ABC.es
Madrid,
España.-Escándalo por carne de perro en albóndigas holandesas (que pueden estar
enfermos), en la cadena alimentaria puede desencadenar un enorme escándalo de
salud pública de incalculables consecuencias.
Lo que se plantea es
lo siguiente: la utilización de estos animales de compañía muertos para la
elaboración de pienso para alimentar a las propias mascotas (no permitido),
pero también para ganado que acaba al final destinándose al consumo humano.
A raíz de las
informaciones publicadas por el diario holandés «De Telegraaf», las autoridades
sanitarias de ese país investigan si un mayorista de productos cárnicos de
Ámsterdam habría estado importando cadáveres de perro desde España para
utilizarlas para la alimentación animal e incluso para albóndigas destinadas al
consumo humano.
Las consecuencias de esta investigación han
llegado hasta la Comisión Europea, que ha pedido explicaciones al Gobierno
español sobre el fraude, el cual se ha mostrado «sorprendido» y por el momento
lo ha calificado como de una «historia especulativa».
«Para saber qué es lo que ha pasado exactamente,
escribiremos a las autoridades sanitarias españolas encargadas», ha resumido el
portavoz comunitario de Salud y Consumo, Frédéric Vincent.
El posible atentado
contra la salud pública, al que se llega desde varios frentes, comenzó a
destaparse tras la verificación por parte del Refugio de Animales de Cambados
(Pontevedra) de que había una empresa gallega que se dedicaba a la recogida de
animales vivos abandonados pero que no te dejaba verlos en persona.
«Hace un año y medio fuimos y les dijimos que
queríamos ver a nuestro perro que estaba allí y nos prohibieron la entrada»,
explica Olga Costa, presidenta del refugio de Pontevedra.
Según Costa, en esta
perrera te pedían una descripción del perro y de ser aproximada te lo traían a
la puerta. El resto de animales, en caso contrario, acabarían siendo
sacrificados. Allí no se entraba.
Por ello, se alerto
al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de Vigo que inició una
investigación que acabó con el descubrimiento de un almacén en As Neves
(Pontevedra) con 15 toneladas de animales muertos.
En el caso hay hasta
11 personas implicadas de las distintas empresas involucradas, tal como
informaba la Voz de Galicia.
Aparte de esta
primera, las otras implicadas recogían tanto animales vivos como muertos y los
enviaban a una planta de Salamanca para realizar su incineración.
Después se les
entregaba a los clientes, a los propietarios de los perros, una factura por el
cual la incineración individual se había hecho allí. «Pero allí no se hacen
incineraciones individuales (con las cenizas en una urna), eso es una estafa»,
cuenta Costa.
En septiembre del
año pasado, el juzgado vio delito y la protectora de animales se personó como
acusación particular, por un presunto delito de estafa.
La planta
incineradora ya había sido multada con mil euros en 2008, en una inspección
rutinaria, por la mezcla de las categorías de incineración.
Existe la categoría
1 para aquellos animales domésticos o enfermos que no pueden de ninguna manera
acabar en la cadena alimentaria, y la categoría 3 que sí se puede usar para
fabricar pienso.
«Para hacer pienso
tienes que hacerlo con material de restos de matadero, que han pasado un
control sanitario y veterinario. No puedes hacer pienso con animales de
compañía», explica una veterinaria del refugio.
En esta planta
incineradora de Salamanca se detectó, según Costa, adn de perro y de oveja que
podían haber acabado en la cadena alimentaria para pienso.
Y hay indicios de
que esta empresa ha comercializado con un total de 42 empresas entre nacionales
y extranjeras.
LA ENORME MAGNITUD DEL DELITO
Recientemente se
produjo el caso de la carne de vacuno que contenía carne de caballo. Si éste
era un problema de etiquetado, de transparencia, aquí la trascendencia de la
estafa es mayor en tanto que la utilización de animales abandonados y mascotas
reviste mayor peligro, debido, por ejemplo, al inexistente seguimiento
veterinario en el caso de los primeros o al mayor número de cánceres en los
segundos.
La asociación de
consumidores FACUA exige que se hagan públicas las marcas de piensos que
contienen ADN de perros y ovejas.
Reclaman máxima
transparencia para informar sobre cuáles son las 42 empresas que han puesto en
el mercado estos productos (40 de ellas españolas, de 13 provincias españolas,
además de una holandesa y otra de Portugal) y también que se aclare si hay
constancia de que se hubiesen utilizado para la elaboración de productos
alimenticios para humanos.
«Los consumidores
tenemos que tener confianza, hay más protección a la empresa que al
consumidor», denuncia Olga Costa, la presidenta del refugio gallego, que
denunció judicialmente y alertó de la magnitud del problema, lo que le ha
supuesto recibir «llamadas raras» y presiones para no hacer esto público.
«Es un peligro para la salud pública y para
los propios animales. No quiero que mi mascota además se coma a otra mascota
que ha tenido tratamiento de quimio.
La magnitud del
delito puede ser inmensa, ya que «no se puede descartar que esto se haya
utilizado para la elaboración de productos alimenticios para humanos».
Igualmente sería una manera de propagar enfermedades, en caso de que se
demostrase de que este pienso va, por ejemplo, a ovejas que se acaban comiendo
seres humanos.
¿Por qué se hace? «La materia prima es más
barata», responde Costa.
Un trabajador de la
planta incineradora salamantina (Fernando Corral e Hijos S.L.), preguntado por
ello en un reportaje de Espejo Público, negó que se usen para otra cosa que no
sean pienso para mascotas, algo que tampoco está permitido.
(ZOCALO/ Agencias/05/04/2013 - 05:00 PM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario