CIUDAD DE MÉXICO (apro).-
Mirna Nereyda Medina Quiñones, líder de las Rastreadoras del Fuerte, Sinaloa,
condenó el asesinato del periodista y escritor Javier Valdez Cárdenas, ocurrido
este mediodía, y manifestó su dolor ante la muerte “no sólo de un gran
periodista y una gran persona, sino también de un defensor”.
Al recordar que fue Valdez
quien “bautizó” como “rastreadoras” a las mujeres que buscan bajo la tierra a
sus seres queridos en el norte de Sinaloa, Medina Quiñones dice que con el
homicidio del escritor, fundador del semanario Ríodoce y corresponsal de La
Jornada, se incrementa el riesgo para los familiares de desaparecidos que
buscan a los suyos.
“Hace tiempo Javier me dijo: ‘Mirna, quiero
que hagas una memoria con todo lo que has hecho, con la información que tienes
de quienes te han amenazado, y me la des a guardar, porque cuando llegue el
momento, porque tú estás en gran peligro, yo voy a sacar todas esas cosas que
hayas escrito’. Javier tenía la seguridad de que yo me iba a ir primero que él,
y fue al revés ¿Te imaginas cómo me siento?”, confía Mirna a la reportera en
entrevista telefónica desde Los Mochis.
Luego de admitir que la
sensación de las mujeres que buscan a sus seres queridos es ahora de mayor
vulnerabilidad, la activista dice que para las familias de los desaparecidos en
Sinaloa, Javier Valdez fue un aliado.
“Javier no sólo nos puso el
nombre de ‘las rastreadoras’, sino que se ocupó de nuestros niños en su libro
‘Huérfanos del narco’, entre ellas mi nieta, (también de) mi hijo desaparecido
Roberto Corral y la mamá de Mari (Herrera), y fue muy importante para
contactarnos con Enlaces Nacionales. Permitió que las ‘rastreadoras’ saliéramos
de este mundo tan pequeño que es el norte de Sinaloa, para conectarnos con
otras mujeres como nosotras”, puntualiza.
La activista, quien con su
grupo de mujeres ha localizado más de 80 cuerpos enterrados en fosas
clandestinas, pregunta: “¿Quién sigue? No sólo pienso en los periodistas, sino
en los defensores, en las madres, que después de lo que ocurrió con la compañera
Miriam Rodríguez en Tamaulipas, no nos queda duda que estamos en un gran
peligro”.
En ello coincide Óscar Loza
Ochoa, presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa
y decano de los defensores en la entidad. “La muerte de Javier es un elemento
importante que puede inhibir el activismo de las señoras”, apunta.
“Esta tragedia ha consternado
no sólo al gremio periodístico. Hay indignación en personas que son pepenadoras
en el relleno sanitario de la ciudad, profesionistas de otros gremios,
profesores, ingenieros, comerciantes, los ambulantes del centro de la ciudad.
Él era muy conocido, había sido no solamente comunicador, sino también
activista, lo conocían bien, muy particularmente entre los familiares de
desaparecidos con quienes tenía una relación de solidaridad”, apunta desde
Culiacán.
Y recuerda que en el momento
en que se supo la noticia, él estaba a punto de iniciar una reunión con mujeres
dedicadas a la búsqueda de desaparecidos. Al confirmarse el hecho, agrega,
generó un gran dolor entre las señoras que sentían aprecio por el periodista,
quien se había convertido “en una de las personas claves para relacionarlas con
Enlaces Naciones y las Brigadas Nacionales de Búsqueda”.
Cauteloso sobre el móvil del
homicidio de Valdez Cárdenas –el sexto reportero asesinado en 2017–, Loza Ochoa
destaca que los hechos ocurren en un contexto “muy complicado de incremento de
la violencia, asesinatos y desapariciones. Todo indica que quienes llegaron a
gobernar aquí desde el primero de enero no le han dado rumbo al trabajo de
seguridad, y ya se está manifestando la exigencia que no vaya a quedar impune
el caso”, subraya.
La muerte de Valdez, y con él
la sensación de inseguridad, se percibía ya desde el viernes 12 con el
asesinato de Miguel Ángel Sánchez Morán, presidente de la Federación de
Abogados de Sinaloa, líder de opinión y exsecretario del ayuntamiento Mazatlán,
agrega el defensor, quien también es profesor universitario.
El homicidio del periodista
“aumentó los temores de quienes se dedican a la búsqueda de cuerpos, tanto
entre las Rastreadoras de El Fuerte, como de Voces Unidas por la Vida de
Culiacán, porque en algunos puntos de búsqueda se habían estado presentado
hombres armados que viajaban en camionetas y les decían que no querían que
siguieran buscando”.
Añade: “La muerte de Javier
es un elemento que pega muy de cerca a quienes nos dedicamos a la defensa de
los derechos humanos y a las señoras, porque él no sólo había estado pendiente
del tema de las búsquedas, sino que de alguna manera se manifestaba solidario
con estas causas”.
Tras señalar que como
defensor no es la primera vez en que trabaja en un ambiente de riesgo, Oscar
Loza confiesa que “hay mucha preocupación por lo que está pasando”, por ello
–sostiene–, defensores de organizaciones y familiares de víctimas se reunirán
este lunes para decidir qué acciones tomar ante el homicidio del periodista, y
mañana realizarán actividades para exigir justicia.
“En esto de las amenazas no
se hace callo, los temores están, por eso el primer llamado a los compañeros es
tener mayor cuidado personal, cuidarnos más para poder seguir haciendo nuestro
trabajo de defensa, tenemos que seguir realizando nuestro activismo”, concluye.
(PROCESO/ REPORTAJE ESPECIAL/ GLORIA
LETICIA DÍAZ/ 15 MAYO, 2017)
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