MÉXICO, D.F.
(apro).- Pocas personas en el mundo conocían el nombre de Serguei Filin hasta
que fue atacado brutalmente al llegar a su casa por al menos un individuo
enmascarado que le roció ácido sulfúrico en los ojos. El director artístico del
famosísimo Ballet Bolshoi dejó su relativo anonimato para entrar de lleno a la
nota roja.
Desde el pasado
jueves 17 la tinta ha corrido por todo el mundo para mostrar los intríngulis de
un universo que para muchos, por el sólo el hecho de tratarse de un arte muy
sofisticado, pensaban que no existe ni la criminalidad, ni la venganza y mucho
menos la compulsión de destruir al otro, de lastimar profundamente y en último
caso matarlo.
Pero la compañía
rusa de ballet más famosa del mundo se ha caracterizado desde hace cerca de 25
años por ser un espacio conflictivo, de traiciones en donde las leyendas de
bailarinas vengativas que ponen vidrio en las zapatillas de sus compañeras,
bailarines amargados colocan relojes despertadores en la zona de platea para
que suenen en los momentos más significativos de los ballets y técnicos locos
abren rampas para que los intérpretes se maten, parecen ciertas.
Y en una tragedia
muy rusa, se han abierto las cloacas de una estructura enferma y caduca, no
para esclarecer realmente quién está detrás de la brutal agresión que tiene a
Filin en el hospital con quemaduras de tercer grado en la cara y ojos y con un
futuro de salud nada optimista en el que se espera que quede desfigurado, ciego
total de un ojo y el otro lesionado en un ochenta por ciento.
Según la agencia
AFP, los interrogatorios policíacos se han iniciado y Nikolai Tsiskaridze,
bailarín de 39 años y estrella de la compañía, ha sido señalado como
“sospechoso” y fue interrogado exhaustivamente por la policía el miércoles 23.
Aparentemente, el artista ganador de múltiples premios en todo el mundo se
había quejado sistemáticamente de las reformas hechas al teatro Bolshoi –-duró
cerrado seis años para remodelarse–, y de la administración de Filin.
Tsiskaridze a su vez
ha acusado a los directivos del teatro de hacerle una persecución criminal como
venganza porque algunos artistas rusos de gran renombre habían pedido en
noviembre pasado la cabeza de Filin y lo había propuesto a él como la mejor
opción para dirigir la compañía.
Filin, de 42 años
habría firmado un contrato por seis años como director artístico en el 2011. Su
llegada fue intempestiva y se debió a que el antiguo director Gennady Yanin
había sido víctima de un terrible escándalo después de que fotografías de él
teniendo sexo habían sido mandadas por internet a autoridades de la cultura y
la política en Rusia y personalidades de danza de todo el mundo.
Así las cosas, Yanin
había sufrido también múltiples amenazas antes de ser acusado de ser parte de
una red de pornografía. Según algunos diarios rusos la mano dura de Yuri
Grigorovich, artista del pueblo durante la Unión Soviética, autor del ballet
Espartaco estaba de por medio, pero nada se comprobó. Grigorovich había sido
también víctima de múltiples amenazas y una buena parte de los integrantes del
Bolshoi había solicitado su salida para llenar con nuevos aires a la compañía.
Filin que hasta
ahora ha sido objeto de más de diez operaciones en los ojos y otras más para
las quemaduras de su rostro, había sido ya víctima de amenazas, su carro había
sido rayado y las llantas perforadas y tasajeadas, su correo hackeado, sus
teléfonos celulares destruidos. Por lo mismo el artista se había quejado en el
2011 en el Ministerio de Cultura de tener miedo por su familia, pero a pesar de
que se ofrecieron guardaespaldas no los aceptó porque consideró que nadie se
atrevería a agredirlo físicamente.
El jueves anterior a
su atentado, según la versión que dio la secretaria personal de Filin, éste
había discutido agriamente con el director general del teatro porque ciertos
documentos oficiales un tanto comprometedores habían sido divulgados en
internet. Algo que cotidianamente se hace para presionar la salida de
funcionarios en Rusia.
Filin ahora será
trasladado a Bélgica a un hospital especializado en quemaduras y se espera que
sus músculos se recuperen. Su visión hasta el momento se encuentra comprometida
y ningún tipo de pronóstico podrá hacerse hasta que no hayan pasado al menos
seis meses.
Sin director
artístico, la lucha por la dirección del Bolshoi apenas comienza e incluye a
fanáticos, artistas soviéticos, artistas rusos, prensa amarillista, ministros y
al propio Putin.
(Proceso/Rosario Manzanos/ 29 de enero de 2013)
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