Excélsior
Distrito Federal— La
transformación del narcotráfico en México
“limita” las posibilidades de que el Gobierno federal reduzca
significativamente la violencia que genera la delincuencia organizada, afirmó
Stratfor, empresa global especializada en análisis de inteligencia y seguridad.
A través del trabajo
de los expertos Scott Stewart y Tristan Reed, la investigación advierte que los
cárteles mexicanos ya se han convertido en organizaciones criminales
transnacionales.
El análisis explica
que la nueva “narcorrealidad” implica en parte la fragmentación de los cárteles
y la diversificación del crimen, lo que dificulta una pronta erradicación de la
violencia.
Pese a afirmar que
México y Estados Unidos se esfuerzan sin éxito contra el narco, Stratfor alerta
que sería un error que el Gobierno relaje sus acciones anticrimen, esperando
que así se reduzcan los niveles de inseguridad, porque ésta no es generada por
el Estado.
“La escalada comenzó
mucho antes de que Calderón fuera elegido. El cambio en las rutas del narcotráfico
y la competencia entre grupos criminales son el origen de la escalada de la
violencia”, explicó la compañía privada de análisis.
DUDAN EN EU DE CONTROL
La posibilidad de
que el Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto reduzca significativamente la
violencia del crimen organizado está muy limitada por una “nueva
narcorrealidad”, afirmó la empresa de análisis de inteligencia Stratfor.
La situación ya no
es la misma que en 1990 ni la composición de los cárteles o sus actividades son
iguales a las de hace una década tampoco, subrayaron los analistas en un texto
en el que hicieron hincapié en que, en su mayor parte, la violencia no es
iniciada por el Gobierno o por sus fuerzas y de hecho que ni siquiera está
involucrado en la mayoría de los incidentes.
Subrayó que hay un
proceso de fragmentación de los cárteles, debido en parte a la política de los
Gobiernos de México y Estados Unidos de seguir una estrategia de “decapitación”
de los grupos y llevado a la proliferación de organizaciones más pequeñas que
se disputan territorios o rutas.
La organización
privada estadounidense rechazó la idea de que si el Gobierno mexicano fuera a
“ablandar” su posición respecto a los delitos contra la salud habría
posibilidades de calmar la situación y por tanto disminuiría la violencia y
recordó que ésa es una tesis citada con frecuencia.
“Por desgracia, la
reducción de los niveles de violencia no es tan simple”, advirtieron los
analistas Scott Stewart y Tristan Reed en el texto divulgado por Stratfor.
De acuerdo con su
opinión, “la naturaleza y el origen de la violencia en México constriñen
severamente el Gobierno mexicano. Debido a esas limitaciones, la mera
disminución de las acciones gubernamentales contra delitos de drogas tendría
poco impacto en el nivel de violencia”.
Uno de los puntos
principales es que “dado que el Gobierno federal no ha puesto en marcha la
mayor parte de la violencia en México, una decisión del Gobierno de no
desarrollar las investigaciones de drogas haría poco para sofocar la violencia”.
De acuerdo con
Stratfor, habría que recordar que si bien la narrativa popular es atribuir el
comienzo de la guerra de México contra los cárteles a la campaña lanzada por el
ex presidente Felipe Calderón, la verdad es diferente.
“La escalada comenzó
mucho antes de que Calderón fuera elegido, y no fueron las acciones del
Gobierno, sino un cambio en las rutas de contrabando de narcóticos a Estados
Unidos y la competencia por las rutas entre grupos criminales mexicanos lo que
realmente desencadenó la escalada de la violencia”, precisó.
Igualmente, tras
anotar que “hay algunos” que se aferran a la idea de que Peña Nieto puede
forjar algún tipo de acuerdo con los cárteles y volver a la forma como se
afirma que sus predecesores del Partido Revolucionario Institucional usaron
para tratar con los cárteles, Stratfor indicó que la situación en México es muy
diferente de lo que era bajo presidentes anteriores, como Ernesto Zedillo y
Carlos Salinas de Gortari: “Simplemente, son demasiadas partes móviles y
demasiados grupos a los que enfrentar”.
Peor aún, las
organizaciones criminales ya no son simplemente cárteles del narcotráfico:
“Durante la última
década, los costos de las prolongadas guerras entre los cárteles y el impacto
que estas guerras han tenido sobre la capacidad de algunos grupos para producir
o traficar drogas han llevado a muchos grupos a diversificar su actividad a
otros delitos”, señaló el análisis al enumerar, entre otros, el secuestro, la
extorsión, tráfico de personas y robo de vehículos de carga.
Consignó además que
Los Zetas obtienen una considerable ganancia con base en el robo de petróleo a
Pemex y la piratería de discos compactos.
“Ése es el otro
comportamiento criminal que enciende muchas luchas territoriales en áreas que
están fuera de las zonas tradicionales de producción de drogas y cruces
fronterizos”, señaló.
El punto no es el
contrabando hacia Estados Unidos: las autoridades de los dos países se
esfuerzan con poco éxito en detener el flujo de drogas y los cárteles tienen un
éxito parecido, según Stratfor.
“Pero cuando dos
grupos opuestos están en el mismo terreno y venden drogas en las calles,
extorsionan negocios o dirigen bandas de secuestradores, es crucial mantener
lejos a los competidores para no afectar las ganancias. Este creciente interés
en las ventas locales de drogas significa además que las drogas son cada vez
más un problema de México y no sólo para los estadounidenses”, afirmó.
Esa derivación hacia
el crimen y la distribución de drogas en el mercado interno “es una de las
principales causas de la violencia actual en estados como Morelos, México,
Jalisco, Guanajuato y Quintana Roo”, indicó el análisis, al puntualizar que el
cambio se refleja en la forma en que las autoridades se refieren a esos grupos:
los cárteles mexicanos ya no son “OTD”, o sea organizaciones de tráfico de
drogas, sino más bien “OCT”, es decir, organizaciones criminales
transnacionales.
(DIARIO DE JUAREZ/ Excélsior | 2013-03-30 | 21:19)
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