Investigaciones Zeta
Roberto
Villar es plenamente responsable de la comisión del delito de homicidio
calificado por premeditación, ventaja y traición de Alexandra Martínez
Jaime. Éste fue el fallo condenatorio decretado por el Tribunal de
Juicio Oral con sede en la ciudad de Mexicali, la tarde del pasado 23 de
noviembre.
Durante una audiencia de aproximadamente dos horas y media el Juez
relator del caso dio lectura al documento judicial mediante el cual
justificaba los resultados del fallo:
“Entre las 20:00 horas del día Martes 19 de abril y las 00:15 horas
del día miércoles 20 de abril del 2011, el acusado Roberto Villar, privó
de la vida a la víctima Alexandra Martínez Jaime cuando se encontraban
en el domicilio ubicado en Calle Como núm. 1361 del fraccionamiento Gran
Venecia en esta ciudad de Mexicali, para lo cual utilizó como objeto
material un paliacate, sin importarle que ella llevaba en su vientre un
bebe de escasos tres meses de gestación”, sostuvo el Juez durante la
audiencia pública.
“Posteriormente procede a envolver el cuerpo desnudo en una cobija,
dejándole precisamente amarrado a nivel de cuello el paliacate y hecho
esto, procede a introducirlo en dos bolsas de plástico color negro, para
llevarla a depositar a un dren localizado en la parte posterior del
Fraccionamiento Los Portales Quinta sección”, agregó.
La resolución se basa en las pruebas circunstanciales y científicas
recabadas por la PGJE, desde el inicio de la investigación el jueves 21
de Abril del 2011, con la denuncia por concepto de la desaparición de la
educadora, presentara Villar, quien fuera el novio y futuro padre de su
hijo.
Desde inicio el novio de Alexandra fingió ser el principal interesado
en su pesquisa, e incluso se dedicó a repartir volantes en la ciudad
con su fotografía e información para ubicarla, sin embargo los policías
investigadores comenzaron a detectar discrepancias entre sus testimonios
iniciales y las declaraciones posteriores.
Poco a poco las pruebas en su contra fueron apareciendo. Uno de los
primeros indicios fue la discrepancia entre las llamadas que Villar
aseguró haber realizado a su pareja el día de su supuesta desaparición,
ya que los investigadores solicitaron el desglose de las llamadas
realizadas por él y la víctima, encontrando que ese día no le llamó por
teléfono sino hasta dos días después.
Posteriormente los investigadores determinaron que el día de su
desaparición Villar no se había dedicado a buscarla en las ciudades de
Tijuana y Tecate como alegaba inicialmente, sino que había acudido a
cenar con una mujer con la que tenía relaciones sentimentales al mismo
tiempo que con Alexandra.
También determinaron que horas después cruzó la frontera hacia la
ciudad de Caléxico, California, donde se encontró con otra pareja
sentimental ya que justamente ese día era cumpleaños de la mamá de ésta.
Fue en ese domicilio donde pasó la noche y regresó a Mexicali al día
siguiente.
Los agentes de la PGJE también revelaron que el radio Nextel de la
víctima, el cual presuntamente había desaparecido junto con ella, en
realidad Roberto Villar lo había vendido el 10 de junio del 2011 a una
persona por mil 500 pesos. El aparato fue posteriormente analizado en un
laboratorio de la PGJE, donde se determinó que contenía restos
genéticos que coincidían con el ADN de Alexandra Martínez.
A partir de las pruebas periciales realizadas tras el descubrimiento
del cadáver de Alexandra se logró acreditar que el paliacate con el que
fue asfixiada se encontraba lo suficientemente ajustado en el cuello
como para ocasionarle la muerte por asfixia.
En este caso la conducta de Roberto Villar queda agravada “en virtud
de que es efectivamente la asfixia una agravante establecida en la ley
penal, señalada como premeditación. Otra de las agravantes fue la
ventaja debido a que en todo momento fue muy superior en fuerza física a
la víctima, además de que obró a traición en virtud de la relación que
existía entre ambos, violando la fe y seguridad que le debía por la
relación sentimental que les unía”, según establece el documento
incriminatorio.
La Fiscalía también logró reunir las pruebas necesarias para
demostrar ante el Tribunal que Roberto Villar, “era una persona que
siempre había trabajado en antros, que hasta el día de la muerte de la
maestra no laboraba, que solo tenía estudios de preparatoria no
terminados, que además de la relación sentimental que sostenía con la
víctima, sostenía relaciones con una enfermera de esta ciudad, además de
una muchacha que vivía en la ciudad de Caléxico, entre otras
relaciones, además que para algunos se hacía llamar Noé, siendo este
nombre ficticio, además se logró demostrar que él no trabajaba entre
semana en la base militar en los Estados Unidos, como lo hizo creer”.
Todo este cúmulo de pruebas llevó a los integrantes del tribunal a
determinar la culpabilidad de Roberto Villar. Ahora se espera sea
sentenciado este viernes 30 de noviembre de 2012 en una audiencia de
individualización de sanciones.
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