Excélsior
Distrito Federal.-
Las luces del escenario circular se apagan, y de repente, una voz grave
anuncia, a través del micrófono, uno de los actos estelares de la tarde. Chicos
y grandes se levantan de sus sillas metálicas, acondicionadas como butacas,
para tratar de ver más de cerca. De pronto, un reflector ilumina el centro de
la pista para descubrir a un hombre de cabello largo y torso desnudo que saluda
a la concurrencia, sujetando con la mano derecha un garrote y con la izquierda
a una leona africana.
“El Guapísimo
Tarzán”, como se hace llamar, aparece una y otra vez en un espectáculo que
visita los pueblos más recónditos de la República Mexicana, en una gira
interminable del circo que se presenta bajo el nombre de Daniel Atayde, donde
las localidades cuestan la módica cantidad de 20 pesos.
La música sube de
volumen mientras el hombre, ataviado con un “taparrabos atigrado”, pasea sobre
el escenario jalando con una gruesa cadena a Morelia, una leona adulta con
evidente estado de desnutrición y marcas de laceraciones en todo su cuerpo.
Al menor intento del
felino por rebelarse, “El Guapísimo Tarzán” deja caer el garrote con toda su
fuerza sobre el cráneo de Morelia. Los espectadores, que en esta ocasión
acudieron a ver la función en Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco, piensan
que cada movimiento fue ensayado y aplauden contentos al ver el dominio del
hombre sobre la bestia.
La función llega a
su fin y familias enteras salen de la carpa celebrando la “valentía” del
domador que, igual aparece con la leona Morelia, que con una hembra de tigre de
bengala llamada Selva o una boa constrictora, bautizada como Boatriz.
Horas más tarde,
elementos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa)
realizan en el lugar una visita de inspección ante denuncias ciudadanas por
“maltrato animal” y una campaña masiva que inició en las redes sociales el 21
de febrero y que invitaba a los usuarios de Facebook a ayudar a las autoridades
a ubicar al circo en su largo peregrinar por el estado.
En un mensaje que se
volvió viral, millones de personas pudieron observar la foto de Morelia, echada
en su pequeña jaula con claros signos de tortura, sobre todo en la parte
frontal del cráneo; la piel con aparente sarna y flaca hasta los huesos.
Durante el operativo
de la Profepa, los representantes del Circo Daniel Atayde no pudieron comprobar
la legal procedencia de las especies de fauna silvestre que utilizaban para su
espectáculo y se pudo confirmar que no existía un “trato digno y respetuoso
hacia los animales”, por lo que se inició un proceso administrativo con el
aseguramiento precautorio de la leona, la tigresa, la boa y un mono araña. Los
ejemplares fueron trasladados al Centro para la Conservación e Investigación de
la Vida Silvestre (CIVS) de Guadalajara, administrado por la Secretaría de Medio
Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), para ser valorados por un médico
veterinario.
De acuerdo con la
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, los empresarios responsables de
los animales podrían ser sancionados con su decomiso definitivo, la revocación
del registro para operar como circo y una multa que puede ir de 50 a 50 mil
días de salario mínimo (de tres mil 238 pesos hasta tres millones 238 mil
pesos).
RESCATE ANIMAL
Días después del
operativo y previa autorización de la Profepa, Erika Ortigoza Vázquez,
directora de Bioparque Convivencia Pachuca, se presentó en el CIVS de
Guadalajara para llevarse a los animales asegurados a sus instalaciones, a un
zoológico en Hidalgo, convertido ahora en una estancia de rescate, recuperación
y rehabilitación de fauna silvestre.
Ortigoza Vázquez
comentó que el caso más grave de los ejemplares asegurados al Circo Daniel
Atayde es el de la leona Morelia, que tiene laceraciones en la piel,
desnutrición grave, deshidratación y una cicatriz profunda en el frontal,
consecuencia de golpes que se repitieron a lo largo de 20 años, así como una
atrofia en su pata derecha, por una descalcificación severa y la extracción que
hicieron de sus garras, con uno de los métodos más arcaicos y crueles que
existen en tortura animal.
“El método que
utilizaron de extracción consistió en darle un garrotazo en sus patas para que
se durmieran un poco y proceder a arrancarle las garras con unas pinzas”,
explicó.
La directora de
Bioparque Convivencia Pachuca detalló que la recuperación de Morelia es
impresionante, pues en una semana subió alrededor de 15 kilogramos y ya se
puede incorporar, caminar e incluso correr.
“Realmente era un
guiñapo, totalmente postrada en su jaula, ya no podía incorporarse. Ahora la
vemos que puede caminar y pelear la comida.
“Ahorita su dieta
consiste en cinco kilos en la mañana y cinco kilos en la tarde de carne roja y
carne blanca de pollo. La intención es que vaya recuperando grasas y
proteínas”, indicó.
Ortigoza Vázquez
señaló que “el objetivo final será rehabilitar completamente a los cuatro
animales asegurados en Jalisco para enviarlos a programas de conservación,
santuarios o áreas de reserva ecológica”.
(DIARIO DE CHIHUAHUA/ Excélsior | 31 de Marzo del 2013
| 06:23 hrs)
No hay comentarios:
Publicar un comentario