FOTO:
LORENA LAMAS/ "Se presume inocente, mientras no se declare su
responsabilidad por la autoridad judicial. Art. 13, CNPP"
Los
peritos encontraron sangre humana en el automóvil del maestro Francisco Rivera,
donde la pareja de profesores asesinados fue vista por última vez. En el cateo
al domicilio de presunto responsable, los forenses también hallaron vestigios
de sangre. El vehículo fue captado en video en la zona donde se localizaron los
restos de las víctimas. La pareja fue asesinada por degüello
El
maestro de carpintería en retiro Francisco Eloy Rivera Carro, de 52 años, está
en prisión preventiva en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Ensenada,
como principal sospechoso de decapitar al matrimonio de profesores jubilados,
conformado por José Hilarión Román
Miranda y Silvia González Galindo.
Los
tres mantenían una amistad desde 1987,
cuando compartían aulas en la Escuela Secundaria “Jorge Salazar Ceballos”, o
Diurna Número 2. Las investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del
Estado (PGJE) indican que la última vez que vieron con vida a la pareja fue
el jueves 25 de mayo, ambos acompañados
por el indiciado.
Francisco
Eloy los recogió en el domicilio familiar alrededor de las cinco de la tarde, y
desde ese momento no se supo más de ellos hasta el domingo 28 de mayo, cuando
un guardia de seguridad halló las cabezas amordazadas y vendados sus ojos con
cinta canela dentro de bolsas de plástico transparentes anudadas, en un parador
turístico del Rancho Salsipuedes, en el Kilómetro 85+350 de la Carretera
Escénica Tijuana-Ensenada. Vio los bultos, se acercó, los movió y al ver el
cabello, llamó al 911.
Unas
horas antes se registró el hallazgo de dos torsos -de hombre y mujer, con
brazos y sin piernas-, el del hombre en la colonia Herrera y el de la mujer en
la colonia Sánchez Taboada.
FOTO:
ENRIQUE BOTELLO/ Casa de los maestros afectados
Según
el resultado de las pruebas genéticas, todos los restos coinciden y pertenecen
al matrimonio ensenadense.
El
dictamen del Servicio Médico Forense (Semefo) refiere que la pareja murió por
decapitación, “choque hipovolémico a consecuencia de lesiones en los grandes
vasos del cuello por objeto punzocortante”. El jefe de Semefo, César Vaca,
explicó que según las pruebas, las muertes de ambos fueron casi al mismo
tiempo.
Francisco
Eloy no ha reconocido participación en el crimen, en su vehículo, una
Volkswagen Touareg 2007 de color gris, pero la PGJE encontró restos de sangre
humana en asientos frontales, medios y en la cajuela. Al igual que en su casa
marcada con el número 1229 de la calle Cedros, del fraccionamiento Villas del
Prado.
Para
saber si la sangre es de la pareja asesinada, habrá que esperar otros diez días
para que se den los resultados de las pruebas de ADN.
Con
las evidencias recabadas, el miércoles 7 de junio, el juez de control en la
Segunda Sala, Ernesto Flores Gallegos, realizó la vinculación a proceso del
acusado por el delito de homicidio calificado por premeditación y traición en
grado de coautor, en agravio de los maestros.
LA DESAPARICIÓN Y EL HALLAZGO
La
tragedia inició el 26 de mayo, cuando una amiga de la pareja acudió a la casa
para buscar a Silvia e Hilarión, luego de no asistir a una cita con un abogado.
Los teléfonos celulares de ambos estaban apagados, por lo que se comunicó con
los hijos e hijastros (dos hijos de él y una de ella).
Ese
viernes, la familia presentó la denuncia por la desaparición de los maestros y,
desde el teléfono de José Hilarión, uno de sus hijos recibió un mensaje vía
WhatsApp:
“Tenemos
a tus papás, ni hagan olas y todo saldrá bien. Si los quieren volver a ver con
vida no avisen a las autoridades. Al rato los contactamos”.
El
domingo 28 encontraron las cabezas en Ensenada y los torsos en Tijuana. Desde
el principio, el hijo de Hilarión y la hija de Silvia reconocieron los rostros
de sus progenitores, por lo que se ordenaron los exámenes de comparativa
genética.
Entre
las incidencias presentadas por el agente del Ministerio Público al juez, una
consulta a Google History -hecha por uno de los hijos de la pareja- arrojó la
trayectoria del celular de los maestros desde la salida de la vivienda en Valle
Verde, para después registrar una segunda parada en Villas del Prado. De ahí no
hay más registros.
A
las cinco de la mañana del domingo 28 de mayo, un hombre que caminaba por
Avenida Novena, una zona céntrica a unos diez kilómetros de Villas del Prado,
encontró tirado el celular de Hilarión, lo recogió y sin apagarlo se lo llevó a
su trabajo en el poblado de Maneadero. Recibió una llamada de una voz femenina
que le advirtió no darle a nadie el dispositivo. Actualmente la Policía
Ministerial lo tiene en su poder para llevar a cabo análisis.
MÓVIL NO ESTÁ CLARO Y BUSCAN CÓMPLICES
El
1 de junio, el profesor Francisco Rivera fue detenido como principal sospechoso
del asesinato de la pareja. El
subprocurador de Investigaciones Especiales de la PGJE, José María González,
detalló que en la investigación llamó la atención que nadie reclamara dinero
por el rescate del matrimonio.
Sobre
el motivo del homicidio, mencionó que años atrás el imputado vendió a las
víctimas un terreno y sostenía con ellos una deuda de 10 mil pesos, aunque duda
que ese haya sido el móvil del crimen, “no está claro aún, él no ha aceptado
(la culpabilidad), aunque estamos convencidos de que sí fue”, determinó
González.
Por
el momento no hay más personas detenidas, sin embargo, se está en búsqueda de
otros posibles participantes.
foto:
enrique botello/ casa del presunto asesino de maestros decapitados
EVIDENCIAS VIDEO GRABADAS
Como
parte de los elementos de prueba la fiscalía, estableció la correspondencia del
vehículo del imputado con la unidad captada por una videocámara en la zona de
la colonia Sánchez Taboada, donde fueron arrojados los restos de la mujer.
Las
cámaras de video vigilancia de una de una vecina de Valle Verde, arrojaron que
efectivamente Francisco Eloy se llevó a la pareja alrededor de las 5:00 pm.
Una
segunda película muestra que una camioneta con las mismas características
físicas a la del imputado se estaciona en Avenida Pinos Agüeros, frente al
número 33 de la delegación Sánchez Taboada y, luego de unos instantes, lanza
una bolsa transparente con un torso humano.
Otra
evidencia que podría ser determinante, pero no avanza debido al burocratismo,
es que la administración de Caminos y Puentes Federales (Capufe) no ha
contribuido con la información que le solicitó el Estado referente a si la
unidad de Francisco pasó por la autopista durante ese fin de semana, ya que el
lugar en el que depositó las cabezas obliga a pasar por alguna caseta.
VERSIONES DEL IMPUTADO SIN ELEMENTOS DE
PRUEBA
La
primera ocasión que Francisco Eloy fue llamado en calidad de testigo, el 26 de
mayo, reveló al agente del Ministerio Público que recogió a las ahora víctimas
en su domicilio en Valle Verde, los llevó a ver una casa en venta, abrieron la
reja de la cochera y en diez minutos estaban de regreso.
Pero
la hija del imputado lo desmintió. Ella vive con su esposo en la supuesta
vivienda en venta e informó a los policías que tenía cuando menos dos semanas
sin ver ni hablar con Francisco Eloy, también aseguró que el jueves 25 de mayo
nadie fue a su casa, pues la reja hace “ruido” y tiene perros que la hubieran
alertado. Agregó que la casa se la
regaló el papá el día de su boda y, si la fuera a vender, le hubiera avisado.
Fue
así como Francisco Eloy fue llamado una segunda ocasión a declarar como
testigo, el 29 de mayo, donde dijo a los agentes que “mintió” anteriormente y
ofreció una segunda historia.
Que
desde febrero (2017) recibió una llamada desde la Ciudad de México al parecer
de extorsión, los números eran de Tijuana o Monterrey, del otro lado se
escuchaba la voz de un hombre que le ordenó
“ponme a Hilarión”, o de lo
contrario le harían daño a sus hijas, una que estaba en Ensenada y otra en
Monterrey.
Mencionó
que a finales de abril, mientras estaba afuera de su domicilio, tres jóvenes de
complexión delgada y cabello corto se acercaron para pedir referencias de una
persona a la que él desconocía, estos abordan un automóvil sedán y acto seguido
le suena el celular: era la misma voz diciendo que él había enviado a esos
hombres, y lo tenía vigilado.
La
penúltima llamada fue antes del homicidio, “te queda poco tiempo, hazle como
puedas”, fue supuestamente la amenaza de una voz masculina. Y ese jueves fue
rotundo en la llamada: “El tiempo se agotó”.
Entonces
decidió ir por la pareja a Valle Verde y con engaños les ofreció una propiedad
en venta por 500 mil pesos. Una vez ahí, otros tres hombres esperaban a bordo
de un automóvil sedán se acercaron al copiloto y a la puerta trasera para bajar
a la pareja.
Rivera
dijo que después fue a casa de su novia, más tarde a su domicilio, donde
recibió un mensaje que decía: “No hagas olas, todo va a estar bien”.
Pero
no aportó ni mensajes en su teléfono, ni elemento de tiempo, modo, lugar, para
respaldar esos dichos.
NO LE LEYERON SUS DERECHOS
Durante
la audiencia de vinculación, la principal defensa presentada por su abogado fue
solicitar la nulidad de dos pruebas fundamentales para la investigación: la
primera declaración que Francisco Rivera da ante el Ministerio Público, y una
entrevista, ya que previo a su realización, no le leyeron sus derechos, ni
tampoco estuvo acompañado de un abogado asesor.
“Fue
una violación a sus derechos fundamentales”, aseguró el defensor.
Situación
que la fiscalía rechazó, ya que en ambas ocasiones no existía el hallazgo de
las cabezas, por lo cual Rivera no fue citado como indiciado, sino como testigo
para dar con el paradero de la pareja, y que por ese motivo no era necesario un
defensor.
La
próxima audiencia se programó para el 8 de noviembre de 2017.
MIEDO Y PERTURBACIÓN ENTRE AMIGOS,
VECINOS Y FAMILIARES
En
el entorno vecinal de Hilarión y Silvia, los vecinos de la calle Los Encinos
responden a las peticiones del Ministerio Público, pero hay desconfianza y
miedo. Defienden a la pareja victimada, pero prefirieron no hablar con la
prensa.
La
familia atraviesa por un momento difícil,
no han podido sepultar los
cuerpos porque aún falta que la autoridad concluya con las diligencias, en
espera de encontrar las extremidades inferiores.
En
contraparte, los vecinos de Francisco
Rivera lo calificaron como poco sociable y dijeron saber de personas viviendo
desde hace años en el inmueble, pero nunca han visto salir o entrar a alguien.
“Ni
conozco quién vive ahí, la verdad”, comentó una comerciante contigua a la casa.
Saben
que la vivienda está habitada porque los dos perros siempre están “bien
alimentados”, sin embargo, los residentes no se relacionan con los colonos.
Quienes
sí lo identificaron como buen deportista fueron integrantes de clubes de
ciclismo de Ensenada, a los que el sospechoso pertenecía.
DOCENTE EJEMPLAR Y EMPRESARIO
José
Hilarión Román Miranda era uno de los docentes más reconocidos de la Escuela
Secundaria “Jorge Salazar Ceballos” o Diurna Número 2, donde impartía la clase de Biología.
Como
“tierno, paciente y comprensivo”, lo calificó su ex alumna Elena Contreras,
conmovida por la situación.
En
redes sociales, cientos de estudiantes lo recordaron por el apodo “El
Charrito”, dada su baja estatura. Era estricto, no descansaba hasta que todos
sus estudiantes aprobaban su tradicional
examen oral de la tabla periódica.
A
los jóvenes les imponía la compra de una gran libreta Universitaria que
revisaba cada tres días, “era exclusiva para su clase y no dejaba una sola hoja
en blanco”, recordó el joven de nombre Juan Pablo.
El
profesor y su pareja eran prestamistas desde hace varios años, tenían un salón
social llamado Los Encinos y un local comercial en Valle Verde.
Según
consta en el Registro Público de la Propiedad, Román contaba con más de diez
inmuebles en zonas como San Antonio de las Minas, Valle Verde, Lomas de Valle,
Ejido Chapultepec y Villa Juárez.
(SEMANARIO
ZETA/ DESTACADOS/ LORENA LAMAS/ VIERNES, 9 JUNIO, 2017 01:59 PM)
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