En
Carnitas Porky’s, un restaurante en Albuquerque, el menú está en español en una
de las paredes. Credit Adria Malcolm para The New York Times
ALBUQUERQUE,
Nuevo México — Si entras en El Súper, un supermercado en expansión en el mismo
valle donde buscadores de fortuna a caballo reclamaron las tierras hace casi
cuatro siglos de una de las posesiones más remotas de España, verás que el
idioma que trajeron con ellos todavía perdura.
El
reguetón, el género musical nacido en Puerto Rico, resuena en los
altoparlantes. Los compradores, con acentos del norte de México, negocian las
ofertas. Hay letreros en español que indican los departamentos de la tienda,
como carnicería, panadería, salchichonería y tortillería; así, para quienes
hablan el idioma de Miguel de Cervantes, encontrar los artículos es muy
sencillo.
“Todo
lo que necesito está en español”, dijo Vanessa Quezada, de 23 años, una
inmigrante del estado mexicano de Chihuahua, haciendo gestos hacia la sucursal
del First Convenience Bank, donde los cajeros saludan a la gente con una
sonrisa y la frase “Buenas tardes”.
En
efecto, Estados Unidos emerge como un amplio laboratorio que exhibe la
extraordinaria resistencia del español, sin importar el clima político.
Con
base en una enorme masa de hablantes nativos, Estados Unidos ahora tiene, según
algunos cálculos, más de 50 millones de hispanohablantes; es decir, existen más
personas que hablan español en Estados Unidos que en España. En una
superpotencia donde se habla el inglés, la cadena de televisión en español
Univisión pelea con ABC, CBS, FOX y NBC por conseguir los más altos niveles de
audiencia. ¿La canción compuesta en Estados Unidos más exitosa del mundo
durante el verano? “Despacito“.
Al
mismo tiempo, más de 20 estados han promulgado leyes para hacer que el inglés
sea el idioma oficial, el presidente Trump ganó la elección con una plataforma
que incluía la promesa de construir un muro fronterizo y su propuesta para
fijar nuevos límites en la migración legal requeriría que los solicitantes
hablen inglés para obtener su residencia legal.
Juan
Rodríguez, de 44 años, un inmigrante colombiano que es propietario de La Reina,
una estación de radio en español en Des Moines, Iowa, dijo que “son días de
muchísima incertidumbre” para algunos hispanohablantes, especialmente
inmigrantes que no tienen papeles que tratan de ser vistos y escuchados con
menos frecuencia ahora que el presidente ha convertido a la deportación en una
prioridad.
“Pero
ese miedo no nos impide de vivir nuestras vidas en español”, agregó Rodríguez.
“Iowa puede ser estado de English-only, pero es nuestro estado también”.
Letreros
para los clientes en español e inglés en el barrio de San José, en Albuquerque
Credit Adria Malcolm para The New York Times
Alrededor
del mundo, la posición del inglés como el idioma universal parece no tener
rival por el momento. Estados Unidos proyecta su influencia del inglés en
sectores como las finanzas, la cultura, la ciencia y la guerra.
Pero
a nivel global, el chino mandarín deja muy atrás al inglés en hablantes
nativos, al colocarse en el primer lugar con 898 millones de personas, seguido
del español con 437 millones, de acuerdo con Ethnologue —un compendio de los
idiomas del mundo—. Después se ubica el inglés con 372 millones, seguido del
árabe, el hindú, el bengalí, el portugués y el ruso.
La
inmigración desde América Latina ha fortalecido el uso del español en Estados
Unidos en las décadas recientes, pero los académicos dicen que otros factores
también tienen relación. Por ejemplo, los que involucran historia, el alcance
global del idioma y las maneras en que las personas se mueven a través del
mundo hispanohablante.
Autoridades
en algunas áreas de Estados Unidos han discutido varias veces sobre cómo
detener la expansión del español, como el ex superintendente de Educación
Pública de Arizona que afirmó que todos los medios de comunicación en español
deberían ser silenciados. Un juez rechazó esta semana otra iniciativa del mismo
funcionario para prohibir el programa de Estudios Mexicanos-Estadounidenses de
Arizona. El juez determinó que la prohibición estaba “motivada por una
animadversión racial”.
Los
lingüistas rastrean en decisiones tomadas mucho antes de que España comenzara a
colonizar el Nuevo Mundo (en 1492) cómo fue que el español llegó al codiciado
momento que disfruta ahora.
Como
el escritor mexicano Carlos Fuentes explicó en su libro El espejo enterrado, en
el siglo XIII el rey español Alfonso X formó un grupo de expertos cosmopolitas
conformado por intelectuales judíos, traductores árabes y trovadores
cristianos, quienes promovieron el español como un idioma del conocimiento en
un momento en el cual el latín y el árabe todavía tenían prestigio en la
península ibérica.
El
monarca y sus sabios forjaron el español en un idioma excepcionalmente bien
organizado con estándares fonéticos, convirtiéndolo relativamente accesible
para algunos aprendices. Se cree que fueron orillados a seguir una política de
“castellano drecho” (“drecho” es una forma antigua de escribir “derecho” y se
refería al castellano derecho o correcto), dándole al idioma un propósito.
Aún
en la actualidad, el español permanece entendible alrededor del mundo en un
nivel notable. La prueba es que, por ejemplo, alguien de las pampas en la
Patagonia en Argentina puede conversar con un visitante de la Guinea
Ecuatorial, uno de los exportadores de petróleo más grandes de África.
Una
lavadora con instrucciones en español e inglés Credit Adria Malcolm para The
New York Times
Con
base en la entropía (un concepto físico para medir el desorden), Jean-Benoît
Nadeau y Julie Barlow, los autores canadienses de un libro de 2013 que traza la
evolución del español, describen la medida en que el idioma se extendió
geográficamente sobre un amplio rango de países.
En
comparación, el chino mandarían califica bajo en la escala de entropía porque
la mayoría de quienes lo hablan viven en el mismo país. El inglés hace alarde
de una mayor entropía, pero el español, el lenguaje predominante en más de 20
países, se ubica en el primer lugar, seguido del árabe.
La
competencia de Estados Unidos con España y partes de América Latina ejemplifica
cómo el movimiento de las personas a través del mundo de habla hispana lleva al
español en nuevas direcciones.
En
el área metropolitana de Los Ángeles, en donde viven más de cuatro millones de
hispanohablantes —más que la población total de Uruguay—, los lingüistas dicen
que un nuevo dialecto se ha creado conforme diferentes tipos de español entran
en contacto. Aquí, en Nuevo México, una afluencia de inmigrantes mexicanos y
centroamericanos está nutriendo y modificando una variación del español que ha
persistido desde el siglo XVI.
El
bar Ojos Locos en Albuquerque ofrece una prueba de cómo está cambiando el
español; al igual que El Súper, es parte de una cadena fundada en Estados
Unidos dirigida al mercado latino. “Una ‘cantina’ de deportes no es nada sin
auténtica y deliciosa ‘comida’ mexicana —más tacos, más alitas y más cerveza—”,
se puede leer en el sitio web de Ojos Locos. Había todos esos ingredientes en
abundancia un domingo reciente cuando la Selección Mexicana jugó contra Jamaica
y el español de México parecía ser el idioma dominante en el lugar.
Sin
embargo, algunas mesas mezclaban sin esfuerzo el inglés y el español,
especialmente aquellas en las que niños acompañaban a sus padres, mientras
otros (incluidas mesas en las que había parejas de diferentes orígenes étnicos)
lanzaban gritos de apoyo, conversaban y hasta decían insultos (México perdió el
partido 1 a 0) casi por completo en inglés mientras bebían sus margaritas.
Las
maneras en que las familias usan los idiomas en la mesa de sus hogares también
demuestra cómo el español está cambiando. En la familia Nava, que se mudó a
Nuevo México desde el norte de México hace más de 20 años, los abuelos discuten
apasionadamente en español el desempeño de su equipo de fútbol americano, los
Vaqueros de Dallas. Pero cuando sus hijos, quienes ya son adultos, hablan entre
ellos, lo hacen en spanglish. ¿Y el idioma de sus nietos? Principalmente, el
inglés, con palabras en español salpicadas en ciertos momentos.
Chavez
Karate en Albuquerque Credit Adria Malcolm para The New York Times
“Nuestra
verdadera comunicación es en spanglish”, dijo Cindy Nava, de 29 años, una
analista de políticas en el Congreso de Nuevo México, quien llegó a Estados
Unidos a la edad de 7 años. “Pero todavía reconocemos la importancia de hablar
español correctamente”.
Aunque
irrita a algunos amantes de la gramática, el spanglish efectivamente está
ganando terreno. Es evidente en la manera en la que hablan los personajes en
las telenovelas, las letras de las canciones de reguetón de Daddy Yankee o
comerciales como el de Wendy’s donde una pareja se conecta a través de
hamburguesas con queso y tocino servidas en “pan de pretzel”.
Ilan
Stavans, un profesor de Cultura Latina en Amherst College que ha traducido
clásicos como “Don Quijote” de Cervantes y “El principito” de Saint-Exupéry al
spanglish, argumenta que estamos presenciando “el surgimiento de algo
totalmente nuevo, de ninguna manera puro, un idioma mestizo”.
Mucho
antes de que el presidente Trump fuera elegido, el crecimiento y la
perdurabilidad del español habían causado preocupación y llevó a las leyes de
idioma oficial que en algunos casos limitan el uso de cualquier otro idioma que
no sea inglés en oficinas gubernamentales y en documentos; en otros casos son
prácticamente simbólicas.
Rosalie
Porter, quien llegó a Estados Unidos cuando era una niña desde Italia y ahora
es la presidenta de una organización que busca terminar con la educación
bilingüe y declarar al inglés como el idioma oficial de Estados Unidos, dijo:
“Cuando yo era una niña inmigrante, mi lengua no era políticamente correcta”.
“Ahora
es diferente”, dijo Porter, cuyo grupo, ProEnglish, fue fundado por John
Tanton, un médico de Michigan que inició varias organizaciones que buscan
restringir la inmigración. “Los inmigrantes disfrutan mucha mayor visibilidad”,
agregó ella, haciendo énfasis que en que entiende las razones económicas detrás
del crecimiento de los medios de comunicación en español.
Aun
sin contar los esfuerzos políticos, el crecimiento continuo del español en
Estados Unidos no está asegurado. Los lingüistas han documentado cómo las
nuevas generaciones de latinos en el país están cambiando de manera sostenida
hacia el inglés, del mismo modo que otros inmigrantes lo han hecho.
Pero
si el pasado sirve de guía, el español continuará evolucionando y perdurando.
“En
muchos lugares de Estados Unidos, el inglés y el español están en la cama
juntos, un contacto que es al mismo tiempo reproductivo y excitante”, dijo
Junot Díaz, el escritor que de forma maestra explora la experiencia inmigrante
en Estados Unidos, principalmente a través de los esfuerzos de su protagonista
dominicano que habla spanglish: Yunior.
“Para
muchos de nosotros el español es el camino hacia el amor y, como ha probado la
historia, nadie puede legislar para quitarnos el amor”.
(THE NEW YORK TIME EN ESPAÑOL/ SIMON
ROMERO/ 23 DE AGOSTO DE 2017)
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