Washington—
Convertida en refugio de parientes de políticos de alto perfil de éste y otros
sexenios, la representación diplomática mexicana en Estados Unidos se ha vuelto
un laberinto de intereses comerciales y económicos poco transparentes, bajo el
cobijo del embajador Eduardo Medina Mora.
Entre el personal
“privilegiado” de la embajada de México en Washington destacan dos nombres:
Gabriela Saade Murillo, nieta de Jesús Murillo Karam, titular de la
Procuraduría General de la República (PGR), y Sergio García Gómez, esposo de
Cecilia Nahon, embajadora argentina ante la Casa Blanca.
Los cargos de Saade
Murillo y García Gómez, quien es mexicano y ahora el número dos en la
representación de la Secretaría de Economía en la embajada, pueden implicar
conflictos de interés. De hecho, estos privilegiados laboran casi en
circunstancias fantasmales.
En la relación del
personal diplomático extranjero que el Departamento de Estado muestra en su
página en Internet (www.state.gov/s/cpr/rls/dpl/221208.htm#M), actualizada el
pasado 4 de febrero, la nieta de Murillo Karam aparece como “consejera”
asignada a la representación de la Secretaría de Gobernación en la embajada
mexicana.
En el inciso
correspondiente a México aparecen los nombres de las personas a las cuales
Washington les asignó pasaporte diplomático a petición de la Secretaría de
Relaciones Exteriores (SRE).
No obstante, en la
representación de la Secretaría de Gobernación en la embajada dicen que ahí no
trabaja Gabriela Saade Murillo.
Por cierto, la
representación de Gobernación en la sede diplomática está a cargo de Gabriela
Rojas Jiménez, esposa del ex embajador de Estados Unidos en México Carlos
Pascual e hija de Francisco Rojas, ex coordinador del PRI en la Cámara de
Diputados y hasta hace poco director de la Comisión Federal de Electricidad.
La oficina de prensa
de la embajada en Washington rechazó comentar el caso de la nieta de Murillo
Karam y la reciente contratación del esposo de la embajadora argentina.
Pero si de manera
oficial se niega que Saade Murillo labore en esas instalaciones, funcionarios
de la embajada confiaron a Proceso que la joven ha sido vista recientemente al
entrar y salir del inmueble en esta capital.
El pasado 24 de
abril este corresponsal llamó al conmutador general de la sede diplomática
(202-728-1600) y solicitó hablar con Saade Murillo. Sin titubear, una empleada
transfirió la llamada. La extensión timbró unas cuatro veces y entonces
contestó una grabadora: “Gabriela Saade”. Se trata de la respuesta automática
para indicar que se deje el mensaje porque la persona está ausente.
La oficina de prensa
no quiso dar información ni siquiera ante este dato irrefutable de la presencia
de la nieta de Murillo Karam como personal diplomático, por lo que no se sabe
qué actividad desempeña.
La posibilidad de
que haya conflicto de interés es evidente en el caso de Rojas Jiménez, ya que
su marido no sólo fue embajador del gobierno de Estados Unidos en México
(Proceso 1904), sino que actualmente es enviado especial y coordinador
internacional para asuntos energéticos del Departamento de Estado.
En estos momentos el
Congreso mexicano permanece enfrascado en el debate para la aprobación de las
leyes secundarias en materia energética y en la definición de los
procedimientos para abrir Pemex al capital privado.
Pascual es el
funcionario a quien el Departamento de Estado designó para velar por los
intereses energéticos de Estados Unidos en el mundo y, como es sabido, las
empresas petroleras estadunidenses siempre han estado ansiosas de participar en
la apertura de Pemex y de todo el sector energético mexicano. Por ello el
gobierno de Estados Unidos ha insistido en recomendar a México la privatización
de sus recursos energéticos, como parte de las iniciativas para el avance
macroeconómico.
EL FACTOR ARGENTINO
García Gómez está en
la misma situación que Saade Murillo. Su contratación hace alrededor de un mes
como número dos en la representación de la Secretaría de Economía se dio justo
cuando el presidente de México otorgó su apoyo a la presidenta Cristina
Fernández ante la crisis de los “fondos buitre” (Proceso 1953).
Proceso buscó una
respuesta oficial en la oficina de prensa de la embajada que encabeza Medina
Mora sobre las razones para contratar a García Gómez, y aunque no hubo
respuesta, el propio esposo de la embajadora argentina envió su currículum al
reportero, sin que éste se lo hubiera solicitado.
“Sergio García
Gómez, mexicano, 41 años. Idiomas: Español (lengua natal). Inglés (100%).
Francés (50%)”, se lee al principio del documento. Pero eso no explica por qué
consiguió de manera exprés un empleo diplomático en Washington, con un sueldo
del que no debe pagar ni un centavo de impuestos, además de los privilegios de
los cuales ya goza como esposo de la embajadora de Argentina ante el gobierno
de Barack Obama.
En la representación
de la Secretaría de Economía en dicha embajada, García Gómez es lugarteniente
de otro privilegiado: Antonio Ortiz Mena López Negrete.
Este funcionario es
nieto de Antonio Ortiz Mena, quien fuera secretario de Hacienda en los sexenios
de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz y de 1971 a 1988 presidente del
Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con sede en Washington.
(PROCESO/ J.
Jesús Esquivel/05 DE MAYO 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario