Juchitán de Zaragoza es el municipio más
castigado por el terremoto del pasado 7 de septiembre en México. La Presidenta
Municipal, Gloria Sánchez, ha denunciado que no recibe los apoyos necesarios
del Gobierno federal: “Nos falta todo, nos faltan víveres y nos falta agua.
Atenciones en los campamentos de los vecinos. Toldos, sombras y casas de
campaña”. Sin embargo, en un video publicado por el diario local Cortamorteja,
se observan a vecinos afuera de la casa del Secretario Municipal de Juchitán,
Oscar Cruz López, quienes denuncian que los víveres que llegan no se están
repartiendo.
El sismo también causó estragos en el
corazón de la cultura zapoteca, una región conocida por su arraigado feminismo,
los vistosos vestidos de “tehuana” que Frida Kahlo hizo famosos, y por una de
las subculturas zapotecas tradicionales más destacadas: los “muxe”, personas
que nacieron siendo hombres, pero que se identifican y visten como mujeres y
quienes son aceptadas, e incluso reconocidas, por sus contribuciones.
Una de ellas es Vera, de 26 años y
creadora de caprichosas decoraciones para festivales y celebraciones que se
realizan a lo largo del calendario cultural de Juchitán. Muchas de sus obras
ahora están enterradas bajo los escombros. Perdió ocho preciosos vestidos
bordados a mano — ejemplos de la más reconocida de las artesanías zapotecas —
que había heredado de su abuela. En su teléfono celular observó las fotografías
en las que los llevaba puestos y prometió restaurarlos.
Juchitán/Ciudad de México, 14 de septiembre (AP/EFE/SinEmbargo).- El censo a las viviendas dañadas en México por el terremoto reveló en las últimas horas que hay más casas afectadas, mientras que el número de muertos se mantiene en 98 y fluye la ayuda a los damnificados, aunque no la suficiente para muchos municipios.
Juchitán
de Zaragoza es el municipio más castigado por el terremoto del pasado 7 de
septiembre en México. La Presidenta Municipal, Gloria Sánchez, ha denunciado
que no recibe los apoyos necesarios del Gobierno federal.
“No
hay agua, y no hay víveres, porque la ayuda que hemos tenido no ha sido
suficiente. Ha faltado más apoyo, aunque está llegando”, explicó a la agencia
EFE Gloria Sánchez, Alcaldesa de la coalición Partido de la Revolución
Democrática (PRD) y Acción Nacional (PAN).
Sánchez
reconoció que el municipio, de unos 100 mil habitantes, no tiene “recursos para
enfrentar este problema”, que ha dejado 98 muertos a nivel nacional, 36 sólo en
Juchitán.
“Definitivamente,
dependemos del estado (de Oaxaca) y de la federación”, agregó.
El
gobierno municipal de Juchitán ha estado repartiendo estos días agua y comida,
y han podido conseguir algunos recursos, pero no en la cantidad requerida.
“Nos
falta todo, nos faltan víveres y nos falta agua. Atenciones en los campamentos
de los vecinos. Toldos, sombras y casas de campaña”, apuntó.
Sin
embargo, en un video publicado por el diario local Cortamorteja se observan a
vecinos afuera de la casa del Secretario Municipal de Juchitán, Oscar Cruz
López, los cuales denuncian que los víveres que llegan no se están repartiendo.
El
grupo de personas increpa al personal de seguridad y le reclama que al interior
de la casa del funcionario, ubicada cerca del CBTis 205, hay miles de despensas
con algunos productos echándose a perder.
Momentos
después se observa al personal de la casa entregando víveres a los vecinos que
reclamaban.
Desde
el terremoto de 8.2 en la escala de Richter del 7 de septiembre, miles de
personas duermen en las calles y plazas del municipio tras la destrucción
parcial o total de sus viviendas.
Algunos
lo hacen frente a sus casas por miedo a robos, y otros en espacios públicos,
como parques o canchas de deporte.
“Hay
que atender a todos esos campamentos provisionales para que la gente puede
estar ahí con condiciones mínimas”, remarcó Sánchez.
En
el pueblo viven unos 100 mil habitantes, y el 70 por ciento de sus viviendas
han quedado dañadas. Además, quedó afectado el Palacio Municipal, así como
escuelas y el mercado, entre otros edificios públicos.
Además
de 78 víctimas fatales en Oaxaca, se registran hasta ahora 16 muertos en
Chiapas y 4 en Tabasco, en el sureste del país, así como 2.3 millones de
damnificados.
LA COMUNIDAD MUXE ZAPOTECA
Peregrina
Vera asistió a su tercer funeral en los cuatro días después de que un terremoto
de magnitud 8.2 que destruyó su casa y gran parte de su trabajo.
Dos
de los funerales fueron de amigos que fallecieron al derrumbarse edificios.
Ahora, fue el de un vecino, Hermilio Martínez, quien aparentemente sufrió un
infarto un día después del temblor, mientras la ciudad de Juchitán se
estremecía una y otra vez con las aterradoras réplicas.
Siguió
al cortejo fúnebre durante kilómetro y medio, hasta un cementerio en donde las
ramas y hojas de palma cubrían temporalmente las tumbas, un lugar con demasiada
actividad en los últimos días.
El
sismo provocó la muerte de 98 personas en todo México, y causó la mayor parte
de los estragos en el corazón de la cultura zapoteca, una región conocida por
su arraigado feminismo, los vistosos vestidos de “tehuana” que Frida Kahlo hizo
famosos, y por una de las subculturas zapotecas tradicionales más destacadas:
los “mixe”, personas que nacieron siendo hombres, pero que se identifican y
visten como mujeres y quienes son aceptadas, e incluso reconocidas, por sus
contribuciones.
Una
de ellas es Vera, de 26 años y creadora de caprichosas decoraciones para
festivales y celebraciones que se realizan a lo largo del calendario cultural de
Juchitán. Muchas de sus obras ahora están enterradas bajo los escombros.
“Empezó
a temblar despacio, despacio y nosotros pensando que era eso y ya”, relató
Vera. Entonces comenzó el estruendo, la oscuridad. “La gente gritando. Toda la
gente llorando”.
Faustina,
su abuela de 73 años, estuvo enterrada media hora bajo los escombros después de
que su casa colapsara mientras ella dormía en una hamaca.
La
casa de Peregrina Vera, en Juchitán, quedó destruida por el sismo. Foto:
Rebecca Blackwell, AP
Varias
mujeres de una misma familia lloran sobre el féretro con los restos de Reynalda
Matus, de 64 años, quien falleció durante un terremoto. Foto: Rebecca
Blackwell, AP
La
maquinaria pesada finalmente llegó el lunes para despejar lo que en un momento
fue la casa de Faustina, mientras sus familiares buscaban rescatar lo que
pudieran.
Fue
más o menos en ese momento que Vera se enteró que su abuela había sido
transferida a un tercer centro médico — éste ubicado a una hora de distancia —
y posteriormente sería trasladada vía aérea a otro hospital para operarla de la
espalda. Faustina sufrió fractura en tres costillas y otras complicaciones.
A
lo largo de toda la ciudad, de unos 100 mil habitantes, residentes como Vera
intentaban mantener la calma y avanzar paso a paso con la titánica labor de
reconstruir sus vidas que, repentinamente, se desmoronaron.
“La
mayoría perdieron su patrimonio, su casa, otros la casa está todavía en pie
pero ya es inhabitable”, dijo Felina Santiago Valdivieso, quien es miembro
activo de la comunidad muxe. Muchos no tienen ingresos debido a que se dañó su
lugar de trabajo. “Va a ser mucho tiempo en recuperarnos y a ver de qué manera
podemos ayudarnos y poder levantarnos.”
Vera
tuvo que ingeniárselas el lunes. Su guardarropa yacía bajo ladrillos de adobe y
tejas de barro. Encontró unos pantalones de mezclilla ajustados, una blusa
escotada con estampado de flores y unas sandalias muy desgastadas. Un clip
verde en su moño con los colores de la bandera mexicana sostenía su cabello
marrón y se colgó un bolso sobre el pecho. Tuvo que pedir prestado un
delineador para sus ojos.
Después
del funeral, Vera fue a visitar a otros amigos muxe. Intercambiaron historias
sobre quién había recibido víveres o podía prestar algo de ropa. Vera se quejó
de que se suponía que la ayuda del gobierno era de una despensa por casa, pero
había algunas familias que abusaban del sistema y tenían a varios miembros en
la fila para recibir ayuda.
Compararon
rumores sobre robos en algunas casas mientras sus habitantes dormían en la
calle o refugios, asustados por las continuas réplicas. Lamentaron la pérdida
de sus guardarropas e incluso bromearon entre ellos sobre sus improvisados
atuendos.
Soldados
entregan bolsas de agua a residentes en las zonas más afectadas. Foto: Rebecca
Blackwell, AP
Una
mujer de 71 años, que resultó herida por el desplome de un muro, recibe
tratamiento. Foto: Rebecca Blackwell, AP
Vera
perdió ocho preciosos vestidos bordados a mano — ejemplos de la más reconocida
de las artesanías zapotecas — que había heredado de su abuela. En su teléfono
celular observó las fotografías en las que los llevaba puestos y prometió
restaurarlos.
“Son
originales”, se lamentó. “Nunca vas a encontrar (otros iguales).”
Dos
hombres recaudaron donaciones de parte de la comunidad LGBT de Oaxaca en la
casa de un amigo, con un automóvil lleno de despensas. Vera recibió una llamada
para recoger bolsas de frijoles, pasta, harina, azúcar y otros productos. Mixes
de todo el país, incluso de la Ciudad de México y Veracruz, viajaron a Juchitán
para ayudar.
De
regreso en su dañada casa, Vera recogió del piso de tierra, justo junto al
patio, un paquete de brillantes fotografías. Un día antes del terremoto, una
mujer fue a visitarla para pedirle que decorara un carro alegórico para un
festival en diciembre, y le había pedido ver su trabajo.
Solo
por eso las fotografías no estaban en el lugar en el que colapsó el techo. En
ellas se ven extravagantes carros alegóricos con las decoraciones de Vera, y a
Vera vistiendo de todo, desde los vestidos tradicionales de su abuela hasta un
conjunto con flores de chabacano, con el que fue coronada como reina de los mixes
en 2014.
Vera
espera que aún pueda conservar el encargo, pero corren los rumores de que la
ciudad cancelará o pospondrá sus festivales a causa del desastre.
Cuando
se le preguntó cómo dará vuelta a la página, respondió: “Es empezar de cero.
Empezar otra vez abajo”.
–Con información de Christopher Sherman,
AP
(SIN EMBARGO/ REDACCIÓN / SEPTIEMBRE 14,
2017, 10:00 AM)
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