaloense. Cuando su detención, solo le fue confiscada un arma, fue
extraditado a los Estados Unidos en 2006 para enfrentar cargos de posesión con
intento de distribución y venta de droga, fue liberado en 2008.
LA BALACERA DEL 3 DE MARZO.- Aquel día de 1994 en La Mesa de Tijuana, un convoy de
agentes federales se topó con otro de la policía judicial del Estado. Entonces
las hipótesis fueron que unos custodiaban a Ismael “El Mayo” Zambada, y otros a
Francisco Javier Arellano Félix “El Tigrillo”. El fuego cruzado dejó muertos y
heridos. Policías judiciales cayeron. Otros huyeron, y uno de los estatales
rescató de los separos de la judicial a “El Tigrillo” que había sido detenido
luego de la balacera. Más de 200 casquillos se localizaron en la escena del
crimen, correspondientes a 12 armas entre cortas y largas.
EL ATENTADO AL PERIODISTA.- El 27 de noviembre de 1997, un grupo de por lo menos
nueve sicarios encabezado por David Barrón Corona “El C.H.”, y Fabián Martínez
“El Tiburón”, atentaron contra la vida del director de ZETA, J. Jesús
Blancornelas. En el acto la camioneta del periodista recibió 80 impactos,
cuatro de los cuales dieron en el cuerpo del editor dejándolo en grave estado
de salud del cual se recuperó, no así su escolta Luis Valero, quien fue
asesinado ahí mismo. El ataque había sido ordenado luego que Blancornelas
publicara señalamientos contra Ramón y Benjamín Arellano, en el asesinato del
Cardenal Juan Jesús Posadas, proporcionados en una carta por la madre de dos
miembros del CAF, la señora María Castaños. El periodista traía una escolta de
la Policía Judicial del Estado, que sospechosamente le fue retirada una semana
antes del ataque.
EL ASESINATO DE RAMÓN.- Era febrero de 2002, y se vivía el carnaval de
Mazatlán. Los hermanos Arellano ante la persecución por la muerte del Cardenal
Posadas y el atentado a Blancornelas, mantenían un bajo perfil. Habían salido
de Tijuana y se escondían en otros estados. Hasta el puerto sinaloense llegó
Ramón Arellano Félix. En un vehículo discreto, un Volkswagen, sin joyas ni ropa
llamativa como era su estilo. Tenía la intención de asesinar a su rival
criminal “El Mayo” Zambada. Pero Ramón fue ejecutado. Quien había sido uno de
los más sanguinarios asesinos del cártel cayó ante las balas de un Policía
Judicial de Sinaloa. Se supone que los agentes sinaloenses detuvieron a
Arellano, y en el interrogatorio el narcotraficante disparó dos veces al pecho
del agente Antonio Arias, quien al caer herido accionó su arma contra Ramón
Arellano y le atravesó el cráneo dándole muerte. Ramón, encargado del brazo
armado del cártel, había fundado junto a Benjamín, el CAF.
LA APREHENSIÓN DE BENJAMÍN.- Menos de un mes después de la muerte de Ramón,
Benjamín Arellano Félix fue detenido en un residencial de Puebla. Hasta allá lo
siguieron elementos del Ejército Mexicano que habían detectado la ruta que
desde Baja California, seguían miembros del cártel para llevar dinero a la
esposa e hijas de Benjamín Arellano. Siguieron a los sicarios hasta dar con el
narcotraficante. Sin violencia, sin disparos, cuando se vio descubierto,
Arellano Félix cedió a la detención. En México fue sentenciado a 22 años de
prisión por delincuencia organizada, y en Estados Unidos, donde fue extraditado
en 2011, fue sentenciado a 25 años. En México no ha sido juzgado por los
asesinatos ordenados en Tijuana, entre ellos el atentado al periodista Jesús
Blancornelas o por la ejecución del Cardenal Posadas.
EL ASESINATO DEL EDITOR.- Francisco Javier Ortiz Franco, Editor General de
ZETA, publicó en abril de 2004, la lista con los nombres y las fotografías de
los nuevos integrantes del cártel Arellano Félix, ya comandado por Francisco
Javier Arellano Félix “El Tigrillo”. El reportaje se sustentaba en entrevistas
y la publicación de un afiche del FBI donde buscaban, presentando fotografías,
a los criminales. Las fotos, reportó el Editor, les habían sido tomadas el
mismo día, incluso con el mismo saco y corbata, a los miembros del CAF para
tramitarles credenciales de la Procuraduría General de Justicia de Baja
California. Ortiz reveló la imagen y el nombre de la nueva generación de
narcotraficantes. Investigaciones, particularmente en los Estados Unidos e
iniciales en Baja California, revelaron que la ejecución del editor Francisco
Ortiz Franco el 22 de junio de 2004, fue ordenada en un cónclave por Francisco
Javier Arellano y su lugarteniente Arturo Villarreal Heredia, por haber dado a
conocer a su estructura criminal. Ninguno de los integrantes del cártel
Arellano Félix ha sido procesado o juzgado por este crimen.
LOS DECAPITADOS DE ROSARITO.- Francisco Javier Arellano Félix era el más fiestero
según se tiene registro. Una de sus parrandas trascendió el festejo y reflejó
la impunidad con la que operaba el crimen en la entidad. En la colonia
Constitución de Playas de Rosarito decidió festejar su cumpleaños un martes 20
de junio, acompañado por amigos, música, mujeres y 80 hombres velando por su
seguridad vestidos con uniformes de la AFI. Dos veces policías municipales
acudieron a ver lo que pasaba, con ellos se llegó a un arreglo, pero el tercer
grupo de policías municipales no corrió con la misma suerte. El resultado fue:
dos policías y un civil secuestrados, torturados y decapitados.
“EL TIGRILLO” DETENIDO EN ALTAMAR.- Muerto Ramón y preso Benjamín, el poderío del cártel
Arellano Félix se dividió. La parte de la operación criminal a Francisco Javier
Arellano Félix “El Tigrillo”, la situación financiera y el lavado de dinero a
Enedina Arellano Félix. Francisco Javier, el menor de los hermanos, iniciaría
una época de reorganización y crecimiento para el CAF. Dividió Tijuana,
Rosarito y Ensenada en plazas criminales y las repartió a sus lugartenientes.
Mientras sus hermanos mayores tuvieron control sobre todo el manejo, el menor
cedió territorios y posesiones. Así estructuró células criminales. Entre sus
más allegados se encontraba su principal operador, Arturo Villarreal Heredia
“El Nalgón”, así como sus lugartenientes Jorge Briseño “El Cholo”, Pedro
Ignacio Zazueta “El Pit”, Marco Antonio García Simental “El Cris”, Saúl Montes
“El Ciego”, Gustavo Rivera Martínez “El P1”, y se mantuvo Manuel Aguirre
Galindo “El Caballo” como uno de los cerebros financieros. La creación de
células llevaría más tarde y de manera inevitable a la caída del cártel. En
agosto de 2006, Francisco Javier Arellano Félix había zarpado desde el puerto
de San Diego, California hacia aguas de Baja California Sur. Le acompañaban
entre otros criminales de su organización, Arturo Villarreal Heredia.
Supuestamente en aguas internacionales, fue detenido por autoridades de los
Estados Unidos. Fue trasladado a la Unión Americana y en la Corte de Distrito
Sur de California en San Diego, condenado a cadena perpetua, por delincuencia
organizada, posesión de droga, conspiración para la distribución y venta de
droga, así como homicidios cometidos en aquel país y en México contra sus
rivales criminales así como contra funcionarios, policías y jueces honestos. En
el juicio, el caso del asesinato del periodista de ZETA, Francisco Javier Ortiz
Franco, fue mencionado y los detenidos acusados del mismo.
LA LLEGADA DE “EL INGENIERO”.- Detenido “El Tigrillo” y su lugarteniente Arturo
Villarreal, el control operativo del cártel Arellano quedó en manos del sobrino
de los hermanos, Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”, hijo de Alicia
Arellano Félix. Inmerso en actividades criminales desde 2002, en 2006 continuó
con la organización criminal que instauró su tío Francisco Javier, a partir de
células criminales que se dividieron en territorios los municipios de Baja
California, a excepción de Mexicali. Entregó plazas a Teodoro García Simental,
Raydel López Uriarte, Amado Villarreal “El Gordo”, Isaac Manuel Godoy Castro, José
Filiberto Parra Ramos “La Perra”, Manuel Ivanovich Zambrano, Melvin Gutiérrez
Quiroz. Siguió contando con el apoyo en el área financiera y de blanqueo de
dinero, de Manuel Aguirre Galindo “El Caballo” y su tía Enedina Arellano Félix.
LA NARCOGUERRA.- Rencillas por control de territorios y desacuerdo en el caso de un
secuestro, escindieron del cártel Arellano a Teodoro García Simental, quien con
el apoyo de Raydel López Uriarte “El Muletas”, y el cártel de Sinaloa, inició
una narcoguerra por la plaza contra Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”.
De 2007 a 2010 el enfrentamiento dejó miles de ejecutados, afectó la actividad
social y económica de Tijuana, ante la sucesión de balaceras, enfrentamientos y
tiradero de ejecutados que ocurrían cada semana. Los dos peores momentos
sucedieron así. En abril de 2008 cuando en el bulevar Insurgentes en la zona a
partir de entonces conocida como “El Cañaveral” por un negocio que ahí se
ubica, se dio un enfrentamiento entre las huestes de García y las de Sánchez, con
un saldo de 15 muertos. El enfrentamiento fue entre medio centenar de
criminales que se transportaban en por lo menos 20 camionetas. Se habían citado
para llegar a un acuerdo, pero la táctica era disuasiva para atacarse unos a
otros. También en abril pero de 2009, la narcoguerra alcanzó a la Policía
Municipal de Tijuana. Unos por complicidad otros por trabajar con honestidad
aquel mes fueron asesinados cinco policías municipales, al finalizar el año, la
suma de agentes abatidos llegaría a los 20.
LA DETENCIÓN DE “EL DOCTOR”.- Era octubre de 2008 y una balacera despertó a los
vecinos del residencial Chapultepec. Policías Federales habían acudido hasta
ese privilegiado bastión para detener a Eduardo Arellano Félix “El Doctor” y a
Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”. Aunque el segundo se había marchado
minutos antes del operativo, el primero sí fue aprehendido. Se encontraba en
compañía de una de sus hijas, la cual fue puesta en custodia de servicios
sociales. Cuatro años después fue extraditado a los Estados Unidos donde fue
sentenciado a quince años de prisión. Fue trasladado a una cárcel de Florida
para purgar su condena en la misma prisión que su hermano Benjamín Arellano
Félix.
EL FIN DE LA NARCOGUERRA.- El cese del fuego cruzado entre el cártel Arellano y
la célula de Teodoro García Simental auspiciada por el cártel de Sinaloa, se
dio con la caída de éste último. No fue el regreso de una mediana tranquilidad
el resultado de una estrategia de gobierno, o plan de combate al narcotráfico.
El análisis anota que para llegar al acuerdo que hoy subsiste entre el CAF y el
cártel de Sinaloa para operar los dos en Tijuana, fue entregar a las
autoridades a quien estaba “calentando” la zona. Así, en enero de 2010, García
Simental fue detenido en La Paz, Baja California Sur, cuando se encontraba en
el festejo de cumpleaños de una de sus hijas. La aprehensión un mes después en
la misma ciudad, del hermano de Teodoro, Juan José García Simental “El
Chiquilín” y de Raydel López Uriarte “El Muletas”, acabó con la célula rebelde
al CAF.
ZONA DE DOS CÁRTELES.- Acabada la narco guerra, el acuerdo de Fernando
Sánchez Arellano fue permitir, a cambio de una cuota, el paso de droga y el
asentamiento de células del cártel de Sinaloa en Tijuana. Esta región
fronteriza, mientras la zona del norte entre Chihuahua y Tamaulipas estaba
viviendo su propia guerra con Los Zetas, fue determinada en el mundo criminal
como “zona libre”. De ahí que, aun cuando la mayor representación la tenían el
cártel Arellano y Sinaloa, ha habido cruce de drogas de otras organizaciones
criminales como Los Beltrán, La Familia, Los Caballeros Templarios y Nueva
Generación.
UN PAYASO EJECUTA A FRANCISCO ARELLANO.- El mayor de los hermanos Arellano Félix, Francisco
Rafael, había sido puesto en libertad en 2008 por autoridades de los Estados
Unidos. En México no tenía más delitos por los cuales responder. Dedicó su vida
a establecer negocios entre Mazatlán, Sinaloa y Los Cabos, Baja California Sur.
Aun libre, lo hizo con un alías. En octubre de 2013 organizó una fiesta en Los
Cabos para festejar su cumpleaños número 60. Políticos, deportistas y
familiares –entre ellos Enedina Arellano Félix– acudieron a la celebración, y
cuando se encontraba la banda tocando, un sicario disfrazado de payaso entró al
exclusivo festejo y le mató de disparos a la cabeza. Las autoridades presumen
que se trató de un ajuste de cuentas por parte de José Rodrigo Aréchiga Gamboa
“El Chino Ántrax” para mostrar su lealtad a Ismael “El Mayo” Zambada del cártel
de Sinaloa.
LA CAÍDA DE “EL INGENIERO”.- Con información de agentes de los Estados Unidos,
miembros de corporaciones del Consejo Estatal de Seguridad de Baja California
aprehendieron el lunes 23 de junio de 2014 a Fernando Sánchez Arellano “El
Ingeniero”. Con la precisión de una investigación que llevaba un año de
iniciada, ubicaron al criminal y lo cazaron. Concluido el partido de fútbol
donde la selección mexicana venció a la croata, Sánchez en compañía de su mujer
y un vástago salieron a festejar el triunfo. El grupo operativo lo ubicó en el
bulevar Agua Caliente y el narcotraficante, en una camioneta, se dirigió al
restaurante de comida rápida Carl’s Jr. De la calle Once y bulevar Agua
Caliente. Ahí fue sorprendido y detenido. Luego de un breve interrogatorio y la
entrega de una casa de seguridad por parte del narcotraficante, elementos del
Ejército Mexicano lo trasladaron vía aérea a la Ciudad de México donde
comparece ante la SEIDO, luego que le fueron practicados exámenes de ADN y de
reconocimiento facial para confirmar su identidad.
UN FUTURO EN DOS VÍAS.- Detenido el último de los Arellano visibles en la
estructura criminal del cártel, el CAF podría reorganizarse a partir de las
células que aún respondían a las órdenes criminales de Sánchez Arellano en el
negocio de cobrar piso a las células del cártel de Sinaloa, y otras actividades
criminales como tiendas de droga, piratería y clonación y hurto de tarjetas
bancarias. En el ala familiar de los Arellano Félix, restan las hermanas, a la
postre dos identificadas, Enedina y Alicia, y supuestamente dos sin
identificar, así como un hermano varón de nombre Carlos Arellano Félix, de
profesión médico que se ha mantenido alejado pero no ajeno a los negocios
criminales. Enedina Arellano Félix, quien inició negocios en los ochenta y
noventa para el lavado de dinero, aun es ligada extraoficialmente a la
actividad criminal que ha caracterizado a su familia, pero autoridades asumen
que a sus 53 años y luego de la ejecución de su hermano Francisco Rafael en Los
Cabos en 2013, se habría replegado de las actividades del cártel. Elementos del
CAF que pertenecieron a la época de Francisco Javier Arellano y Fernando
Sánchez Arellano y que han sido liberados de prisiones federales, podrían
también intentar reactivar el cártel, luego que también fue aprehendido días
después de la ejecución de Rafael Arellano, Manuel Aguirre Galindo “El
Caballo”. La apuesta criminal va en dos direcciones: la reagrupación de
criminales que sirvieron a los Arellano, o la toma de control definitivo por
parte de Enedina Arellano Félix.
(SEMANARIO
ZETA/ Investigaciones ZETA/ 01 de Julio del 2014 a las 07:59:00)
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