José Manuel Mireles en una escena de
“Tierra de cárteles”, documental que retrata el levantamiento de las
autodefensas en 2013 Credit The Orchard
CIUDAD DE MÉXICO.- Hace cinco
años, el 23 de febrero del 2013, comenzó una insurrección en el estado mexicano
de Michoacán. Grupos de agricultores, granjeros y habitantes locales en zonas
como La Ruana, Buenavista y Tepalcatepec, hartos de los constantes secuestros,
las violaciones tumultuarias, los asesinatos, la violencia derivada del crimen
organizado y la aparente desidia o colusión de las autoridades, decidieron
tomar las armas.
En estos cinco años, los
grupos de autodefensa que se formaron en ese y otros estados han sido
cooptados, desmovilizados y varios de sus integrantes detenidos, con contadas
excepciones. ¿Tomar las armas sirvió
para cambiar algo?
“Creo que valió la pena la
lucha”, asegura José Manuel Mireles, quien dirigió por un tiempo el grupo de
Tepalcatepec y fue vocero del Consejo General de las Autodefensas michoacanas.
“Hay pueblos en llamas”, sostiene, incluida la zona de Apatzingán, pero también
otros “donde ya hay paz, productividad, seguridad, tranquilidad”, como Aquila o
Tancítaro.
Al lado de algunos de esos
municipios michoacanos con autodefensas, señala Mireles, “está el estado de
Colima, que es primer lugar en homicidios en toda la nación y eso que ahí hay
[soldados] marinos, [policías] federales, estatales, ministeriales,
municipales. ¿Por qué en donde los
autodefensas somos la única ley ya no se roba ni un alfiler?”.
El año pasado fue el más
violento en México desde que hay registro, pero la cifra de homicidios en
Michoacán disminuyó. Aunque la menor incidencia delictiva reportada en zonas
dirigidas por autodefensas también podría deberse en parte al hecho de que no
necesariamente avisan de posibles delitos a los ministerios públicos, cuyos
archivos se utilizan para contabilizar los registros oficiales.
Mireles, de 59 años y médico
de formación, salió de la cárcel en mayo pasado. Estuvo 47 meses en prisión por
cargos de posesión de armas de uso exclusivo del ejército después de haber
acordado entregar su armamento; él asegura que las armas le fueron sembradas y
se trató de una trampa. “Tengo armas y muy buenas”, dice, “pero no las usé en
ninguna guerra y nunca las traía en mano en ningún combate”. (Y añade: “No soy
fachoso, ¿de verdad cree que voy a andar con cuernos de chivo oxidados?”, en
referencia al apodo de las AK-47, como las que habrían sido halladas en el auto
en el que viajaba cuando fue detenido en junio de 2014). Salió bajo fianza
mientras terminaba su juicio, durante el cual lo intentaron procesar por otros
dos cargos que después fueron desechados. Según afirma Mireles, el juicio cerró
el mes pasado y solo queda pendiente el fallo.
El único fundador del
movimiento de las autodefensas michoacanas que no se sumó a la Fuerza Rural
Estatal —el mecanismo con el que el gobierno federal buscó incorporar a esas
policías comunitarias— aprovechó su tiempo detrás de las rejas para escribir un
libro en el que plasma sus experiencias, Todos somos autodefensas: El despertar
de un pueblo dormido (Grijalbo, 2017). A pesar de las explicaciones que ha
dado, sigue siendo difícil entender por completo a este doctor y líder de
autodefensas recientemente excarcelado.
Dice que es solamente “un
cirujano, humanista por formación”. Pero también es alguien que no duda antes
de declarar públicamente en entrevista: “A mi casa puede llegar cualquier
uniformado a tumbarme mi puerta y lo recibimos a balazos”. Asegura que no se
arrepiente porque “no quedó otro camino” y “la lucha fue en apego a la
Constitución”, y que no cambiaría la manera en que actuó —a excepción de haber
confiado en el gobierno federal respecto de los acuerdos para formar la Fuerza
Rural—, pero en su libro ofrece “disculpas a quien haya ofendido directa o
indirectamente” y durante su tiempo en prisión dijo lamentar “la desobediencia
civil”. En el libro destaca que es “un humilde campesino” con el único sueño
“de ser libre”; en entrevista añade que “va a estar en los libros de historia
de la nación mexicana”.
Una escena del documental de 2015
"Tierra de cárteles", en el que aparece Mireles. Credit The Orchard
Mireles recientemente declaró
que consideraría postularse a un cargo en el congreso de ser invitado por el
candidato puntero en las encuestas para la presidencia, Andrés Manuel López
Obrador, de Morena. Este partido ya anunció que una de sus contendientes al
senado por medio de listas plurinominales —legisladores que no son votados
directamente, sino que acceden a 32 escaños divididos según el porcentaje de
respaldo al partido que los postule— será la exlideresa de autodefensas en
Olinalá, Guerrero, Nestora Salgado. (Al igual que Mireles, ella estuvo en
prisión por cargos de secuestro y homicidio. El Grupo de Trabajo sobre
Detención Arbitraria de la ONU consideró que su detención se dio de manera
ilegal, y fue absuelta y salió libre en marzo de 2016).
Sin embargo, ante la pregunta
de si cree que se puede llevar a la política lo que aprendió sobre gestión como
parte de las autodefensas, Mireles hace una mueca y sugiere que él no querría
ser candidato: “No me parece así. El luchador social no necesariamente… jamás
debe ser político. Porque ¿qué político sigue siendo luchador social?”.
¿A usted no le interesa nada
incursionar en la política?
No me interesa en absoluto.
Manuel Mireles no es de ningún partido político ni es matraquero [alguien que
hace ruido a favor de otro, como con matracas] de ningún político.
¿Entonces rechazaría ser parte de alguna candidatura o
lanzarse como Nestora Salgado?
Mis respetos para la
compañera, que ya tiene la oportunidad de participar en la toma de decisiones…
Quizá podría yo trabajar con alguien que sí se preocupe por cambiar las cosas
en una nación, eso sí.
Aquellas personas que hemos
iniciado una lucha social para intentar mejorar las condiciones de una
comunidad debemos tener esa cabida de estar en espacios de toma de decisiones,
pero no estoy de acuerdo que en el congreso se pretenda cupularmente reconstruir
el tejido social de una patria que está desgraciada por los mismos políticos en
el senado y el congreso y encabezados por quien encabeza ahorita el gobierno de
la nación.
Como ejemplo menciona la
reciente Ley de Seguridad Interior, que pretende legitimar el despliegue de las
fuerzas armadas en distintas zonas del país como parte del combate a la
delincuencia organizada. “El senado aprobó la ley como si fuera algo a toda
madre, pero ¿cuándo consultaron al pueblo?”, espeta Mireles. Varias
organizaciones civiles y la ONU han criticado la medida como una que abre la
puerta a la violación de garantías y pidieron que fuera revisada antes de su
aprobación; la Comisión Nacional de Derechos Humanos después la impugnó ante la
Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Un integrante de las autodefensas en
Tancítaro, Michoacán Credit Brett Gundlock para the New York Times
Ningún senador o diputado
debería poder aprobar una ley sin consultarla con sus bases y nos vamos a
encargar nosotros de que así sea, porque cualquier ley pendeja que apruebe el
congreso sin consultar al pueblo, el pueblo jamás la va a respetar.
¿Entonces considera que una
opción sería tomar las armas a nivel nacional?
Jamás voy a convocar yo a la
guerra. Yo no quiero ser el líder una revolución, no es mi trabajo. La gente
está harta, aunque ¿qué hace el pueblo? No veo protestas.
Mireles dice que “no importa
quién quede presidente” este próximo 1 de julio porque “ya vimos que no
ocupamos apoyo de ninguna institución del gobierno, federal, estatal o
municipal”.
Los mexicanos estamos mal
acostumbrados a pensar: “En seis años va a haber cambios porque llegará un
gobernante con mejores intenciones”. ¿Y si no se da? ¿Qué va a pasar?
Aunque, acto seguido, se
queja de que el Estado mexicano no ha asumido sus responsabilidades.
No obstante, al cierre de la
entrevista Mireles recalca que ahora lo importante es reconstruir el tejido
social para prevenir que jóvenes que son “presa fácil del crimen organizado
porque ahí les ofrecen qué tragar y dinero” se sumen a esas filas, y que eso
solo lo puede hacer el pueblo. “¿O acaso sabe de alguien que construyó una casa
sólida empezando por el techo en vez de los cimientos?”. Y asegura que esa es
ahora su tarea. Sin las armas.
(THE NEW YORK TIME EN ESPAÑOL/ MARINA FRANCO/ 5 De
Marzo De 2018)
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