MÉXICO,
D.F. (Proceso).- La situación de las jóvenes víctimas de la red de
prostitución presuntamente organizada por Cuauhtémoc Gutiérrez,
presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Distrito
Federal, es la realidad presente y el espejo del futuro para millones
de las y los jóvenes más preparados del país. El sistema neoliberal
impulsado por Enrique Peña Nieto y sus secuaces pretende convertir a
todo México en una gran red de prostitución al servicio de la clase
política, la oligarquía nacional y los intereses financieros globales.
Tres
décadas de políticas antipopulares han cancelado las oportunidades y
las esperanzas de la juventud mexicana. De acuerdo con datos de la
Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación
Superior (ANUIES), para 2020 menos de 10% de quienes egresan de la
universidad conseguirán un empleo de calidad dentro de su profesión. Y
la mayoría no obtendrán trabajo alguno, sino que tendrán que recurrir a
la economía informal, el crimen, la prostitución o la migración para
sobrevivir.
Esos datos fueron recolectados antes de la llegada de
Peña Nieto al poder. Después del año de contrarreformas, la situación
será en realidad mucho peor.
Como consecuencia de la reforma
energética, un gran porcentaje de las ocupaciones más calificadas caerán
en manos de los extranjeros contratados por las empresas
transnacionales que vendrán a saquear el país. Como resultado de la
reforma laboral, las condiciones de trabajo para los jóvenes cada día se
degradarán más, ya que tendrán que recurrir a subcontratistas para
conseguir empleo y podrán ser despedidos sumariamente a la menor
provocación. Debido a la fiscal, estos mismos jóvenes se verán obligados
a pagar un mayor porcentaje de sus raquíticos salarios al fisco. Y
debido a la reforma financiera, nuestros estudiantes más preparados
podrán terminar en la calle, o incluso en la cárcel, si no puedan pagar
sus deudas.
La buena noticia es que la gran mayoría de los
universitarios saben perfectamente bien que estas contrarreformas
constituyen una traición a la juventud. La Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), en particular, constituye un bastión de pensamiento
crítico e independiente. Por ejemplo, en el simulacro electoral
realizado ahí el 17 de mayo de 2012 con motivo de la elección
presidencial, Enrique Peña Nieto recibió únicamente 5.19% de los
sufragios, y Josefina Vázquez Mota apenas 4.33%.
El candidato de la
izquierda, Andrés Manuel López Obrador, fue favorecido por 85.61% de los
sufragios. Si bien #YoSoy132 inició en la Universidad Iberoamericana,
fueron los dignos estudiantes de la UNAM, la UAM, el IPN y las
universidades públicas en todo el país quienes, al engrosar las filas
del movimiento, permitieron que el esfuerzo pasara de ser una
manifestación aislada a un verdadero movimiento social.
En este
contexto, el poder autoritario busca cualquier pretexto para intimidar y
desarticular a los universitarios. Por ejemplo, Miguel Ángel Mancera
mantiene presos a una docena de jóvenes detenidos arbitrariamente
durante manifestaciones públicas. Y el 26 de marzo los granaderos del
Distrito Federal entraron a Ciudad Universitaria en respuesta a una
sospechosa provocación de los ocupantes del auditorio “Che Guevara”.
La
entrada de policías antimotines en la UNAM constituye una abierta
violación a la autonomía universitaria. La función del Agrupamiento
Granaderos no es más que disuadir, reprimir y disolver las
manifestaciones sociales. Su forma de resolver conflictos no tiene
cabida dentro de un contexto universitario que debe ser caracterizado
por el diálogo, la pluralidad y el trabajo en conjunto.
En efecto,
el nombre de “granaderos” proviene de una tropa de élite que se formó
dentro del ejército francés durante el siglo XVII. Fueron llamados de
esa manera por su destreza en el manejo de “granadas” para desalojar el
camino con el fin de permitir el avance de las tropas regulares. Hoy
Mancera utiliza su propio agrupamiento con el mismo propósito, para
ablandar y amancillar a los jóvenes conscientes y así despejar el camino
hacia la aplicación de las contrarreformas del Pacto por México.
Es
cierto que la autonomía universitaria no es equivalente a la
extraterritorial, pero las acciones de Mancera tampoco son neutrales o
inocentes. La UNAM cuenta con su propio cuerpo de seguridad y con plena
autonomía de gestión. No debemos permitir que actores políticos externos
interfieran en la vida interna de la universidad. Este principio
también aplica, desde luego, a los ocupantes del auditorio “Che
Guevara”, quienes deberían entregar las instalaciones inmediatamente a
la comunidad de la Facultad de Filosofía y Letras para establecer un
verdadero espacio de autogestión estudiantil.
Los traidores no se
contentarán con la privatización del petróleo y la prostitución de la
juventud. No conocen límites y saben perfectamente bien que para
consolidar su predominio tendrán que desarticular y callar la cada vez
más sofisticada y crítica conciencia juvenil. Hay que defender con toda
nuestra fuerza a la UNAM y a las demás universidades públicas del país.
Simultáneamente habría que impulsar una profunda democratización
universitaria para tomar en cuenta y empoderar más a los estudiantes, a
los académicos y a los trabajadores administrativos, tanto en la toma de
decisiones como en el nombramiento de las autoridades.
www.johnackerman.blogspot.com
Twitter: @JohnMAckerman
/12 de abril de 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario