miércoles, 21 de diciembre de 2011

LA UNIDAD SOY YO ( TERCERA PARTE)


La Viña del Señor


Dicen los presentes  en la reunión de priístas convocados por Marco Antonio Llano, que al Toño Astiazarán nomás le faltó venderse como quien le lee por las noches cuentos antes de dormirse  a Enrique Peña Nieto y que eso lo ha convertido en el hombre del de Atlacomulco en la comarca. 

Los dichos y la presencia del ex alcalde ante las huestes tricolores inhibió a los asistentes quienes ante el hecho consumado prudentemente guardaron y se reservaron sus alegatos y no los soltaron en la encerrona, pues no lo esperaban por ahí.

Algunos de los concurrentes iban en afán conciliador y otros a tentarle el agua a los camotes, ante lo revuelto que estas están por rumbo del expartidazo.

Si en el pasado era fácil para el alto mando llegar a acuerdos y evitar que la sangre llegara al río, pues bastaba hablar con el Morroño y con Julio Ramón Luebbert, ahora en la época de la alternancia en el poder estatal, ello se ha vuelto complicado en el municipio, ante el surgimiento de fuerzas alternativas al control que ejercían ambos caciques. 

Esa realidad es reconocida sin recato por los dirigentes priístas en la entidad, en donde la integración del consejo político municipal sin mediar convocatoria de por medio es pecatta minuta ante el desgarriate que se carga Susana Corella desde que arribó a la presidencia local del instituto político de la mano del Toño con el objetivo inocultable de agenciar la candidatura a la alcaldía para Otto Claussen y la de diputado local para la propia Susana.

Todo hubiera salido a pedir de boca si no fuera por las manifestaciones claras de inconformidad mostradas por un grupo de expresidentes del partido y del diputado federal José Luis Marcos León Perea, supuesto puntero en la lucha por la candidatura a la alcaldía en encuestas internas. Con esas muestras quedó claro que el PRI porteño está dividido y a punto de fracturarse con funestas consecuencias frente a las venideras elecciones.

Ante ese panorama la invitación de Llano levantó expectativas entre los militantes convidados al ágape polaco.

Sin embargo nadie imaginaba que detrás del evento se fraguaba por parte del Toño y su clica la caída del Morroño.

En aras de alcanzar ello, toñistas de hueso colorado como el notario Miguel Arnulfo Salas Mariscal, se soltó convocando a dirigentes de centrales bajo la consigna: “Hay que juntarnos para deshacernos del Morroño”. 

Así de claro es el objetivo de ese grupúsculo en su intención de acumular poder a toda costa ante el obstáculo que representa para sus intereses el protagonismo del agricultor, a quien tanto el Toñito como el fedatario público llamaban tío Toño. Eran otros tiempos cuando los cachorros no enseñaban el diente ni el cobre.

Luego de la derrota electoral ante Bernardino Cruz Rivas en el 2000 cuando buscaba arribar de nuevo a la alcaldía, el Morroño no fue el mismo, pues el 2003 brindó todo su apoyo en la interna priísta a quien ahora lo busca “desaparecer” del escenario político, es decir el Toño, el cual sucumbió ante el arrastre del Bebo Zataraín, por lo cual decidió luego del descalabro buscar la diputación federal por el 04 Distrito Electoral, mismo que ahora pretenden Fernando Miranda Blanco bajo la bandera del PAN y Marcos Ulloa Cadena por el PRI.

Ese año Llano encabezó en el puerto la avanzada boursista, mientras su pariente Carlos Cacho Zaragoza, movió empujó la candidatura del cajemense desde la organización “Yo con Bours”.

Una vez en la gubernatura Eduardo Bours Castelo rompió lanzas con el Morroño al grado tal de darse fuertes encontronazos con quien fungió como primer secretario de gobierno de Bours, Bulmaro Pacheco Moreno. 

A partir del 2006 se enfriaron las relaciones entre  Llano y su “criatura” una vez sentado el Toño Astiazarán en la silla que buscó su padre Fernando María en 1988 pero Florentino López Tapia le ganó la mano a quien todos daban como el favorito por su estrecha cercanía con Rodolfo Félix Valdez, cuando el Secretario de Pesca Pedro Ojeda Paullada, metió su cuchara a favor de Don Flor, quedando de esa manera el constructor en el camino, y con el “orgullo de su nepotismo” como decía José López Portillo de su hijo Ramón, convirtió en realidad el viejo anhelo familiar de tomar por asalto el ayuntamiento guaymense, el cual como se ve no desean soltar a costa de pretender de neutralizar y desbarrancar a quien impulsó en sus pretensiones. 

Quizá el punto de quiebre se dio el 2009 cuando Marco Antonio hizo amarres con el panismo y apoyó como muchos desencantados con el boursismo la candidatura de Guillermo Padrés Elías, lo que a l postre significó la estripitosa derrota de Alfonso Elías Serrano y el estigma de perdedor que recayó sobre el Toñito, amén de entregar la alcaldía a César Lizárraga Hernández, con quien en un principio “negoció” arreglos en los que estuvo involucrado su compadre Miguel Salas.

Así, sin respeto al padrinazgo ejercido por Llano el Toñito retornó al puerto a venderles espejitos a los priístas con el afán de sin invertir nada, y a pesar de toda la carga negativa que lo envuelve, busca como los plebes que desde morritos se perfilan como futuros malandros, quedarse con todas las canicas del pastel electoral, y aparecer como factor de decisión en un marco de desprestigio para todo lo que huela a astiazarainismo ya rechazado en las urnas por los guaymenses. 

¡ Y ahora cebados van por la cabeza del Morroño!!

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