Pobladores
de los municipios de Nuevo León cercanos a la Cuenca de Burgos llevan
meses padeciendo los movimientos telúricos que, dicen, son provocados
por las perforaciones que realiza Pemex para liberar gas shale. Es sólo
el comienzo del “promisorio” desarrollo de esa industria en México que
impulsará la reforma energética de Peña Nieto.
MONTERREY,
N.L. (Proceso).- Como el estado no se ubica en zona sísmica, los
habitantes del área rural comenzaron a alarmarse en octubre del año
pasado cuando se sintió una serie de trepidaciones de pequeña y mediana
intensidad en el subsuelo. Más de medio centenar de casas se cuartearon y
en algunas rancherías los tejados quedaron tan endebles que sus
propietarios pensaron que iban a caerse sobre sus cabezas.
Juan
Manuel Rodríguez Martínez, especialista en geoquímica, comenta al
reportero que esos movimientos –registrados por primera vez hace seis
meses– se deben a la explotación de gas shale por parte de Pemex en la
zona de la Cuenca de Burgos, donde se localiza uno de los yacimientos
gasíferos más ricos del país y que comparte territorio con Texas.
Según
la Agencia de Información Energética de Estados Unidos, México es la
sexta reserva mundial de gas shale más grande del mundo.
El
energético se extrae mediante el método de fracturación de la piedra por
presión o fracking, lo que es nocivo para el subsuelo, pues no sólo se
emplean materiales explosivos que contaminan las capas, sino que también
hay un gran derroche de agua potable.
A ello se debe que, en época de
estiaje, se registren los temblores, dice Rodríguez Martínez, doctor en
petróleo por el Instituto Petrolero de Moscú.
Hoy, insiste, las
trepidaciones ya se sienten en el centro de la capital regiomontana. El
municipio de Los Ramones, ubicado 80 kilómetros al oriente de esta
ciudad, es el más afectado. Los habitantes ya se reunieron con personal
de la paraestatal para pedir explicaciones y ayuda para reparar las
casas dañadas. Pero los funcionarios niegan que los daños se deban a
esas actividades.
El pozo Tangram 1, donde se iniciaron las
perforaciones el año pasado, está cerca de la presa El Cuchillo. Según
Rodríguez Martínez, existe el riesgo de que se rompa la compuerta, lo
que causaría estragos en la zona.
Ya pasaron seis meses de los
sacudimientos y hasta ahora el gobernador priista Rodrigo Medina de la
Cruz sólo ha dicho que se hará una investigación.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1957 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
/ 7 de mayo de 2014)
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