Un reportaje del New York Times destacó que el robo de
gasolina en México comenzó a empeorar a finales de los años 2000 con el
entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa y continúa con Enrique Peña Nieto.
Los expertos consultados por el medio mencionaron que este problema se ha
convertido en una epidemia que el Gobierno parece incapaz de detenerlo debido
al débil Estado de derecho. Consideraron que el combustible hurtado no sólo se
comercializa en el mercado negro de México, tal vez incluso en Estados Unidos y
Centroamérica.
Los Zetas y el CJNG pelean por el robo
de gasolinas en Puebla; la lucha deja 30 ejecutados en 2017
Ciudad de México, 27 de abril
(SinEmbargo).– El robo de combustible en México se ha convertido en una epidemia
que el Gobierno parece incapaz de detenerlo debido al débil Estado de derecho.
Se incrementó durante el sexenio de Presidente Felipe Calderón y sigue con
Enrique Peña Nieto, aseguró el diario New York Times.
“El rápido y abierto comercio de gasolina es
una de las manifestaciones más evidentes de la epidemia nacional de robo de
combustible en México. Los ladrones perforan grifos en tuberías y lo están
vendiendo en el mercado negro de México y tal vez incluso en Estados Unidos y
Centroamérica”, destacó el medio estadounidense.
De acuerdo con el New York
Times, la crisis del combustible robado es cada vez mayor ya que más de mil
millones de dólares al año se reflejan en pérdidas para Petróleos Mexicanos
(Pemex), además de poner en peligro los esfuerzos de México para atraer la
inversión extranjera en la industria energética.
“El problema se reduce al
hecho de que el Estado de derecho es débil en México”, dijo al diario Dwight
Dyer, analista del sector energético mexicano. “Esta es una parte del mercado donde
se debe trabajar el Estado de derecho para que el sector privado diga:
‘realmente quiero invertir’”.
De acuerdo con el New York Times, la
crisis del combustible robado es cada vez mayor ya que más de mil millones de
dólares al año se reflejan en pérdidas para Pemex. Foto: Cuartoscuro.
La publicación destacó que el
aumento incesante de los robos ha sido impulsado por la creciente participación
y sofisticación de algunas de las organizaciones criminales del país que han
utilizado el soborno y la violencia para cooptar a funcionarios de todos los
niveles del gobierno, incluyendo trabajadores de Pemex .
Los grupos criminales,
advirtió, también han cultivado un amplio apoyo entre los residentes locales,
algunos de los cuales han encontrado empleo lucrativo con las pandillas y
muchos de los cuales están dispuestos a pagar los precios mucho más bajos para
el combustible del mercado negro.
El Times enfatizó que el
estado de Puebla es el epicentro de la crisis. “Los ladrones son vistos como
héroes de estilo Robin Hood que han cambiado la fortuna de pueblos que antes
eran empobrecidos durante la noche como producto del flujo comercial hacia las
economías locales”, explicó.
“Es realmente una barrera
para los negocios”, dijo al NYT Carlos Murrieta Cummings, director general de
transformación industrial de Pemex. “Tenemos este problema en muchos lugares
diferentes, no sólo en una parte”.
Tomas clandestinas de gasolina aumentan
1,830% en seis años de Moreno Valle en Puebla: Pemex
El New York Times destacó que
el robo de gasolina comenzó a empeorar a finales de los años 2000 en medio de
la guerra contra el crimen organizada dirigida por el entonces Presidente
Felipe Calderón Hinojosa. “Su estrategia para desmantelar las organizaciones
transnacionales de tráfico de drogas creó subgrupos más pequeños que
diversificaron sus empresas criminales, ramificándose en el robo de gasolina”,
señaló.
Con el aumento de los precios
internacionales del gas, el robo de combustible se volvió particularmente
lucrativo, dijeron las autoridades mexicanas, y a menudo mucho más fácil que el
tráfico de drogas.
En 2010, al menos 27 personas
murieron, resultaron heridas y numerosas casas fueron destruidas cuando un
oleoducto explotó en San Martín Texmelucan de Labastida, una ciudad del estado
de Puebla.
A pesar de los votos del
presidente Calderón para detener a las bandas de robo de combustible, ellos
continuaron creciendo.
“La verdad es que Pemex no le
dio mucha importancia”, dijo al NYT Eduardo Guerrero, consultor de seguridad en
la Ciudad de México. “Se consideró como pérdidas marginales”.
Con el aumento de los precios
internacionales del gas, el robo de combustible se volvió particularmente
lucrativo, dijeron las autoridades mexicanas, y a menudo mucho más fácil que el
tráfico de drogas. Foto: Cuartoscuro.
En 2009, las autoridades
descubrieron 462 tomas ilegales en los oleoductos de la nación y estimaron que
se perdían menos de 126 mil galones diarios. El año pasado descubrieron 6 mil
873 grifos, un aumento de casi 15 veces, de acuerdo con reportes de Pemex.
A partir de enero de este
año, proliferaron las ejecuciones en los municipios del llamado Triángulo Rojo
—Acajete, Acatzingo, Ciudad Serdán, Huixcolotla, Esperanza, Tepeaca, Palmar de
Bravo, San Salvador el Seco, Tlalancaleca, Tecamachalco, Tepatlaxco, Molcaxac,
Los Reyes de Juárez— en donde un total
de 30 personas fueron acribilladas, torturadas y hasta quemadas por los grupos
que pelean la plaza.
En enero pasado, SinEmbargo
publicó cómo el Cártel Jalisco Nueva Generación y Los Zetas libraban una guerra
en los límites de Puebla y Veracruz por el control del robo de combustible, que
arreció en agosto de 2016 cuando Jesús Alfredo Beltrán Guzmán, “El Mochomito”
–sobrino y heredero de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera– cerró su alianza con
miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación.
(SIN EMBARGO.MX/ REDACCIÓN / ABRIL 27, 2017,
6:30 PM)
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