Rodeada de un halo de elitismo, la Westminster
School de la Ciudad de México resultó ser un lugar donde se solapó y,
más todavía, se propició una serie de abusos sexuales contra niños y
niñas de entre dos y 12 años. En vez de atender las denuncias de los
padres, la institución optó por encubrir a los criminales que estaban en
su nómina. Ahora, una vez que las autoridades confirmaron la comisión
de los delitos, el colegio anuncia su cierre definitivo.
MÉXICO, D.F. (Proceso).-
El próximo 15 de julio, la Westminster School, uno de los colegios
privados más caros y supuestamente de más alto nivel educativo de la
Ciudad de México, cerrará sus puertas tras 66 años de existencia. La
explicación de la escuela es que su director y dueño, Byron
Iconomópulos, está enfermo y la institución tiene problemas financieros.
La realidad es otra. En esa escuela, niños y niñas de
entre dos y 12 años fueron víctimas de abuso sexual por parte de algunos
profesores durante al menos ocho años, según averiguaciones previas
abiertas en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal
(PGJDF).
Aunque el primer caso denunciado ocurrió en 2007, esas
historias podrían ser anteriores, pues uno de los profesores acusado de
abusar de niñas, Jaime Casarrubias Pérez –de 55 años–, dio clases ahí
durante 20 años.
Ante las acusaciones, los directivos del colegio solaparon
a sus empleados e intentaron desprestigiar a los padres de familia que
alertaban sobre los abusos; incluso destruyeron pruebas que incriminaban
a los victimarios…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1965 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
/1 de julio de 2014)
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