Héctor Froylán Campos
Macías / Dossier Politico
HERMOSILLO.- Gildardo Real Ramírez anda mortificado. Y comparte sus
preocupaciones al mariscal de la bancada. Javier Neblina Vega apresurado
acciona el plan. Apenas se sentó en el trono José Serrato Castell y Acción
Nacional asumió el control del parlamento. No en balde, la directiva
congresista tiñe eminentemente de azul. Es Baltazar Valenzuela Guerra quien
apremia. Solicita un receso que el recién electo Presidente del Congreso
concede sin demora. Con aplomo, blande la norma reglamentaria que lo faculta.
Y se van. Raudos. Como almas que llevan el diablo adentro. No voltean. Ni
escuchan aquella rechifla que los persigue. Es la protesta incansable que
parecía alcanzar el objetivo anhelado. Los “Malnacidos” no dan tregua desde
antes de cobrar vigencia el despiadado golpe a la economía de las familias
sonorenses.
Ellos, los ciudadanos del movimiento “No más Impuestos” –llegaron de Ciudad
Obregón, Navojoa, Guaymas, Nogales y Caborca—, constituyen un fardo que pesa
sobre la conciencia de quienes el 13 de diciembre traicionaron a su pueblo.
Este jueves, una tenue esperanza flota en el tenso ambiente del sacrosanto
recinto de sesiones.
Y es que, en la agenda que los dirigentes parlamentarios acordaron para
escribir el epitafio a la prolongada parálisis que afecta al Congreso, está
incluido el resolutivo de las comisiones de Hacienda que deroga el
controversial impuesto a la tenencia vehicular. El COMUN, para decirlo pronto.
Pero entre los panistas –no todos, claro, convienen algunos de sus
opositores— el valor a la palabra empeñada, es una virtud proscrita.
Y la argucia perpetrada minutos después de iniciar las hostilidades en el
pleno, ha exhibido sus miserias. Ha descobijado sus temores. Los asaltó la
incertidumbre. Los corrió el miedo.
Al grado de que Humberto Jesús Robles Pompa se explaya para repetir lo que
vociferó al pastor del PAN cuando rehuía a su compromiso. “Sí, le dije que no
fuera joto; que se devolviera a sesionar”.
El priista reveló que los diputados panistas evadieron su responsabilidad
al verse perdidos. “No tenían los votos. Les salieron mal las cuentas”. El
representante popular de Nogales está convencido de que los votos para derogar
el COMUN ya los tienen.
La fracción gobernante del PAN y Nueva Alianza no dio la cara. Más de
cuatro horas ausentes del pleno abonaron las suspicacias que despertó el
titubeo de la perredista Hilda Alcira Chang Valenzuela.
El diminuto diputado del PAN, el primero en hacer pública su temprana
aspiración por la alcaldía de Hermosillo, Gildardo Real, confirmó las sospechas
con sus opositores. Cuentan que vomitó chines y jotas en contra de los
operadores del régimen padrecista.
En efecto, una rápida ecuación numérica de los sufragios en el pleno,
habría truncado su enfermizo triunfalismo.
Y si algo los espantó, fue el hecho que Carlos Navarro López abandonara su
convalecencia.
Un sonoro aplauso, tan vibrante y caluroso como el brindado a su
correligionaria, saludó su renqueante arribo al pleno legislativo. Dioquis
porque los panistas ya iban en franca retirada.
Samuel Moreno Terán ha intercambiado palabras con Neblina. Un fugaz
diálogo. Quizá recriminaciones. Tal vez reproches.
El también presidente de la Comisión de Régimen Interno y Concertación
Política (CRICP) se vuelve hacia la gente cuya gritería atrapa al caos que
generó la deliberada trampa.
“Esto es una cobardía legislativa”, condenó Moreno Terán, el que abría los
brazos como diciendo “qué hacemos”. Y el del Verde Ecologista, Vernon Pérez
Rubio, lo imita.
El dirigente de la fracción del PRI sube a la tribuna cuando el médico
militar José Luis Marcos León Perea toma el nivel de la presión arterial al
perredista. Navarro López se ve grave. Un mudo gesto de dolencia llama a la
compasión de sus colegas. Su afección empeoró en los momentos más aciagos del
frustrado inicio del período ordinario de sesiones.
“Traía una crisis hipertensiva”, diagnosticó el legislador guaymense.
--¿Quiere decir que traía la presión hasta el gorro, doctor?.
“Peor que eso”, dramatizó León Perea.
Y al titular de la Representación Parlamentaria del PRD lo sacan en peso.
Lo cargan Robles Pompa y el vástago de Carlos, el mismo que lo trajo hasta su
curul. El mismo que lo hospitalizó en el CIMA. Por solidaridad, el bloque
opositor decide volver al pleno hasta el martes próximo.
Total: había quedado demostrado quiénes eran los responsables de la
parálisis, de la crisis política.
Más allá de las cinco de la tarde, los reporteros pretendieron ingresar al
salón de plenos donde Serrato Castell ordenaba pasar lista. Estaba cerrado.
Bajo llave. La plenaria pretendió reanudarse sin quórum. Sin gente. Sin
“malnacidos”. Sin la inquisitiva mirada del público.
El presidente del Congreso apurado “clausuró” una sesión sin la asistencia
reglamentaria en el pleno.
Y el acábose: la declaratoria inaugural del segundo período ordinario de
sesiones, quedó en vilo, en suspenso.
La legalidad del parlamento, sigue en el limbo.
(DOSSIER POLITICO/ Héctor
Froylán Campos Macías / 2013-04-19)
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