Los secretos de Angamuco han
tardado siglos en ser revelados. Los tesoros de la ciudad milenaria de los
purépecha, los enemigos del Imperio azteca, habían estado sepultados por el
paso del tiempo en el oeste de México y desenterrarlos había representado una
tarea titánica con las técnicas arqueológicas tradicionales. Pero un procedimiento
revolucionario ha sido un rayo de luz y esperanza para los investigadores.
El mapeo láser, que permitió
este lunes el descubrimiento de una ciudad maya en Guatemala con 60 mil
edificios, ha desvelado ahora que Angamuco tenía 40 mil edificios, tantos como
Manhattan y en apenas una superficie de 26 kilómetros cuadrados, publicó el
diario El País.
“Es increíble pensar que esta
enorme ciudad estaba en el corazón de México sin que nadie supiera de su
existencia”, afirma Chris Fisher, arqueólogo de la Universidad Estatal de
Colorado y autor de una investigación que puede dar un giro a la historia de
esta civilización mesoamericana tal como la conocíamos.
“Esta ciudad estuvo
abandonada por años antes de la llegada de los españoles y fue ocupada de nuevo
después por los purépecha, lo que nos da claves importantes de los procesos
sociales que ayudaron a la formación de ese imperio”, agrega.
Aunque que la historia azteca
está ya muy estudiada, los purépechas fueron la civilización mayoritaria en el
centro de México a principios del siglo XVI. Tenían una capital del imperio
llamada Tzintzuntzan al borde del lago Pátzcuaro, área en la que los
supervivientes de esta comunidad aún viven. De hecho, las repúblicas purépechas
sobrevivieron durante la Colonia y después de la Independencia de México, a
principios del siglo XIX, en el Estado de Michoacán hasta que se estableció la
división por municipios. Los purépechas adoptaron el cristianismo y combinaron
sistemas modernos y tradicionales de organización social, económica y política.
“La lejanía entre las zonas
purépechas y la Ciudad de México dificultó por años su estudio, sabíamos poco
de ellos más por una cuestión geográfica que por otra cosa”, comenta Fisher.
El arqueólogo, que encabeza
un equipo de 10 investigadores, ha presentado este último descubrimiento en la
reunión anual de la Asociación Americana por el Avance Científico que se
celebró esta semana en Austin, Texas. La tecnología Lidar (del inglés Light
Detection and Ranging) es un dispositivo que permite determinar la distancia
desde un emisor a un objeto o superficie al utilizar un escáner con láser que
integra la geolocalización satelital (GPS) y con otros avances tecnológicos.
La distancia se mide con luz.
Esto ayuda a crear imágenes en alta definición de objetos ocultos por densas
capas de vegetación, por ejemplo. “Nos permite ver zonas que antes eran
inaccesibles”, explica el arqueólogo.
“Los investigadores pueden ir
directamente a los puntos que les marca el sistema con coordenadas
tridimensionales y un margen de error de cinco centímetros”, agrega Juan José
Beltrán, director general de Lidar en América Latina.
La tecnología láser ha
revelado que Angamuco era el doble de grande que la capital Tzintzuntzan, ya
que se extendía a lo largo de 26 kilómetros cuadrados.
“Era una ciudad muy extensa,
de gran importancia ceremonial, muy compleja arquitectónicamente y muy densamente
poblada”, señala Fisher. La urbe tenía alrededor de 100 mil habitantes entre
los años 1000 y 1350 después de Cristo, según el investigador.
De comprobarse los hallazgos,
Angamuco se convertiría “en la ciudad de México más grande conocida hasta ahora
durante este periodo”.
Las imágenes de Fisher dan
cuenta de pirámides, caminos, pozos y viviendas antiguas. Los investigadores
también han recalcado que Angamuco tiene una estructura inusual porque las
plazas abiertas y las pirámides están situadas en los bordes de la ciudad, en
lugar de en el centro, localización habitual en el tramado de las urbes. “En
vez de tener un núcleo ceremonial, tenía varios puntos importantes distribuidos
en toda la superficie”, apunta.
Aunque la ciudad fue
descubierta en 2007, las técnicas tradicionales para mapearla y las condiciones
del terreno no permitían avanzar con rapidez en la investigación. Fue en 2011
cuando los arqueólogos comenzaron a usar la técnica Lidar. Siete años después,
la investigación ha dado frutos.
“Esta tecnología está
transformando la arqueología, hay otras 30 ruinas en Mesoamérica que están
siendo analizadas y de las que podremos saber más con estas técnicas”, dice
Fisher, que tiene un proyecto similar en la remota región de Mosquitia, en
Honduras.
El investigador espera con
ansías poner las botas sobre el terreno y seguir desvelando los secretos de
Angamuco. Cerca de 7 mil objetos arqueológicos ya han sido verificados en
excavaciones que han cubierto cuatro kilómetros del nuevo universo arqueológico
de los purépecha.
(RIODOCE/ REDACCIÓN/ 16 FEBRERO, 2018)
No hay comentarios:
Publicar un comentario