PLAYA
DEL CARMEN,Q. Roo (proceso.com.mx).- Cuando el padre Pablo Pérez
Guajardo, dio a su computadora “enviar” a una carta dirigida al entonces
superior general de los Legionarios de Cristo, Álvaro Corcuera,
prácticamente selló su salida de Quintana Roo y el retiro de los
permisos para ejercer como sacerdote.
En esa carta, enviada vía
correo electrónico en septiembre de 2010, pedía que Los Legionarios de
Cristo se deslindaran del fundador de esta orden, Marcial Maciel,
acusado de pederastia y corrupción.
Fue entonces que empezó el calvario del padre Pablo en el caribe mexicano.
Recuerda:
“Las
dificultades empiezan cuando envío la carta a Álvaro Corcuera, que en
ese momento era el superior general de Los Legionarios de Cristo,
diciéndole que hay que acabar con el mito del padre Maciel y llamar las
cosas por su nombre porque que era un violador pederasta, un mujeriego,
un borracho”.
De conversación fluida y amable, con una enorme cruz
sobre su pecho, el padre Pablo, no solo se ha opuesto a los abusos de
los Legionarios de Cristo, sino también a los excesos de los gobiernos
municipales locales, y ha combinando sus actividades religiosas dando
servicio a las comunidades, lo que también, dice, le ha originado
dificultades.
Por lo pronto, hace casi un mes, el obispo Pedro Pablo Elizondo Cárdenas le retiró los permisos para ejercer como sacerdote.
El
padre Pablo detalla a Proceso algunos de los abusos de los Legionarios
de Cristo en Quintana Roo y componendas con el ahora expresidente
municipal de Solidaridad (Playa del Carmen es la cabecera), Filiberto
Martínez.
En su andar para ser reivindicado y volver a ejercer
como sacerdote, también se ha encontrado con desagradables sorpresas de
personajes en los que confiaba, pues dice que fue rechazado por el
obispo de Saltillo, Raúl Vera López, a solicitud de los Legionarios de
Cristo.
Ordenado sacerdote el 3 de enero de 1991, por Juan Pablo
II y con más de siete años de vivir en Playa del Carmen, el Padre Pablo
tuvo contacto directo con el padre Marcial Maciel, pues de 1986 a 2006
sirvió en Roma en la Dirección General de Legionarios de Cristo en
diversas labores de apoyo en el Archivo Histórico, la Secretaría General
y la Administración General.
Refiere que en los últimos años de
estancia en la capital de Italia, Marcial Maciel se ausentaba todos los
fines de semana. Sus colaboradores cercanos argumentaban que se retiraba
a descansar aquejado por sus enfermedades y la carga de trabajo, pero
en realidad, precisa Pérez Guajardo, “se iba al hotel Hilton, donde se
hospedaba con alguna de sus amantes”.
En 2006, el padre Pablo
regresó a México, para estar con su madre, a quien le habían
diagnosticado cáncer y tras su muerte, recorre durante algunos meses
diferentes estados, como acompañante del padre Javier Molina, a fin de
recaudar fondos y “dar dirección espiritual” a los donantes.
Un
año después llega a Quintana Roo, a la prelatura Cancún-Chetumal y tras
permanecer unos meses en la capital del estado, el obispo Pedro Pablo
Elizondo, lo manda a Playa del Carmen.
Recuerda que con tan solo
20 pesos en la bolsa llegó al fraccionamiento popular “La Guadalupana”,
que tiene una iglesia del mismo nombre, en una zona muy alejada del
centro de la ciudad y con graves problemas sociales, uno de ellos, el
alto número de suicidios en el municipio de Solidaridad, que en ese
entonces abarcaba Tulum y comunidades mayas.
Entonces, el padre
Pablo decidió no solo desempeñar su labor como sacerdote, sino también
vincularse socialmente con la comunidad, la mayoría inmigrantes
tabasqueños y chipanecos.
“Nunca imagine que iba a cobra una importancia oficial o eclesial todo lo que estábamos haciendo ahí”, refiere.
Paulatinamente se vincula con la comunidad. Para verlo se hacen filas en la calle.
El
caso es que la presencia del padre Pablo se extendió a cuatro colonias y
fraccionamientos de los llamados de nueva creación y alejados del
centro de Playa del Carmen y destaca que se logró abatir el índice de
suicidios en “La Guadalupana”.
Hasta que en 2010,
indignado por los informes contra Marcial Maciel, determina enviar la
carta a Álvaro Corcuera, aunque la respuesta le llega por conducto del
obispo Pedro Pablo Elizondo, también Legionario de Cristo.
“Al
obispo le molesta mucho porque estoy rompiendo la unidad eclesial”,
recuerda. Y por si fuero poco, algunos padres de Playa del Carmen, se
quejan ante el obispo Elizondo de que “estaba aplicando la Teología de
la Liberación”, a lo que respondí que “no estaba aplicando la Teología
de la Liberación, sino estando cerca de la gente”.
Por ejemplo,
recuerda que una de las primeras acciones con la comunidad fue orientar a
los padres de familia a que no pagaran los 600 pesos que les exigía el
director de la escuela como cuota voluntaria y rechazar el uso de
uniformes escolares.
Otras de las acciones que promovió, dice, fue
limpiar, con la ayuda de los niños del catecismo, las calles de la
colonia “La Guadalupana”.
Incluso, ayudó a mujeres víctimas de
violencia intrafamiliar a defenderse y no temer separarse de sus
esposos, a pasar de estar casadas pro la iglesia.
“No estábamos
repartiendo cuernos de chivo y pasamontañas para hacer un guerrilla
zapatista, sino diciéndole a la gente cuáles son sus derechos”, subraya.
Pero
su situación en Playa del Carmen, se complicó más, cuando en 2011 asume
la presidencia municipal de Solidaridad, el priista Filiberto Martínez
Méndez.
“Por su peculiar sicología, cualquier cosa negativa que se
pudiera observar, las consideraba como un crítica más que a la
administración, a su persona”, refiere.
Y el principal
desencuentro entre el padre Pablo y el entonces alcalde Martínez fue su
insistencia en que apoyara la instalación de una antena telefonía
celular en la colonia, debido a que las personas de esa comunidad
estaban incomunicadas por esa vía.
Sin embargo, Martínez se niega a
atender esa solitud porque según su apreciación, el entonces alcalde
“quería que la empresa le pagara una cantidad”.
EL padre Pablo
también encabezó la exigencia de colocar topes en un crucero en el que
se han presentados accidentes de manera constante.
Finalmente, el
alcalde se alía con el obispo Elizondo, a través del padre Fernando
Rodríguez, director de Cáritas de Quintana Roo, quien circula en un auto
Mercedes Benz y es hermano del entonces director de Desarrollo Urbano,
Carlos Rodríguez.
Resume:
“Filiberto le habla al obispo y
le dice que el padre Pablo le está causado molestias. El obispo ya está
molesto conmigo por la carta y las críticas al Padre Maciel al que
defendió porque fue quien lo hizo obispo”.
Y para obtener el apoyo del obispo, Filiberto dona terrenos municipales a la prelatura Cancún-Chetumal.
El
padre Fernando habla con el obispo y le dice que el presidente
municipal está dispuesto a darles unos terrenos si quitan al padre
Pablo, detalla.
Y el 15 de agosto el padre Pablo es retirado de
“La Guadalupana” y vetado en todo el estado. El 8 de septiembre sale de
Quintana Roo y opta por buscar al obispo de Saltillo, Raúl Vera.
Y
si bien el obispo Vera inicialmente lo tuvo a prueba unos días, asegura
que finalmente le pidió que se retirara, luego que habló con Héctor
Julián, un enviado de Legionarios de Cristo a Saltillo.
Entonces
el padre Pablo decide regresar a Playa del Carmen y valora que de
entrada la problemática política está resuelta con el cambio de
autoridades municipales.
Sin embargo, a principios del año recibe
otra carta del obispo Elizondo “en la que no me da permisos de celebrar
misas, bautizos, sacramentos”.
A pesar de ello decide permanecer
en Playa del Carmen, en donde se dedica a realizar diversas actividades
de apoyo en la comunidad, como atender un escuela, organizar un “club de
tareas” y apoyar a enfermos.
Y sostiene:
“Yo voy a seguir ayudando a la gente, no necesito permiso para ayudar”.
Pecados en Quintana Roo
De acuerdo con el padre Pablo, los Legionarios de Cristo tienen en Quintana Roo un historial de abusos y excesos.
De
hecho, destaca la enorme influencia de Los Legionarios de Cristo en la
entidad, pues la mayoría de de los 120 padres que hay en la entidad
pertenecen a esa orden.
Pero además subraya:
“Es el único
lugar del mundo gobernado por un Legionario de Cristo”, pues la
prelatura Cancún-Chetumal tiene un obispo de esa orden en la persona de
Pedro Pablo Elizondo.
De igual forma, destaca que en Quintana Roo,
que tiene 39 años de su creación como estado libre y soberano, tuvo
desde sus inicios a sacerdotes de la orden de los Legionarios de Cristo,
e incluso a víctimas del padre Marcial Maciel.
“Varios padres que
vinieron, fueron víctimas de él, como el padre (Jesús Martínez) Penilla
de Isla Mujeres y Manuel Fernández”, recuerda.
Pero también
revela que hay sacerdotes de los Legionarios de Cristo que han cometido
abusos sexuales, e incluso han sido defendidos por empresarios como
Fernando García Zalvidea, que murió el año pasado y que fundó en Cancún
la Ciudad de la Alegría, para la atención a desamparados.
“Los
delincuentes han sido el padre Fernando Martínez, que fue director del
colegio Cumbres de Cancún pero que también había cometido abusos en el
Cumbres de México y que ahora está en Salamanca España.
“Otro es
Brendan Hurley, que en su momento fue capellán de la academia Maddox y
del Instituto Oxford, de la Ciudad de México y que venía acá de
vacaciones y que los trabajadores del centro equino turístico, Loma
Bonita, que ya no existe, lo denunciaron ante el padre Fernando
Rodríguez, quien les aconsejó que no estuvieran diciendo cosas feas.
“El
caso más reciente fue el de Raúl Le Blanc, quien era capellán de Madre
Amiga en la Ciudad de Alegría de Cancún y lo acabaron enviando a Canadá
mientras que García Zalvidea “indemnizaba” con una buena cantidad a los
papás de víctimas.
Finalmente, destaca que también los Legionarios
de Cristo han defraudado a católicos de Estados Unidos y Canadá al
pedir fondos para las comunidades mayas del estado.
“No hay
iglesias, no hay dispensarios médicos, no hay taller de capacitación y
hay cantidad de pueblos en lo que no hay un solo católico porque ningún
legionario habla maya porque no hay interés en ellos”, resume.
En
cambio, destaca que hay Legionarios de Cristo que hablan inglés y
francés, que se dedican a celebrar bodas en Cancún y la Riviera Maya,
que les reportan importantes ingresos.
/28 de mayo de 2014)
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