El accidente en la planta nuclear rusa
del que se cumplieron 31 años tuvo consecuencias inesperadas a miles de
kilómetros de distancia. El increíble drama provocado por leche contaminada que
fue ocultado por las autoridades.
Vista aérea del daño causado por la
explosión de la unidad número 4 del reactor nuclear de Chernóbil, Ucrania.
Foto: AP/Volodymyr Repik
Ciudad de México, 39 de abril
(SinEmbargo/Infobae).- El 21 de marzo de 1986, cuando nació Maribel Torres
Delgado, el doctor le dijo a su padre que sería una belleza por haber nacido el
día de la Primavera, pero su vida terminó a la edad de 13 años como parte de
uno de los capítulos más misteriosos e inexplicables de la historia de México:
la importación de miles de toneladas de leche en polvo desde Irlanda
contaminada por la nube radioactiva generada por el accidente nuclear en la
planta rusa de Chernóbil, en 1986.
La nube radiactiva viajó por
todo el norte de Europa hasta llegar a la República de Irlanda, el país al que
México compraba leche en polvo desde los años setenta.
Después del accidente
nuclear, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta para que
se suspendieran las compras de alimentos a países afectados por los restos
tóxicos. Sin embargo, México adquirió de Irlanda 40 mil toneladas de leche en polvo y una cantidad
importante de mantequilla que fueron distribuidas en el país entre 1987 y 1988
por la Comisión Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), un organismo
gubernamental desaparecido en 1999, que tenía la función de hacer llegar a las
clases populares alimentos básicos a precios bajos.
La leche, comprada al Irish
Dairy Board, llegó al puerto de Veracruz en tres barcos de bandera chipriota:
el Adventure, que llegó el 13 de junio de 1987; El Tenacious, que arribó el 17
de junio y el Rumija, el 1 de noviembre del mismo años, que entre su cargamento
también traía mantequilla.
En este ese tiempo, la
Conasupo también controlaba el mercado de leche por lo que el polvo pudo haber
sido vendido a más de 30 empresas, entre ellas grandes trasnacionales como
Nestlé, Anderson Clayton y Kraft Food entre otras.
A 30 años de Chernóbil la leche tiene
partículas radioactivas
Maribel fue alimentada
durante su infancia con la leche que su papá compraba en los centros de
distribución de Conasupo, en el municipio de Cuautitlán Izcalli, en el Estado
de México. Ingeniero de profesión, Teodoro Torres Goldaraz tuvo la oportunidad
de conocer los centros donde se procesaba el lácteo, por lo que nunca le
pareció una mala opción para alimentar a su familia. Más tarde se daría cuenta
que había sido un error.
“Me acuerdo que era un grupo
de 10 niños que estaban en el Hospital Infantil de México –en la capital de
país- enfermos de cáncer, eran nueve niñas y un niño que venía de Durango. A mi
hija le detectaron osteosarcoma -un cáncer en los huesos- a los 10 años, que
después se le fue pasando a los pulmones y a otros órganos”, recordó Teodoro
González a Infobae.
Su hija murió a los 15 años,
pero vivió los últimos años de su vida en ese hospital. La familia se aisló por
completo para dedicarse a la atención de la menor, incluso con el paso del tiempo
se fue acabando el dinero. Convivían poco con la familia de los otros niños
enfermos por lo que desconocían cuál era su situación.
Fue hasta que murió Maribel
cuando Teodoro empezó a platicar con los familiares de los otros niños y
encontró cosas en común: todos habían nacido el mismo año o posterior a su
hija, pero también todos habían sido alimentados con leche de la Conasupo.
Edificios abandonados de Pripyat, la
ciudad que alojaba a los trabajadores de la planta nuclear de Chernóbil. En el
fondo se ve la estructura en forma de arco que está siendo construida para
cubrir la planta y evitar fugas de gases tóxicos relacionado con la explosión
registrada hace 30 años en la planta. Foto: AP.
“Cuando nos dimos cuenta de
eso, porque se había hecho un escándalo muy grande con lo de la leche, tratamos
de avanzar, de denunciar pero es una lucha contra el poder y no pudimos hacer
nada y hasta ahora no se ha hecho nada en concreto. Sabemos porque casi todo
indica que fue por ese consumo que se enfermaron los niños, pero no teníamos ni
tenemos los recursos para hacer una investigación científica porque todo se nos
fue en pagar el tratamiento de los niños. A mí cada vez que me hacían un examen
socioeconómico para ver cuánto era lo que podía pagar al hospital salía con
menos posibilidades económicas, no quedé en la indigencia porque me quedó esta
casa”, relató.
Su familia se desintegró tras
la muerte de su hija. Su esposa lo abandonó, sus otros hijos crecieron y se
fueron y él ahora vive solo en una caserón en Cuautitlán Izcalli. El recuerdo
de Maribel es lo único que no lo abandona. En su cuarto hay fotos de ella por
todas partes. “En vida fue un sol”, la recuerda, y ahora que no está, el verla
le ilumina todos los días.
LA HISTORIA INCÓMODA
Tratar de hallar información
sobre este caso en Mexico es casi imposible. Por tratarse de hechos que
sucedieron hace tres décadas, cuando aún no estaba sistematizada la información
y había un gran caos por el gran terremoto de 1985, la documentación está perdida,
fue destruida o escondida en algún archivo muerto.
Infobae trató de indagar
sobre el tema en oficinas que deberían tener información como el Ministerio de
Salud, pero la respuesta fue que no se sabía nada del tema. En las oficinas de
Salud de la capital mexicana también se preguntó si existía algo sobre los
afectados, pero la respuesta fue la misma.
En la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), la principal institución de Educación Superior del
país y una de las más importantes de América Latina, un empleado de la oficina
de Comunicación señaló que el tema era “un mito urbano”.
Se desconoce cuántos son los
afectados, dónde están y cuales fueron las consecuencias, porque nunca se
deslindaron responsabilidades ni se llegó a fondo en las investigaciones. El
último esfuerzo se hizo en noviembre de 1995, cuando el Congreso aprobó la
creación de una comisión que investigara ocho puntos relacionados con la
paraestatal Conasupo, entre ellos el tema de la leche contaminada. Pero apenas
11 meses después se cerró el caso y se archivó la investigación.
“No hubo nadie que no hubiera
tomado al menos un vasito porque toda la leche se distribuía por medio de
Conasupo”, expresó en charla con Infobae Guillermo Zamora, autor del libro Caso
Conasupo: La leche radioactiva, el crimen más atroz contra el pueblo mexicano,
el único que se escribió sobre el tema y que fue publicado en 1997.
Zamora asegura que con
Enrique Peña Nieto son ya seis los presidentes que deben a los mexicanos una
explicación sobre este tema que involucra corrupción, abuso de poder, “y una
ambición desmedida de esta gente por hacerse rica”.
Documentó que “la incidencia
de cáncer infantil aumentó 300 por ciento en la década que va de 1987 a 1997,
al punto que se calcula que la afectación anual es de unos 900 niños, de los
cuales el 30 por ciento muere”.
En ese tiempo, Raúl Salinas
de Gortari, hermano del ex Presidente Carlos Salinas –al que se responsabiliza
del “Efecto Tequila” de mediados de los 90- era funcionario de Conasupo, donde
ocupó diferentes cargos.
Entre otros, se desempeñó
como gerente general de Sistema de Distribuidoras Conasupo, S.A. de C.V.
(Diconsa) y fue durante su administración que el país adquirió al Irish Dairy
Board la leche contaminada.
Vista de varias máscaras de gas y una
muñeca abandonadas en la ciudad ucraniana de Pripiat, situada a 3 kilómetros de
la central atómica de Chernóbil, treinta años después de la evacuación de sus
50 mil habitantes. Foto: EFE
“Cuando empezamos a
investigar y a ver lo que decían algunos periódicos nos dimos cuenta que todos
hablaban del hermano del presidente Salinas –Carlos Salinas de Gortari fue jefe
de Ejecutivo de 1988 a 1994. Sabemos que estuvieron coludidas las autoridades
de primer nivel, empezando con el hermano del presidente Salinas. Nosotros nos
concentramos solo en los casos del Hospital Infantil, pero debe haber habido
más en otros hospitales que atienden a niños con cáncer”, expresó Torres
Goldaraz.
Raúl Salinas de Gortari fue
detenido en marzo de 1995, bajo cargos de asesinato –por la muerte de su ex
cuñado, Francisco Ruiz Massieu, otro político mexicano, y enriquecimiento
ilícito-, pero nunca se le fincaron cargos por el caso de la leche contaminada.
Salió libre en 2005 y en 2013 el Estado mexicano le restituyo los bienes que le
había decomisado porque la Fiscalía no logró acreditar su procedencia ilícita.
“Esta es una historia del
pasado que no podemos dejar pasar aunque hay algunos que han estado empecinados
en ello. No se ha podido contar completa, siempre hay algo mas, se ha impedido
llegar hasta el final, cuando se quiere hacer más investigación, siempre hay
obstáculos”, expresó Zamora.
Aseguró que las autoridades
federales de ese entonces intentaron fabricarle acusaciones por involucrar en
sus investigaciones al hermano del ex Presidente. En su libro describió cómo
distintas personas que descubrieron el caso, entre ellos marinos y científicos,
fueron sometidos a juicios, algunos enviados a prisiones militares y otros ya
no pudieron seguir desarrollando sus profesiones.
Una de estas personas es el
físico Miguel Ángel Valdovinos, quien en 1986 era jefe del laboratorio de la
planta Nucleoeléctrica de Laguna Verde, en el estado de Veracruz.
Los barcos que traían la
leche llegaron cargados de miles de bultos de 25 kilogramos. Era costumbre que
cuando llegaba mercancía se diera el llamado “robo hormiga” –el robar pequeñas
cantidades de mercancía para venderlas baratas en el mercado negro. El 18 de
abril de 1987 el vicealmirante Manuel Rodríguez Gordillo, entonces un marino de
53 años, recibió un reporte en el que señalaba que un gran número de elementos
del cuerpo de infantería padecía males estomacales.
A 30 años de la tragedia de Chernóbyl:
Las canciones, las películas, los libros
Cuando cuestionó al
responsable de la cocina, afirmó que los alimentos que se compraban eran de la
mejor calidad, incluso la leche, la cual confesó que había comprado a los
estibadores –los cargadores del puerto- de lo que sacaban de robo hormiga.
El vicealmirante sospechó del
lácteo por ser un alimento muy sensible, por lo que mandó unas muestras a
Valdovinos para que las analizará.
En su informe concluyó que la
leche contenía grandes cantidades de estroncio 90 –un componente importante de
los residuos nucleares- y cesio 137 –un isótopo radioactivo, “en una cantidad
superior en 10 veces al máximo tolerable por el organismo humano. Ambos son
elementos atómicos considerados como altamente cancerígenos”, explicó, y sobre
la leche recomendó que debía prohibirse a los lactantes y a mujeres
embarazadas.
El informe concluyó que la
leche contenía grandes cantidades de estroncio 90, un componente importante de
los residuos nucleares, y cesio 137 -un isótopo radioactivo, en una cantidad
superior en 10 veces al máximo tolerable por el ser humano.
Curiosamente la leche no
había sido la responsable de la enfermedad de los marinos, pero el análisis
ayudó a comprobar su contaminación.
La contaminación radiactiva
por cesio 137 y estroncio 137 producen malformaciones, daños hepáticos y en los
huesos, lo que refuerza la hipótesis de Teodoro Torres de que su hija enfermó
por el consumo de leche contaminada.
“Esta historia nos ha
afectado a todos, pero todo lo borraron y contra nosotros hubo una represión
atroz”, expresó el físico a Infobae.
Recordó que cuando tuvo el
informe lo envió al vicealmirate, quien a su vez lo remitió a la Secretaría de
Marina, pero en ese momento la leche ya estaba por ser hidratada para su
comercialización. El informe se envió a los ministerios de Salud y de Comercio
ante la insistencia de Rodríguez Gordillo de que ante la gravedad del asunto
era necesario hacer algo.
Sin embargo, según Zamora y
Valdovinos, los resultados de análisis desaparecieron de los archivos de la
Marina y de Laguna Verde.
Al vicealmirante, confirmaron
los dos, se le fabricaron cargos como asociación para cometer el delito de
rebelión y traición a la Patria, entre otros. Fue sometido a juicio ante la
justicia militar, pero logró un amparo de autoridades federales.
“A mí me mandaron a
Tlaxcoaque –un centro de tortura que operó el capital mexicana- por eso y por
otras cosa”, dijo el físico.
DOBLE ENGAÑO
El 16 de marzo de 1988 las
autoridades mexicanas anunciaron que la leche se había regresado a Irlanda a
través del buque Pheasant, de bandera Chipriota, pero según señala Zamora, la
leche habría sido desembarcada en el puerto de Tampico, en México, por lo que
nunca salió de país.
“Así se quedaron las cosas.
Esto pasará la historia y quedará en la conciencia de cada una de esas
autoridades que en aras de tener más dinero autorizaron la entrada de esa
leche, en esas conciencias estará el hecho de que fallecieron algunos niños que
no tenían que haber muerto, porque si no hubieran tenido ese afán de
enriquecimiento, no se compra la leche, pero llegaron barcos llenos de
toneladas”, lamentó el padre de Maribel, para quien estos días son
especialmente tristes, porque hace un mes su hija hubiera cumplido 31 años.
ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR
SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE Infobae.
(SINEMBARGO.MX/ JULIANA FREGOSO/ ABRIL
30, 2017, 10:35 AM)
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