El jueves pasado, unidades de
élite de la Marina respondieron indirectamente al Presidente de Estados Unidos,
Donald Trump, quien le había dicho al Presidente Enrique Peña Nieto que las
Fuerzas Armadas de su país no tenían ni la capacidad ni el valor para enfrentar
a los cárteles de la droga. En un operativo en Tepic para neutralizar al jefe
de plaza en Nayarit y el norte de Jalisco del cártel de los hermanos Beltrán
Leyva, los comandos se enfrentaron varias horas con los criminales, que dejaron
un saldo de 13 narcotraficantes muertos, contra ningún marino. De todo ese
tiempo de refriega en barrios residenciales y en la cercanía del aeropuerto en
la capital nayarita, lo que circuló profusamente en las redes sociales y los
medios de comunicación, fue un video de siete segundos de duración, donde desde
un helicóptero ruso de la Marina, dispararon una Barrett con balas trazadoras
-que son modificadas para que una carga pirotécnica en su base permita que arda
y se pueda ver su trayectoria en la noche- de 50 milímetros.
El operativo fue quirúrgico,
eficaz, con notoria capacidad de fuego y sin importar que hubiera daños
colaterales. Abatieron al jefe de la plaza, Juan Francisco Patrón Sánchez,
apodado El H2, y a toda su guardia pretoriana. Pero tras el asombro por el
impresionante operativo, surgieron las denuncias de abuso de fuerza y las
versiones de que en la acción habían muerto menores. El Secretario de la
Marina, almirante Vidal Soberón, fue obligado por la opinión pública a dar la
cara, y afirmó que no participó ningún menor en el operativo, ni se abatió a
ninguno de ellos. El almirante explicó ante la prensa lo que, según su
información, sucedió:
“Los 15 efectivos que
llegaron al domicilio fueron recibidos con fuego real, aunque se insistió desde
que llegamos, (y) se estuvo insistiendo durante toda la operación, que era la
Secretaría de Marina y que pedíamos su rendición. Jamás se rindieron. En una
casa de tres pisos y exactamente en el alto de la azotea ellos tenían una
posición muy favorable desde la cual estaban disparando a nuestro personal y
tenían una vista de 360 grados. Al ver esto se pidió el apoyo de un helicóptero
artillado, el cual hizo fuego por un tiempo no mayor a siete segundos, con el
único objetivo de que se retiraran de la azotea, cosa que se logró, ya mi
personal no estaba resistiendo la cantidad de fuego de precisión que estaban
efectuando ellos”.
El almirante Soberón se quejó
de que sólo se estaban viendo esos siete segundos letales, y no toda la acción
que duró varias horas. En todo caso, de sus propias declaraciones se puede
argumentar que mintió y que sus comandos sí hicieron uso excesivo de su fuerza
letal, en violación de la ley. El almirante Soberón dijo que se disparó desde
el helicóptero a una azotea, pero en el video se aprecia que las balas
trazadoras fueronn dirigidas al frente de una casa, a la cual le provocaron
daños en su base y paredes. El helicóptero realizó acciones aéreas lentas
mientras enfocaba su objetivo, pese a lo que nunca fue alcanzado por ningún
proyectil. La versión oficial es que les dispararon desde tierra, pero nunca
alcanzaron a la nave.
Las Fuerzas Armadas mexicanas
disponen de un Manual del Uso de la Fuerza, en cuya regulación del uso de la
fuerza, publicada el 22 de mayo de 2014, establece su legitimidad bajo los
principios de oportunidad, proporcionalidad, racionalidad y legalidad. La proporcionalidad,
como se especifica en el Capítulo 3, “se utiliza en la magnitud, intensidad y
duración necesarias para lograr el control de la situación, atendiendo al nivel
de resistencia o de agresión que se enfrente; se refiere a la relación entre la
amenaza al bien jurídico tutelado del personal o de la población civil ajena a
los hechos, y el nivel de fuerza utilizada para neutralizarla”.
En el operativo en Nayarit no
hay forma de justificar la proporcionalidad establecida por la ley. El índice
de letalidad fue de 12 muertos, lo que sugiere que se utilizó mucho mayor
fuerza de la que se necesitaba.
Estos datos no son anormales
para la Marina, cuyo índice de letalidad rompe todas las convenciones,
inclusive supera al Ejército y a la Policía Federal, que rebasan las
proporciones de muertos y heridos establecidos por la ley. Sólo como
referencia, un estudio de la Cruz Roja Internacional de las guerras desde
finales de los 70’s encontró una proporción de cuatro heridos por cada persona
muerta. En México, según un estudio del Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UNAM, el Ejército mata a ocho enemigos por cada uno que hiere, mientras
que la Marina mata a 30 agresores por cada uno que hiere, que es un radio
similar al resultado en Tepic el jueves.
La Marina tiene fama de alta
eficiencia en sus operativos, mediante un alto grado de inteligencia y
capacidad táctica. Pero también tiene fama de letal. Dos de los grandes capos
del narcotráfico, Arturo Beltrán Leyva, jefe del cártel familiar que lleva su
nombre; Heriberto Lazcano, jefe de Los Zetas; y Ezequiel Cárdenas Guillén, jefe
del Cártel del Golfo, murieron abatidos por comandos de la Marina, en
operativos similares al de Tepic, donde no hubo detenidos; sólo muertos. La
Marina es temible, como demostró Édgar Valdés, La Barbie, quien cuando fue
detenido por la Policía Federal, tenía una amplia sonrisa. Cuando le
preguntaron por qué se reía, respondió: “Estoy vivo; no me capturó la Marina”.
twitter: rivapa
(NOROESTE/ Estrictamente Personal/
Raymundo Riva Palacio/ 16/02/2017 | 04:08 AM)
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