Germán Ramos/El Universal
Guadalajara— En
Jalisco al menos 90 municipios han perdido población en los últimos cinco años.
Expertos alertan que se debe a la violencia desatada por la delincuencia, pero
también a la falta de oportunidades para jóvenes.
En la capital se ha
conformado una extensa zona metropolitana, con casi las dos terceras partes de
la población de la entidad.
El rápido proceso de
urbanización de Jalisco va en detrimento del medio rural, donde las pequeñas
comunidades están semiabandonadas y algunas son “pueblos fantasmas”. Un factor
reciente que aceleró el fenómeno es la violencia. Los varones optan por dejar sus
hogares para irse a Guadalajara, a otras ciudades, o bien a Estados Unidos,
antes de ser amenazados por los criminales o ser reclutados.
Las cifras recientes
son alarmantes, ya que de los 125 municipios, 90 de ellos no alcanzan los 30
mil habitantes –que es el límite para constituir una alcaldía–, además de que
sigue la dispersión en pequeñas rancherías o núcleos de población.
El caso extremo es
Ejutla, al poniente de la entidad, con 2 mil 82 habitantes, pero que no
presenta problemas económicos, porque vive de las remesas traídas por migrantes
que van y vienen a EU.
Sin embargo, el
abandono de los municipios se hizo más grave a partir de 2008, cuando se
presentaron varios fenómenos como la crisis económica, pero también el
crecimiento de la inseguridad, por lo cual la población, en especial los
jóvenes, tuvieron que salir con la llegada de los cárteles del narcotráfico y
son amenazados por ellos o bien para reclutarlos, revela el investigador
universitario Israel Montiel Armas.
ZONAS VIOLENTAS
Detectó que el mayor
despoblamiento es en los municipios cercanos a Tierra Caliente en Michoacán, al
sureste, donde creció la violencia, porque los cárteles empezaron a controlar
la zona y a amenazar a los jóvenes. Eso mismo se presentó en el norte,
colindando con Zacatecas, donde 'Los Zetas' buscaban a los muchachos para
reclutarlos, por lo cual muchos salieron a Guadalajara, Tepic y Puerto
Vallarta.
El especialista de
la Universidad de Guadalajara (UdeG) destaca el fenómeno del municipio de San
Cristóbal de la Barranca, al norte, que es el mayor fenómeno de despoblamiento
con más de 3% anual, ya que en 2000 había 4 mil 348 habitantes y en 2010 sólo 3
mil 176, ya que una plaga afectó el cultivo de mangos y guayabas, productos que
mantenían a los pobladores con sus ventas, para ahora dedicarse al cultivo de
enervantes.
La alcaldesa de
Cuquio, al centro del estado, María Victoria Mercado destaca que el
despoblamiento se reactivó hace un par de años por la sequía, que obligó a los
ganaderos a vender el ganado que rescataron y los agricultores perdieron sus
cosechas, por lo cual migraron a Estados Unidos, otros a Guadalajara y a
diversas ciudades. Sin embargo, revela otro problema: “La dispersión, ya que
existen 125 comunidades en el municipio que como autoridad le provoca
dificultades para llevarle servicios”.
EN BUSCA DE UNA MEJORÍA
La presidenta de la
Comisión Legislativa de Desarrollo Municipal, Idolina Cosío, observa el
fenómeno de las “alcaldías fantasmas”, donde muchos que nacieron ahí no dejan
la pertenencia, pese a residir la mayor parte del año en otros lugares. No
abandonan totalmente sus poblados, pero a la vez lo hacen fuerte
económicamente, como el caso de Ejutla, donde en ocasiones sus autoridades han
sido personas que viven en la Unión Americana y vienen para gobernar.
Sin embargo, el edil
de Teocuitatlán de Corona, Carlos Lomelí, otro de los ayuntamientos
abandonados, hace esfuerzos para enfrentar el despoblamiento, al igual que en
Tuxcueca, Mazamitla, Tizapán, La Manzanilla de la Paz, Tamazula, Santa María
del Oro y Concepción de Buenos Aires, con el fin de conformar una zona
metropolitana, que les permita desarrollar proyectos de beneficio común, como
autopistas, obras para captar agua y hospitales regionales, pero principalmente
carreteras y contar con una Policía de mando único.
Las estadísticas
oficiales (INEGI) más recientes (2010) indican que Jalisco tiene una población
de 7 millones 350 mil 682 habitantes. En los cinco municipios ya considerados
metropolitanos: Guadalajara (un millón 495 mil 189), Zapopan (un millón 243 mil
756), Tlaquepaque (608 mil 114), Tonalá (478 mil 689) y Tlajomulco (416 mil
626), alcanzan los 4 millones 242 mil 374 de habitantes, que representa 60% de
la población estatal.
CONTINUARÁ EL FENÓMENO
El maestro Montiel
Armas asegura que la tendencia del despoblamiento de los municipios va a
continuar, porque es un problema que se vive en todo el país. Apunta que el
caso de Jalisco es similar al de Michoacán y Zacatecas, por la aparición de la
violencia de los cárteles.
En el abandono
municipal también se observa el fenómeno que en muchos de esos lugares se tiene
cierta riqueza, precisamente de los dineros que envían los que migraron, pero
que por tradición se gasta en actividades improductivas, porque no crean
empleos permanentes que pudiera recuperar totalmente el medio rural, donde
ahora la mujer es el agente que impulsa la economía local, asegura el maestro.
“Aquí se han
aplicado políticas que no funcionan o bien son abandonadas antes de tenerse
resultados, como las llamadas ciudades rurales sustentables que buscaban
terminar con la alta dispersión poblacional que existe en los municipios, con
fuerte inversión federal, pero fue un programa que no se concluyó y no tuvo
resultados”.
La diputada Idolina
Cosío prepara una iniciativa de ley para enfrentar los casos de abandonos de
los pueblos, la cual permita profesionalizar a los funcionarios municipales y
que los puestos administrativos sólo sean ocupados por profesionistas del
lugar, para fortalecer el cuerpo de los ayuntamientos y que muchos que salen a
estudiar regresen y que sean agentes para impulsar la economía.
Además, considera
que se requieren programas novedosos, donde “se alcance un equilibrio entre las
actividades productivas del lugar, preparando técnicos en actividades que se
realizan en la zona, como artesanías, productos regionales, que se asegure la
inversión que realicen los empresarios y que el Gobierno ofrezca apoyo”.
De ahí deben
iniciarse las políticas y los programas para impulsar el campo y los agronegocios,
para no tener pueblos de adultos, porque los jóvenes han migrado buscando
oportunidades, pocos regresan, porque no pueden tener ganado o cultivos, porque
no hay agua.
Montiel Armas
destaca los pocos productores de orégano que a mediados de la década anterior
seguían en el pueblo, migraron a EU, porque el Ejército los hostigaba porque
insistían que su producto era mariguana, por el parecido de la yerba. Por lo
que cayó la producción de ese condimento y ahora se importa de África y los
cultivadores están en granjas de estadounidenses o en armadoras de
Aguascalientes.
(EL DIARIO DE JUAREZ/ Germán Ramos/ El Universal |
2013-03-30 | 21:30)
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