MÉXICO, D.F. (apro).- Hay políticos que caen en lo ridículo
en el afán de encubrir la realidad. El gobernador del Estado de México,
Eruviel Ávila, es uno de ellos si vemos como ha tratado de ocultar la
creciente violencia en su entidad que se ha convertido en botín del
crimen organizado. Lo mismo lo fue Enrique Peña Nieto que, con el afán
de no empañar su carrera hacía Los Pinos, oculto la basura debajo del
tapete y ahí la dejó.
A la vieja usanza, la edición 1950 de la revista Proceso
-que contiene un trabajo sobre la disputa del territorio mexiquense por
los cárteles de Jalisco Nueva Generación, la Familia Michoacana, Los
Caballeros Templarios y los Zetas- fue adquirida de manera masiva en
diversos municipios del Estado de México y algunos puntos del Distrito
Federal, con la clara intención de evitar su circulación.
Es ridículo intentar bloquear la información en una era en la que,
precisamente, la libre circulación de los datos en la red global es la
base principal de las redes sociales.
Lo que intentaron hacer los grupos de personas que compraron miles de ejemplares de Proceso
es una de las formas más arcaicas de la censura que por décadas
practicaron los gobiernos del PRI tanto a nivel estatal como federal. Lo
único que lograron fue verse tan ridículos como un dinosaurio tratando
de usar una computadora.
El efecto de esta intentona de ocultar la información resultó
contraproducente. En las redes sociales se viralizó la información de la
compra masiva de la revista y eso llamó más la atención de los usuarios
de la Red y los integrantes de las redes sociales, la mayoría de ellos
jóvenes que miran con repulsión el regreso del PRI al poder.
Otros gobernadores como los de Veracruz, Quintana Roo, Puebla,
Chihuahua, Michoacán, Nuevo León y Coahuila han hecho lo mismo en su
momento. Pero nadie como en el Estado de México ha alcanzado los niveles
de compra masiva de una edición de Proceso con fines de impedir su circulación.
Desde que Enrique Peña Nieto gobernaba el Estado de México los
niveles de violencia y la presencia del crimen organizado se acrecentaba
a pasos agigantados. Con el control de la prensa, Peña aparentó una
tranquilidad que no existía en la entidad, y cuando se denunció el
aumento de los feminicidios en sus tiempos de precampaña, impidió que se
diera la alerta. Hoy se reconoce que el Estado de México ocupa el
primer lugar en feminicidios del país.
Con menos efectividad que su predecesor, pero también con deseos de
ganar la candidatura presidencial, Eruviel Ávila no ha logrado contener
la información y mucho menos la violencia generada por las bandas del
crimen organizado que tienen el control absoluto de 32 municipios de la
entidad.
La violencia y las bandas criminales han rebasado el gobierno
mexiquense y pese a los ridículos esfuerzos del gobernador para truncar
la circulación de las noticias, además de comprar espacios en Televisa
-donde invariablemente aparecen notas pagadas- esta realidad seguirá
existiendo y miles de mexiquenses continuarán sufriendo el terror creado
por el crimen organizado.
Twitter: @GilOlmos
/ 26 de marzo de 2014)
(Las opiniones contenidas en el texto son responsabilidad exclusiva del autor)
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