MEXICALI, B.C. (apro).- Fernando Sánchez Arellano, El
Ingeniero, nunca imaginó que la codicia de sus cercanos terminara
abruptamente con su carrera delictiva.
Según fuentes consultadas por el reportero, al sucesor del Cártel de
los Arellano Félix lo “pusieron”, como un ajuste de cuentas.
La versión tiene sustento: el gobierno de Estados Unidos, a través de
la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en
inglés), ofreció una recompensa de 5 millones de dólares a quien
aportara información precisa para detener al narcotraficante.
En esta entidad nadie supo del operativo militar para capturar al
integrante de la segunda generación Arellano Félix: ni la Secretaría de
Seguridad Pública ni la Procuraduría General de Justicia del Estado
(PGJE). Tampoco la delegación de la Procuraduría General de la República
(PGR) ni la Segunda Zona Militar.
El gobernador Francisco Vega de Lamadrid se limitó a informar que
esperaría la confirmación de las autoridades federales para emitir
cualquier información.
Al mismo tiempo en que el mandatario decía lo anterior, en la Ciudad
de México el titular de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), Monte
Alejandro Rubido García, corroboraba la información que circuló desde la
noche del pasado lunes: que El Ingeniero había sido capturado.
Según el funcionario, el narcotraficante fue detenido alrededor de
las 16 horas, tiempo del Pacífico, en la colonia Centro del municipio de
Tijuana, sin realizarse un solo disparo, en cumplimiento de un
mandamiento judicial.
Durante la detención, elementos de la Secretaría de la Defensa
Nacional y de la PGR aseguraron al presunto delincuente aproximadamente
100 mil dólares en efectivo.
Aunque inicialmente se dijo que Sánchez Arellano fue capturado en una
casa, lo cierto es que se encontraba en un restaurante, con familiares.
En la rueda de prensa, Rubido García informó que la organización
delictiva dirigida por Sánchez Arellano opera principalmente en los
municipios de Tijuana, Playas de Rosarito, Tecate y Ensenada, y que sus
principales actividades son: tráfico de drogas, extorsión, secuestro y
homicidio.
De acuerdo con el funcionario, Sánchez Arellano se integró a la
organización delincuencial a fines de 2002 y se manejaba con un bajo
perfil, lo que le permitió desenvolverse de manera discreta en la ciudad
de Tijuana.
En 2008, Sánchez Arellano y Eduardo Teodoro García Semental, El Teo,
mantuvieron una pugna por el control de la organización, lo que derivó
en múltiples y violentos enfrentamientos entre ambas fracciones.
Tras la detención de García Simental, el 12 de enero de 2010, Sánchez
Arellano pudo reestructurar la organización y asumir el control pleno
de la misma.
Con diversas averiguaciones previas en su contra, la PGR ofreció
desde enero de 2011 una recompensa de 30 millones de pesos por
información que derivara en la captura del líder del Cártel de los
Arellano Félix.
Tras su captura, El Ingeniero fue trasladado a las instalaciones de
la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia
Organizada (SEIDO) de la PGR, donde hasta el cierre de esta edición
seguía rindiendo su declaración ministerial.
En Baja California circula la versión de que detrás de la detención de El Ingeniero se encuentra Joaquín El Chapo Guzmán.
Los antecedentes
Sánchez Arellano salió a la luz pública luego de la recomposición que
sufrió la organización de los Arellano Félix tras las detenciones de
Benjamín, Francisco y Javier y de sus principales lugartenientes, así
como la muerte de Ramón y de Jorge Briseño, El Cholo.
En enero de 2011, en su edición número 1800, la revista Proceso
publicó un reportaje titulado “El discípulo”, en el que señalaba que
gracias a la protección de la policía y a su habilidad para tejer
alianzas con el Cártel de Sinaloa y La Familia Michoacana, Luis Fernando
Sánchez Arellano, el más importante operador del clan de los Arellano
Félix, intentaba consolidar a la organización fundada por sus tíos en la
década de los ochenta en Tijuana.
El Ingeniero o El Alineador, se inició en el cártel de Tijuana desde
2002. En 2011, con 34 años de edad, su poder se extendía en 10 estados e
incluso surgió un corrido que lo definía como habilidoso y matón.
Líder de la nueva generación de una de las organizaciones más
poderosas del continente, El Ingeniero viajaba con frecuencia a
Monterrey y Guadalajara, aunque también lo hacía a las ciudades
californianas de Los Ángeles, Beverly Hills y Poway. Hasta entonces
nadie lo había molestado, pues de acuerdo con especialistas de la
región, la policía de Baja California le brindaba protección a él y a
los sicarios que lo rodeaban.
Luis Fernando estuvo a punto de ser detenido el 26 de octubre de
2008, cuando fue capturado su tío Eduardo Arellano Félix, El Doctor.
Nadie supo cómo escapó Luis Fernando en aquella ocasión. Fuentes
policiacas consultadas por el reportero aseguraron que El Ingeniero
abandonó la casa de su tío media hora antes del arribo de los agentes.
El ascenso
Luis Fernando Sánchez Arellano es hijo de Alicia Arellano Félix,
según la PGR, aunque otras versiones afirman que su madre es Enedina.
Sin embargo, Proceso recabó información que indica que en realidad el
capo tijuanense es sobrino de Enedina, La Jefa, la única mujer que
encabezó un cártel en el mundo.
La DEA y la PGR aseguraron que ella nunca estuvo desligada de las
actividades del cártel familiar, incluso le atribuyeron funciones
específicas, como el blanqueo de divisas obtenidas por el trasiego de
droga. Y aun cuando al principio estuvo bajo resguardo de sus hermanos
Ramón y Benjamín –fundadores del cártel de Tijuana–, tras la muerte del
primero y la captura del segundo, Enedina pasó a ser la pieza más
importante de la organización.
Y fue precisamente la captura del Tigrillo en agosto de 2006 la que
le allanó el camino a Luis Fernando. Su ascenso se consolidó dos años
después, tras la caída de su tío Eduardo Arellano, pese a que la DEA lo
consideraba una “figura menor y sin dotes de liderazgo”.
Luis Fernando formó una sociedad con Teodoro García Simental, El Teo,
a quien las autoridades federales consideraban el principal sospechoso,
decían, por haber informado a la policía, a través de terceros, sobre
la ubicación de Eduardo Arellano Félix.
El grupo estaba conformado sobre todo por jóvenes –“la nueva sangre
del narco”–, y mediante él el cártel intentó recobrar el poder que tuvo
cuando los hermanos Ramón y Benjamín Arellano Félix. Ambos llegaron a
ser considerados “los dueños de Baja California”, pues controlaban a la
policía, altos mandos del Ejército, e incluso infiltraron el poder
político durante el sexenio de Ernesto Ruffo Appel (1989-1995).
Las pugnas internas se desataron cuando El Teo se acercó a la célula
de los hermanos Beltrán Leyva, quienes después de romper relaciones con
Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, comenzaron a ser perseguidos por el
Ejército, la PGR y la Secretaría de Seguridad Pública.
Al sentirse traicionado, Luis Fernando rompió con El Teo, quien
decidió trasladarse a La Paz, Baja California. Desde ahí ordenaba que
sus gatilleros desataran balaceras y planeaba los secuestros de
empresarios tijuanenses para calentar la plaza.
Pronto, las autoridades policiacas de Tijuana, encabezadas por el
teniente coronel Julián Leyzaola –quien llegó a esa ciudad fronteriza a
resolver el problema de la criminalidad–, enfocaron sus baterías hacia
El Teo. Con el apoyo de altos jefes militares y de la policía local
comenzaron a golpear la estructura del gatillero. La fracción que
encabezaba Luis Fernando siguió gozando de protección e impunidad.
En Tijuana se comentó entonces que Leyzaola sólo tuvo logros “a
medias”. Su trabajo de golpeteo y las detenciones tenían el propósito de
limpiarle la plaza a Luis Fernando, el nuevo jefe del cártel de
Tijuana, quien después se dio el lujo de pactar con los jefes de La
Familia Michoacana y con el cártel de Sinaloa, el más poderoso de México
(Proceso 1794).
Las pugnas
Los bandos encabezados por Teodoro García Simental y Luis Fernando
Sánchez Arellano tuvieron decenas de enfrentamientos en Baja California,
sobre todo en Tijuana. Uno de los más recordados ocurrió a principios
de 2008. En esa ocasión hubo 15 bajas.
En su edición 1929, el semanario Zeta informó que, tras su
fragmentación, las células del cártel de Tijuana comenzaron a secuestrar
por su cuenta a empresarios locales, por lo que Luis Fernando convocó a
un encuentro al Teo y a una decena de policías municipales, todos ellos
ligados al narcotráfico, para abordar el asunto. El encuentro se
realizó la madrugada del día 26 en un lugar conocido como El Guaycura.
El Teo nunca llegó.
Cuando el enviado de Sánchez Arellano, un sicario conocido como El
7-7, le informó por radio que ni El Teo ni sus sicarios acudieron a la
cita, el capo dio la orden de acabar con los mensajeros. Y se desató la
balacera. Algunos testigos declararon ante el Ministerio Público que en
el lugar se encontraba el jefe de sicarios del cártel de Tijuana,
Armando Villarreal.
Los seguidores de García Simental que llegaron al Guaycura se
identificaban con las “claves R” y los encabezaba un gatillero conocido
como El Cabezón. Según los testigos, El 7-7 le vació la pistola a
Alfredo Delgadillo Solís, La Máquina, un policía municipal al servicio
del Teo.
La guerra entre El Teo y Sánchez Arellano se desató a partir de esa
fecha. Sin embargo, la buena estrella del Teo se apagó. En enero de 2010
fue detenido en una lujosa zona residencial de La Paz, Baja California,
por un comando militar.
El Ingeniero
De acuerdo con su perfil criminal, Luis Fernando Sánchez Arellano
carga la impronta de sus tíos. Con frecuencia se enfrentaba con su tío
Benjamín, preso en el penal de La Palma desde 2002. Según las
autoridades federales, también se hacía llamar Fernando Zamora Arellano,
un nombre que utilizaba para ocultar su identidad; su apodo de El
Ingeniero se debe a que estudió ingeniería en una escuela privada.
El capo solía ir siempre acompañado por sus sicarios, uno de sus
preferidos era El Pit, pero tuvo que relevarlo luego de que fue
arrestado en el casino Agua Caliente, propiedad de Jorge Hank Rhon.
La historia de Luis Fernando en el mundo del hampa es corta, pero fue inmortalizada en un corrido titulado El Discípulo.
Algunos fragmentos:
Sus maestros son de altura
Es de reconocer
Han sido los más buscados
En la Unión Americana
Y en México también…
El discípulo es alegre
Pero valiente también
Sabe ser amigo
Por la mala ni le busquen
Porque encontrarán la muerte…
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