Proceso
México, DF.- Mario
Guzmán, trabajador del área de intendencia, se encontraba en el piso 10 de la
Torre Ejecutiva, cuando de repente se escuchó un golpe muy fuerte y empezaron a
caerse los plafones. Todo fue caos y confusión.
“Nos salimos
inmediatamente, gracias a Dios estamos vivos, fue muy impresionante. Alcancé a
ver heridos, rostros con sangre, los pisos de abajo estaban desechos”,
describió el trabajador de la paraestatal en entrevista.
Guzmán aseguró que
de los 18 años que lleva laborando en la Torre Ejecutiva, nunca había sucedido
algo similar.
El siniestro ocurrió
cuando los trabajadores “checaban” su hora de salida, aproximadamente a las
cuatro de la tarde.
En las calles
aledañas al lugar de los hechos, acudían ambulancias, patrullas, camionetas del
Servicio Médico Forense, y grúas para desalojar a los automóviles que se
encontraban en el estacionamiento principal de la Torre de Pemex, donde
arribaron helicópteros de la Policía Federal. Ya caída la noche, llegaron
elementos de la Marina, el Ejército, y cuerpos de rescate; también grúas y
Bomberos.
A media tarde, el
presidente Enrique Peña Nieto, anunció que había elementos de diferentes
cuerpos de seguridad ayudando a los heridos y al personal. Los mensajes vía
twitter del Mandatario se reprodujeron en las siguientes dos horas, sin que en
el área de comunicación de la Presidencia tuvieran mayor
Información.
Peña Nieto lamentó
por el microblogging el fallecimiento de los trabajadores de Pemex y dio sus
condolencias a los familiares. Hasta las 22:15 horas, 15 muertos.
Cerca de las 7:00 de
la tarde, Peña Nieto anunció que se dirigía a la Torre de Pemex y, minutos
después, la escolta insignia ingresó por Marina Nacional con las banderas
cubiertas, señal de que en el convoy presidencial no viajaba el presidente.
En el
estacionamiento trasero de la Torre, dos helicópteros de la Policía Federal
permanecían estacionados. Ahí descendió una aeronave más, con los logotipos de
la Fuerza Área Mexicana. A lo lejos, los movimientos del Estado Mayor
Presidencial parecían indicar que el Mandatario ingresó al complejo
administrativo.
En el
estacionamiento hay trabajadores que intentaban saber de sus vehículos y sus
pertenencias. La respuesta era puntual: podrán recuperarlos hasta el martes.
Aun así no se fueron. Eran las 19:50 y otra vez, el movimiento de los cuerpos
de seguridad indicó que algo pasaba en los patios convertidos en helipuertos.
–¡Es un herido!, ¡es
un herido!… –gritaban algunos.
–¡Échele compañero!,
¡échele compañero! –animaban los petroleros al hombre de la camilla. Pero el
helicóptero tardaba en despegar. Tres, cinco, siete minutos y en la reja la
desesperación era incontenible
–¡Vuélale!,
¡vuélale! – gritaban los petroleros desde la reja, desesperados. Por fin, a las
19:57 el helicóptero
despegó.
Momentos después, la
televisión anunció que el Presidente estaba por iniciar su recorrido por el
lugar. La información se cruzaba. Algunas versiones decían que la búsqueda se
había suspendido. Luego de salir, por tierra, el Presidente desmintió la
suspensión de la búsqueda, como todo lo anterior, vía Twitter.
Mauricio Parra,
paramédico de la Cruz Roja, quien ingresó momentos después del accidente en la
Torre B del edificio de Pemex, estuvo tres horas dentro del edificio
participando en el rescate de sobrevivientes, hasta las 19:30, cuando fueron
reemplazados por el elementos de la Secretaría de Marina y del Ejército
Mexicano, quienes a su llegada pusieron en marcha el plan de emergencias DN III
E.
“Por la escena que
vi, creo que al momento de mi salida aún había muchas personas atrapadas entre
los escombros y muebles de oficina, calculo que unas 100, 150 personas.
Directamente yo participé en el rescate de 10 personas vivas y detecté a 12
fallecidas; sin embargo a esta hora se calcula más de 40 heridos y unos 50 o 60
muertos”.
–¿Por qué haces el
cálculo de 50; 60 muertos si nos han dado 15? –Básicamente por la
escena.
–¿Hay peligro de que
se colapse el edificio?
–No. Es un edificio
logístico que tiene unas trabes muy fuertes, de hundimiento los cimientos están
un kilómetro hacia abajo.
–¿Se sabe en donde
se originó? –No. Hay que hacer una revisión minuciosa para poder tener el dato
exacto. Sólo sabemos hasta donde se extendió la onda expansiva.
–¿Qué posibilidades
de vida hay para los que aún están atrapados? –Por las horas transcurridas y
las circunstancias, creo que pocas.
La desgracia llegó
al edificio B de Pemex, al registrarse una explosión que terminó con la vida de
varias personas, además de dejar cientos de lesionados
‘Mi hijo está atrapado entre los escombros’: testigo
MILENIO
“Comenzaron a caer
vidrios y piedras por todos lados... fue muy rápida la evacuación”. Es lo que
narró un testigo que estuvo presente al momento de la explosión en el edificio
B.
Mencionó que se
encontraba laborando en una oficina contigua al sitio de la explosión, cuando
“sólo escuché como se cimbró el edificio, como si estuviera temblando
fuertísimo, y empezamos a ver toda la gente herida, llena de tierra y nos
evacuaron inmediatamente”.
Dijo desconocer
cuántas personas pudieron resultar heridas tras la explosión, pero precisó que
“a esa hora hay mucha gente laborando ahí, generalmente es una hora en la que
la gente regresa de comer”.
Mencionó que tiene
muchos años trabajando en Pemex y confió en que “no haya pasado mucho. Espero
que a mis compañeros no les haya pasado nada”. Señaló que fue evacuado
rápidamente y calculó que en menos de 10 minutos, la totalidad de trabajadores
de ambos edificios fueron evacuados.
Hasta el cierre de
esta edición se informó por parte del Secretario de Gobernación Miguel Ángel
Osorio Chong que murieron un total de 25 personas y más de 100 resultaron
heridas.
Por su parte,
Christian Obele, otro de los testigos de la explosión en Pemex, indicó a
“Milenio Televisión” que “fue un impacto muy fuerte, porque nunca me había
tocado vivir algo así”.
“Estaba en el
interior del edificio B2, donde fue la explosión (…) de repente fue una
sacudida y estábamos en escombros”, indicó el empleado de Pemex.
Obele también señaló
que las personas que estaban ahí “de repente ya no las vimos, fue una sacudida
y se fue la luz”, otros compañeros ayudaron a que saliéramos del edificio.
Al preguntarle si
sabía de cuantas personas estaban en el lugar, Christian Obele indicó que “no tengo
el dato de cuántas personas estaban, era la hora de la salida.
“Yo tengo una
pequeña lesión en la pierna, no la puedo apoyar, afortunadamente llegaron las
asistencias médicas. Salí, tomé un taxi porque había quienes necesitaban más la
ambulancia que yo”, indicó.
La explosión se
registró minutos antes de las 16.00 hora local, en el sótano del edificio donde
se encuentra la sede de Pemex Refinación, aledaña a la Torre Pemex, donde
tienen sus oficinas los directivos de la principal empresa de este país.
El siniestro afectó
a la planta baja y al primer piso. Desde las afueras de la sede se podían ver
numerosas ventanas con los vidrios rotos y destrozos en la estructura del
edificio.
“Estaba en la planta
baja cuando sentí la explosión. Cuando vi lo que estaba ocurriendo traté de
correr, pero la explosión me aventó, me hirió y me fracturó un dedo”, dijo
Jesús Eduardo, un empleado de mantenimiento, de 23 años.
“Vi primero cómo a
un compañero se le separaron hasta las piernas y junto a él vi mucha gente como
muerta”, agregó.
La sede de Petróleos
Mexicanos (Pemex), integrada por una alta torre y varios edificios anexos, se
encuentra en el barrio Anzures, en el poniente de la capital mexicana, que en
las últimas horas ha vivido un intenso trasiego de ambulancias y unidades
policiales y militares. El edificio es considerado uno de los más altos de la
Ciudad de México, con una altura de 211 metros, 54 pisos y fue construido en
1982.
Buscan a familia entre los escombros
“Me dijeron que mi
hijo está atrapado entre los escombros, mi hijo está adentro, me dijo una
compañera, mi hijo está ahí adentro, quiero ver a mi hijo, se llama Daniel
García García, él trabaja en Recursos Humanos, donde fue la explosión, y tiene
35 años”, dijo la madre del joven, con quien perdió contacto después de las
16:00 horas.
Fue lo que dijo una
madre desesperada que llegó junto a un grupo de personas para buscar a sus
familiares, con quienes perdieron contacto desde la tarde, sin embargo,
autoridades federales y capitalinas les han impedido el acceso al inmueble.
La señora Gloria
García, en medio del llanto reclamó a agentes federales que le permitieran
ingresar al edificio B-2, pues aseguró que esta tarde fue informada de que su
hijo se encontraba atrapado en el lugar.
También llegó esta
noche al lugar José Luis García, un ex comandante de la Policía Federal, quien
dijo que esta tarde había acordado verse con su hijo para comer, sin embargo,
desde las 16:00 horas le ha marcado en 20 ocasiones a su celular y no ha
respondido.
El ex agente comentó
que primero acudió al hospital de Pemex, en Azcapotzalco, para verificar si su
hijo se hallaba entre las víctimas de la explosión, pero al no ser así, acudió
de inmediato a las instalaciones de la paraestatal, en Marina Nacional.
“No tengo ninguna
noticia de mi hijo, no sé nada de él, lo estoy buscando desde la tarde y no
contesta, la última vez que hablé con él quedó de verse conmigo en una calle
aquí cerca de su oficina y me dijo que iba a dejar el carro afuera. Ahorita voy
a ir a buscar su carro, pero él debía estar saliendo de aquí desde las 3 de la
tarde”, expresó el padre del joven José Luis García Mendiola.
Las autoridades
federales aseguraron que hasta esta tarde el saldo registrado era de 14 muertos
y 100 heridos, sin embargo, señalaron que aún no podían confirmar si hay
personas atrapadas entre los escombros provocados por la explosión.
Las autoridades de
Pemex les informan que primero acudan a los hospitales de la paraestatal. “En
caso de que no los encuentren en los nosocomios, regresen aquí”, les dice uno
de los integrantes de la gerencia de seguridad de Pemex.
Las autoridades
informaron que las personas lesionadas son atendidas en el hospital
Azcapotzalco y que algunos han fallecido en el traslado al mismo, “uno llegó en
helicóptero, estaba muy grave y desgraciadamente antes de llegar falleció.
Trasladamos 14 en ambulancia y dos están muy graves, los otros 12 están
estables; de éstos, tres tienen fractura de columna”, informó Fernando Suinaga,
presidente Nacional de Cruz Roja.
Agilizan búsqueda
Mientras tanto, para
acelerar los trabajos de remoción de escombros Petróleos Mexicanos echó mano de
su maquinaria pesada. Un trascabo ingresó a la zona afectada por el estallido
de la tarde, para continuar con las labores de auxilio.
Los grupos de rescate
continúan quitando los escombros, en su mayoría roca y varilla, esto debido a
que diversos muros se colapsaron con la explosión. Incluso voluntarios trabajan
en la zona del edificio B2, también para la localización tanto de víctimas como
de personas atrapadas. El lugar es alumbrado por distintas fuentes de energías
móviles, en tanto que en las inmediaciones del complejo de Pemex fueron
reforzados por diferentes autoridades policiacas.
Asimismo
participaron binomios caninos en busca de personas que pudieran encontrarse
debajo de los escombros, ya que la detonación, afirman testigos, fue de grandes
proporciones.
No hay personas dentro de la Torre de Pemex: Segob
Excélsior
La Secretaría de
Gobernación a través de su vocero desmintió lo que había adelantado minutos
antes al respecto de que había alrededor de 30 personas atrapadas.
En entrevista, el
vocero explicó que el error se debió a la confusión que se registra en el
lugar, igualmente señaló que hay alrededor de 400 personas de diversas
corporaciones federales y capitalinas laborando en el lugar para hacer una
revisión entre los escombros.
Por su parte las
autoridades siguen trabajando para quitar todos los escombros que quedaron por
la explosión que ocurrió.
Piden rescatados ayuda por celular
Reforma
Dos trabajadores de
Pemex atrapados bajos los escombros del edificio B2 llamaron por celular a sus
familiares para pedir ayuda y fueron rescatados por los cuerpos de emergencia.
Alejandro llamó a
Cristina, su hermana, cerca de las 18:35 horas.
“Me dijo: ‘¡auxilio,
estoy atrapado!’ Le marqué entonces a mi otro hermano y me dijo lo que había
pasado en el edificio.
“El mundo se me vino
encima, intentaba marcarle otra vez a mi hermano en peligro y ya no entraba la
llamada, pensé lo peor”, relató Cristina.
Junto con su marido
llegó al cruce de Bahía de Espíritu Santo y Bahía de Ballenas, y Miguel, un
bombero de Guardias de México, escuchó su súplica: que rescataran a su hermano,
que estaba vivo y era diabético.
Sólo el bombero le
hizo caso, pues Cristina había sido ignorada por policías federales y hombres
de traje y corbata que no daban acceso a nadie.
“Déjenme pasar, su
hermano está atrapado, le acaba de hablar, con el teléfono vamos a poder
ubicarlo porque ya volvió a contestar, está en la línea, ¡es empleado!”,
alegaba el bombero en la puerta 15.
Pero la respuesta
fue negativa, nadie entraba al sitio del accidente. Cristina rompió en llanto y
se desplomó entre la gente.
“Voy a hacerte
responsable de su vida si no me dejas pasar y dar aviso”, le advirtió Miguel a
un guardia.
Al fin se abrió la
puerta y después de 40 minutos, Alejandro fue rescatado.
(ZOCALO/ Proceso/ 01/02/2013 - 04:05 AM)
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