Abigael Gonzalez Valencia, "El
Cuini"- Nemesio Oceguera Cervantes, "El Mencho"- Juan Jose
Esparragoza Moreno, "El Azul"- "Mayo" Zambada- Servando Gómez
Martínez alias, "La Tuta"-Miguel Angel Treviño Morales alias,
"Z-40"
Ante una incierta política de
colaboración contra el crimen, las extradiciones podrían “empantanarse” entre
México y los Estados Unidos. Más de 60 narcotraficantes mexicanos y algunos extranjeros
aguardan en prisiones del país la resolución de su proceso. Ante un
endurecimiento de las medidas de seguridad, comercio, migración y hasta
diplomáticas de los norteamericanos, México tiene “un as bajo la manga”,
asegura el investigador español Jesús Pérez Caballero. “El H”, “El Z-40”, “La
Tuta”, “El Viceroy”, “El Cuini” y hasta los prófugos Rafael Caro Quintero, “El
Mencho”, “El Azul” y “El Mayo” Zambada, son “moneda de cambio”
Antes de Joaquín “El Chapo”
Guzmán, México entregó en extradición a 86 presuntos delincuentes a los Estados
Unidos en un lapso de nueve meses.
A cambio, el gobierno
norteamericano entregó a nuestro país a siete connacionales -por la misma vía-
para ser procesados.
Ahora el panorama en materia
de extradiciones parece incierto, cuando hay más de sesenta presuntos
narcotraficantes en espera de ser enviados a la Unión Americana.
La entrega del ex líder del
Cártel de Sinaloa durante el último día de la gestión de Barack Obama como
Presidente de los Estados Unidos pudo haber sido la última extradición “amable”
entre ambos países, se escuchan voces de analistas sobre el tema, a unos días
de que Donald Trump se convirtiera en nuevo mandatario.
Los primeros mensajes
emitidos por el magnate han advertido que la relación bilateral será muy
turbulenta.
En opinión del investigador
académico español, radicado en México, Jesús Pérez Caballero, la
“administración Trump” va a instrumentalizar la llamada guerra contra el
narcotráfico y los actos más violentos cometidos por agrupaciones de narcotraficantes
mexicanos, para obtener un débito político, económico o migratorio, para
presionar en México la adopción de un rol de sumisión a las políticas del nuevo
gobierno republicano.
Así como los estadounidenses
son los principales socios comerciales, también en materia de justicia son la
nación con la que México tiene un mayor intercambio en lo que se refiere a
delincuentes prófugos, pues durante el periodo del 1 de septiembre de 2015 al
30 de junio de 2016, de los 90 presos (cuatro mujeres y 86 varones) entregados
a países extranjeros, 86 fueron para Estados Unidos, según información de la
Procuraduría General de la República (PGR).
Rafael Caro Quintero
Entrevistado por ZETA, Pérez
Caballero enfatizó que durante los ocho años de la administración de Obama hubo
una continuidad en el trato, tanto con Felipe Calderón, como con Enrique Peña
Nieto, e incluso la candidata derrotada, Hillary Clinton, mostró un apego a la
manera de entender los problemas que comparten las dos naciones, “lo que no
sucede con Donald Trump”.
Presuntos narcotraficantes de
diversos cárteles de la droga, del calibre de Vicente Carrillo Fuentes “El
Viceroy”, Héctor Manuel Beltrán Leyva “El H”, Abigael González Valencia “El
Cuini”, los hermanos Miguel Ángel y Óscar Omar Treviño Morales “El Z-40” y “El
Z-42”; Ismael Zambada Imperial “El Mayito Gordo”, Fernando Sánchez Arellano “El
Ingeniero” y el propio hermano de “El Chapo”, Miguel Ángel Guzmán Loera “El
Mudo”, se encuentran en espera de ser extraditados al país del norte.
PRESENTE Y FUTURO
La extradición materializada
del “Chapo” Guzmán, que ha sido como el símbolo de la lucha contra el
narcotráfico dentro de la narrativa compartida por México y Estados Unidos,
justo en ese momento político, antes de la investida de Trump, revela ese gesto
hacia la administración Obama, reconoce el también doctor en Seguridad
Internacional y becario posdoctoral del Instituto de Investigaciones Sociales
de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Está claro que el gobierno
mexicano no quiso mostrarse hostil ante Trump, por tanto, justo en ese momento
que actúa como bisagra, administración saliente, administración entrante. Desde
mi punto de vista, puede interpretarse -a falta de más datos- como una maniobra
política en la que se muestra tanto un reconocimiento a la administración
saliente como la apertura a seguir colaborando con la administración entrante”,
afirma el investigador.
Pérez Caballero estima que la
entrega de Guzmán Loera no tiene por qué ser una cuestión especialmente
criticable, en la medida en que no se vulneraron los derechos del “Chapo”,
quien se había convertido en un sujeto problemático por sus fugas y la
posibilidad de activar núcleos de corrupción que le permitieron tener un trato
diferenciado en prisión.
Aunque admite que el ritmo
judicial se adaptó al ritmo del Ejecutivo mexicano para que la extradición
fuese posible en la fecha que se consumó.
Sobre el futuro de las
extradiciones de capos, pendientes de concluir su procedimiento y ejecutar, el
experto ibérico manifestó que en el tema siempre ha habido matices no solo
jurídicos, sino políticos, entendidos como una serie de gestos, una serie de
acciones para mostrar, para mandar un mensaje al país al que se extradita y
también a las instituciones, a la ciudadanía o a los posibles individuos a
extraditar.
“¿Cómo entender desde esa
perspectiva las posibles extradiciones futuras a Estados Unidos de altos
narcotraficantes?
Pues, va a depender de qué
mensaje se quiere dar a Estados Unidos. Va a depender de si la administración
Trump presiona, por ejemplo, para que se extradite a determinado personaje.
Va a también depender de si
esos individuos capturados pueden ser útiles para el gobierno mexicano”,
expresó el doctor Pérez.
El entrevistado aclaró que la
extradición también se guía por criterios de opinión pública y no es lo mismo
la fiscalización que pueda hacer la ciudadanía y los medios de comunicación, de
un caso como el del “Chapo” Guzmán, “que cada equis tiempo aparece en los
medios, por la propia naturaleza de la figura mediática de ese sujeto, que de
otros altos narcotraficantes que no tengan ese perfil mediático. Habrá que ver
cómo se utiliza la figura de la extradición, sí se quiere para ganar
visibilidad, si se quiere mandar un mensaje a la ciudadanía, si se quiere mandar
un mensaje de firmeza, etcétera”.
LAS POSTURAS
Donald Trump ya emitió un
mensaje de los inminentes cambios en su relación política, comercial,
migratoria y de seguridad con los demás países del mundo, entre ellos México,
con el que comparte límites territoriales, y por tanto, “es probable que Trump
sea menos tolerante a acciones de una auto-regulación más propensa al
narcotráfico.
Acciones de legalización, por
ejemplo. Es probable que Trump sea bastante reactivo. Es probable también que
se implemente una política de mano dura y se presione a México. Es probable que
cualquier acto que sea percibido en las zonas fronterizas entre México y
Estados Unidos se magnifique y sirva para seguir presionando a México”, destaca
Jesús Pérez Caballero.
“Vamos a ver cómo este juego
en esta relación se insertan las asociaciones de narcotraficantes mexicanos o
los grupos del crimen organizado; cómo pueden, a lo mejor, con acciones
propagandísticas, planear acciones violentas contra intereses estadounidenses o
fronterizos. Pueden tensar la relación. Está claro que ante un -digamos-
‘elefante’ -por usar la metáfora- como es Trump, que sobre reacciona ante
cualquier acto, es muy fácil que las ‘avispas’ del crimen organizado puedan
molestarle, puedan crear una acción-reacción con consecuencias que por el
momento no podemos prever”.
Vicente Carrillo Fuentes, alias Viceroy
El investigador apuntó que es
probable que se haga más evidente la estrategia punitiva de los Estados Unidos,
como lo advierte la construcción del muro, “o lo que implica en cuanto a coste
de derechos humanos o de seguir en la ‘respiración asistida’ que supone la
estrategia de militarización”.
Por su parte, “las
autoridades mexicanas no implementan acciones profundas, de reforma judicial,
policial, etcétera, y siguen dependiendo de ese marco contra-insurgente”.
La figura de la extradición
va a seguir siendo utilizada para enviar mensajes, tanto para Estados Unidos
como para México, la propia sociedad mexicana, como para los sujetos
extraditados, “pero no creo que exista, hoy por hoy, una política de entrega
sistemática o recurrente de altos narcotraficantes a la administración de
Estados Unidos, sobre todo porque de explicitarse esa política, México perdería
el ‘as bajo la manga’, perdería esa capacidad de jugar con la posibilidad de
extraditar o no. Es decir, también la extradición es una baja política que
puede ponerse en el tablero en un entorno volátil”.
Narcos en “capilla”
Además de los delincuentes
entregados en extradición, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores,
en nueve meses entre 2015 y 2016, México trasladó a 17 extranjeros sentenciados
en nuestro país a sus lugares de origen para que concluyeran con las condenas
impuestas en tribunales mexicanos; en cambio, fueron transferidos a México 24 connacionales
para el cumplimiento de sus penas, de acuerdo con los Tratados de Ejecución de
Sentencias Penales.
En suelo mexicano, en
cárceles federales, la mayoría en el penal de máxima seguridad Altiplano, se
encuentran más de cincuenta presuntos narcotraficantes de alto perfil que son
reclamados en extradición por Estados Unidos, aunque no en todos los casos han
efectuado la petición formal.
Junto con los capos no
detenidos, la lista rebasa los sesenta personajes, muchos de ellos conocidos a
través de los medios de comunicación.
La lista de extraditables la
inicia Héctor Manuel Beltrán Leyva “El
H” y continúa con Ismael Zambada Imperial, Servando Gómez Martínez, Vicente
Carrillo Fuentes, Miguel Ángel Treviño Morales, Óscar Omar Treviño Morales,
Héctor Manuel Avendaño Ojeda, Jesús Alfredo Salazar Ramírez, Adán Salazar
Zamorano, Rodolfo López Ibarra, Carlos Navarro Durazo, Ángel Domínguez Ramírez,
Rubén Antonio Calderilla Reyes, Alfonso Lira Sotelo, Luis Arellano Romero, Juan
Francisco Sillas Rocha, Carlos Herrera Ávalos y/o Gustavo Rivera Martínez.
También reclama en investigaciones norteamericanas a Abigael González Valencia,
Fernando Sánchez Arellano, Mario Alberto Ramírez Treviño, J. Jesús Méndez
Vargas, Juan José Álvarez Tostado Galván, Martín Gaudencio Avendaño, Carlos
Alberto Cerda Torres, Rafael Duarte Torres, Alfonso Limón Sánchez, Felipe
Cabrera Sarabia, José Antonio Torres Marrufo, Valentín Sáenz Cruz, Luis
Guillermo Castillo Rubio, Rubén Garza Rodríguez, Noel Salgueiro Nevárez, Inés
Enrique Torres Acosta, Fidel Urbina y Rafael Rivera Salomón.
El suegro del “Chapo” Guzmán,
Inés Coronel Barrera, está entre los pendientes de formalizar.
Y la lista sigue con Gabino Peralta Saucedo, Juan Padilla
Vizcarra, Jesús Ramón Núñez Angulo, Rafael Guadalupe Félix Núñez, Sergio Garza
Treviño, Jesús Raúl Beltrán León, Arnoldo Rueda Molina, Ramón Álvarez Ayala,
Miguel Ángel Guzmán Loera, Víctor Manuel Félix Félix, Miguel Ángel Aramiz
Herrera, Juan Jesús Flores Lara, Francisco Javier Cantabrana Parra, Lucio
Hernández Lechuga, Alfredo Andrade Parra, José Meléndez Tarín Óscar Mogollón
Restrepo y Gerardo Álvarez Vázquez.
Por los personajes más
mediáticos, no detenidos, se menciona al célebre Rafael Caro Quintero, Emilio Sajid Quintero Navidad “El Cadete” (primo
de Caro), Ismael “El Mayo” Zambada García, Juan José Esparragoza Moreno “El
Azul”, Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho” y Fausto Isidro Meza Flores “El
Chapo Isidro”.
Capos de todos “colores” que
son codiciados para ser llevados por la justicia estadounidense con múltiples
cargos en sus cortes federales.
(SEMANARIO ZETA/ Edición Impresa/ Luis
Carlos Sainz / Lunes, 30 enero, 2017 12:00 PM)
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