El Obispo Salvador Rangel expresó que lo
preocupante de los crímenes como el de los sacerdotes en Taxco es que “son el
pan de cada día en Guerrero y en todo el país”, y que en ocasiones ocurren con
“cierta complicidad de las autoridades”.
Ante la grave crisis de violencia por la
que atraviesa el país, Rangel Mendoza ha expresado en repetidas ocasiones que
dialogar con los criminales sería una solución, sin embargo, los políticos y
autoridades de Guerrero, en particular, se han opuesto a esta idea.
María Verza
Chilpancingo/Ciudad de
México, 6 de febrero (AP).- Después del reciente asesinato de dos sacerdotes en
el violento estado de Guerrero, el Obispo de la Diócesis de Chilpancingo,
Salvador Rangel Mendoza, insistió en la necesidad de dialogar con los líderes
del crimen organizado con el fin de reducir la violencia, y pidió a los
ciudadanos que en los comicios del 1 de julio voten por quien pueda pacificar
el país.
“Yo abiertamente lo he dicho:
he dialogado con los capos, con los jefes de esos grupos para que cuiden a los
sacerdotes, religiosas, seminaristas”, dijo Rangel en entrevista telefónica con
The Associated Press.
“Siempre he hablado de
diálogo para buscar la paz”, agregó.
La madrugada del lunes, los
dos curas y otras cuatro personas salieron de las celebraciones religiosas por
la Virgen de la Candelaria en la comunidad de Juliatla, 180 kilómetros al sur
de Ciudad de México, cuando sujetos armados a bordo de una camioneta los
interceptaron.
A juicio del Obispo Rangel
este fue un “incidente fortuito” que atribuye a criminales de otros estados,
con quienes no ha tenido contacto, aclaró.
Según explicó, los sacerdotes
—que eran también músicos— participaron en el espectáculo de esa localidad en
el municipio de Taxco. Cuando se retiraron del lugar y una vez en la carretera,
rebasaron a otro vehículo, cuyos ocupantes se enojaron, los alcanzaron y
acribillaron.
Lo preocupante, añadió, es
que “estos incidentes son el pan de cada día en Guerrero y en México”, y que en
ocasiones ocurren con “cierta complicidad de las autoridades”.
De acuerdo al Centro Católico
Multimedial van 21 sacerdotes asesinados en el país durante el sexenio de
Enrique Peña Nieto, un lustro en el que se ha multiplicado la violencia en todo
el territorio nacional.
Según datos de la Secretaría
de Gobernación, 2017 batió récords con más de 25 mil asesinatos, y Guerrero fue
el estado con mayor número —2 mil 318— y el tercero en tasa de homicidios:
64.26 por cada 100 mil habitantes.
Además del ataque a los
sacerdotes, otro homicidio de impacto fue el de una youtuber Pamela Montenegro, alias “Nana Pelucas”,
quien fue acribillada por dos sujetos en su restaurante en Acapulco, según un
comunicado de la Fiscalía.
Pese a esta situación, la
apuesta por hablar con los criminales no está exenta de polémica: los políticos
en general y las autoridades de Guerrero en particular se han opuesto a ella.
“Es una navaja de doble
filo”, aseguró el sociólogo de las religiones Bernardo Barranco, quien recordó
que no es una propuesta nueva dado que en los años 80 —tras el asesinato del
cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo— líderes eclesiales se reunieron con altos
capos.
Sin embargo, dijo que aunque
“puede que haya buena intención en el Obispo, se puede prestar a cierta
connivencia”, como cuando se supo hace unos años de las grandes “limosnas” que
algunos criminales daban a ciertas parroquias.
El tema se coló hasta la
escena de la precampaña electoral mexicana cuando el aspirante a la presidencia
que lidera las encuestas, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, lanzó
—precisamente en la diócesis de Rangel— la idea de trabajar en una eventual
amnistía o perdón a ciertos los narcotraficantes.
La propuesta generó ríos de
tinta y críticas pero el Obispo reconoció que “si la amnistía es para aquellas
personas que quieran enmendar su vida y corregirse, estoy de acuerdo”. Agregó
que muchas veces ofreció sus servicios como intermediario y que los mexicanos
tienen ahora “un gran arma que es el voto” para apoyar, más que a un partido, a
aquellas personas que quieran pacificar el país.
Las palabras de Rangel llegan
también cuando el Arzobispado de la capital acaba de cambiar de titular tras la
jubilación del Cardenal Norberto Rivera. Su nuevo líder, Carlos Aguiar, en su
primera misa el lunes al tomar posesión, se dijo abrumado por “situaciones que violentan
la justicia y la paz, agresiones que denigran nuestra condición de hermanos, y
que fomentan una vida de confrontación, discriminación, de menosprecio a la
dignidad humana, y que conducen a la angustia, a la tragedia y a la muerte”.
Aunque apostó por la
reconciliación, no fue más allá.
La Conferencia del Episcopado
mexicano, por su parte, anunció hace unos días que en breve daría su postura de
cara a los comicios.
La sociedad mexicana es
mayoritariamente católica y son muchos los que hablan de la influencia de la
Iglesia en ciertas decisiones, pero Barranco consideró que con el relevo de
Rivera por Aguiar, un “hombre del aparato” y “amigo leal” del papa Francisco,
el clero “le va a bajar decibelios” y va a ser más neutral en temas políticos.
(SIN EMBARGO/ AP/ FEBRERO 6, 2018, 4:00 PM)
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