Donald
Trump, quien ha dado un “giro más siniestro” a su campaña, podría poner su
nominación presidencial lejos de alcance en las elecciones primarias del martes
que se llevarán a cabo en cinco estados que proporcionan bastantes delegados.
Esto ha ocasionado que republicanos tradicionalistas musiten en conversaciones
privadas respecto a opciones con pocas probabilidades de éxito para detenerlo,
ya sea una convención de impugnación o apoyando a una potencial tercera opción.
Mientras tanto, el magnate ha llevado la contienda por la Casa Blanca a un
nuevo nivel, donde la violencia ocupa un lugar central.
“La
ira de tinte racial que ha alimentado tanto el ascenso político de Trump y
avivado la oposición en su contra se ha convertido en una fuerza en sí misma”,
dice The Washington Post. Foto: AP.
Ciudad de México, 13 de marzo
(SinEmbargo/AP).– La “inquietante”
campaña presidencial de Estados Unidos ha descendido a un nuevo nivel, donde la
cuestión ya no es si Donald Trump puede ser detenido en su marcha a la Casa
Blanca, sino, si es posible contener lo que ha desatado en todo el país,
plantea este fin de semana The Washington Post.
El diario capitalino menciona
que la violencia en las manifestaciones de Trump ha aumentado drásticamente,
mientras su campaña tipo reality-show ha tomado “un giro más siniestro” en los
últimos días. “La ira de tinte racial que ha alimentado tanto el ascenso
político de Trump y avivado la oposición en su contra se ha convertido en una
fuerza en sí misma”, agrega el Washington Post.
En una contienda por la
nominación presidencial republicana llena de momentos insólitos, un lapso de 24
horas que comenzó la noche del viernes se destaca entre todos: adversarios de
Donald Trump estuvieron tan comprometidos en evitar que hablara en Chicago que
se enfrentaron agresivamente con partidarios del magnate, forzando al líder de
la contienda a cancelar abruptamente su acto de campaña incluso antes de que
iniciara.
Estos episodios de violencia
junto al discurso del magnate estadounidense en contra de los grupos
minoritarios han encendido alarmas y generado comparaciones entre el
precandidato republicano y el dictador Alemán Adolfo Hitler, quien alcanzó un
poder absoluto mediante distintos episodios violentos y con un discurso de
odio, situación que desencadenó en todo tipo de agresiones y atrocidades como
el asesinato sistemático de millones de judíos y otras minorías.
Akbar Ahmed, catedrático de
Estudios Islámicos, American University, escribió en las páginas de opinión de
The Huffington Post que la noche de los cristales rotos, un estallido de
violencia contra los judíos ocurrido en la Alemania nazi, parece nos acercarse
de nuevo, pero esta vez con los musulmanes en lugar de con los judíos.
“Trump ha dado los primeros
pasos, pequeños aunque peligrosos, hacia unas fuerzas descontroladas que pueden
desencadenar violencia a gran escala contra la comunidad musulmana” escribió el
catedrático.
Además del apoyo que Donald
Trump ha recibido por parte de grupos que profesan la supremacía blanca, una
constante ha sido el uso de un saludo por parte de sus seguidores el cual ha
sido comparado con el “Heil” de la Alemania nazi. Trump ha tildado las críticas
de ridículas.
“No sé acerca de la
comparación con Hitler. No había oído hablar de eso, pero es una terrible
comparación. No estoy feliz por eso, sin duda”, dijo el empresario en una
entrevista con el programa de ABC “Good Morning America”. La polémica ha
escalado tras la difusión, en las últimas horas, de una foto tomada fuera del
evento de Trump en Chicago, el cual fue cancelado.
En la imagen, publicada por
The Chicago Tribune, se ve a una mujer con una camiseta Donald Trump con el
brazo derecho levantado hacia el cielo y su palma hacia abajo. The New York
Times dice que mucho han visto la foto como un muestra de apoyo al Sr. Trump
por parte de grupos extremistas. Otros supusieron que era tal vez un partidario
Bernie Sanders en el encubrimiento.
Entrevistada por el New York
Times la mujer que hizo el gesto en respuesta a los manifestantes que
compararon a Trump con el dictador alemán. “Nosotros no somos nazis”, dijo la
mujer acompañada de su esposo. Pero el gesto la campaña ha marcado la campaña de
Trump, quien sí se ha expresado en contra de las minorías de los latinos y
musulmanes.
A la mañana siguiente de ese
evento, dos de los precandidatos aún dentro de la competencia para derrotar a
Trump, el Senador de Florida Marco Rubio y el Gobernador de Ohio John Kasich,
dijeron que estaban tan disgustados por el caos que quizá no apoyen al
multimillonario empresario si consigue la nominación de su partido.
Y cuando Trump apareció en
otro mitin la mañana del sábado en Ohio, fue jalado súbitamente en medio de su
discurso hacia un anillo de seguridad por agentes del Servicio Secreto
encargados de proteger su vida cuando un hombre corrió hacia el escenario.
“Gracias por la advertencia”, dijo Trump a la multitud después de reanudar su
mensaje político. “Yo estaba listo para ellos, pero es mucho mejor si los
policías lo hacen, ¿no están de acuerdo?”.
Ninguno de esos momentos
tiene prácticamente precedentes en la política presidencial moderna. En
conjunto, hacen patente una vez más la eminente ansiedad que rasga un país que
enfrenta abismales cambios económicos y demográficos, así como el descontento
dentro de uno de los grandes partidos políticos de Estados Unidos.
The New York Times menciona
al respecto que este momento ya se vía venir; menciona que en las “conversaciones
premonitorias” que se llevan a cabo en todo el mundo político de EU, un clamor
bipartidista advirtió desde el año pasado que la campaña presidencial de 2016
se tambalea al borde de la violencia.
“La ira de ambos lados era
tan cruda [de los que apoyan a Trump y los que se oponen a él], que se llegó a
la conclusión […] que un temido momento estaba empezando a ser inevitable”,
dice el medio. Este fin de semana, agrega el New York Times, el momento
finalmente llegó.
El Times explica que aun cuando
las campañas presidenciales “han coqueteado siempre con el léxico de la
violencia”, las de este año se han distinguido “por la gran cantidad de
palabras fuertes, dirigidas principalmente por el Sr. Trump, y por escenas
reales de confrontación física”.
Tras meses provocando a los
manifestantes contrarios y de declaraciones en las que pareció instar a la
violencia, Trump ha visto sus acalorados mítines transformarse en las últimas
semanas, hasta convertirse en actos en los que el caos es de esperar.
Lo habitual es que el magnate
de los bienes raíces no logre ofrecer un discurso sin interrupciones, y la
fuerte presencia de equipos de seguridad es evidente ante los choques cada vez
más violentos entre manifestantes y seguidores del aspirante.
El viernes, grupos de
estudiantes bien organizados consiguieron evitar que Trump llegara siquiera a
subir al escenario en un mitin en Chicago. A la mañana siguiente, un
manifestante corrió hasta el escenario en un acto de Trump a las afueras de
Dayton, haciendo que agentes del servicio secreto saltaran al escenario y
formaran un círculo de protección en torno al empresario.
“Francamente, estoy un poco
conmocionado por que hayamos llegado a este punto, estoy conmocionado”, comentó
el Gobernador de Ohio John Kasich, que compite con Trump por ganar el martes
las primarias en su estado, donde el más votado se llevará todos los delegados
en juego.
“No podemos crear en este
país un entorno tóxico en el que, piensen en ello, las imágenes de gente
pegándose en un acto de campaña se transmiten en todo el mundo”, añadió.
Los actos de Trump siempre
han sido intensos. Durante meses incluyó las interrupciones de manifestantes a
sus discursos, exclamando “¡Échenlos!” para entusiasmo del público.
Aunque en ocasiones parece
molesto por las interrupciones, también las ha incorporado a su estrategia,
empleándolas como oportunidades para liderar a sus seguidores en coros de “USA,
USA”. También ha bromeado sobre cómo los manifestantes obligan a las cámaras de
televisión a buscar entre el público y mostrar lo multitudinario que es.
Pero las confrontaciones
empezaron a escalar este mes, especialmente en un acto en New Orleans. Una
serie constante de manifestantes interrumpió el discurso de Trump, incluido un
grupo de activistas de Black Lives Matter, que enlazaron sus brazos y
desafiaron al equipo de seguridad a expulsarlos.
Se produjeron escaramuzas
durante todo el discurso, sobre todo empujones, aunque un video mostraba a un
hombre mordiendo a alguien.
Esta semana, un partidario
blanco y mayor de Trump apareció en un video pegando un puñetazo a un
manifestante afroamericano más joven cuando la policía llevaba al inconforme
fuera de un mitin en North Carolina. El partidario de Trump, más tarde acusado
de agresión, dijo a un entrevistador que la próxima vez que se enfrentara con
alguien protestando, “Podríamos tener que matarlo”.
Dos días más tarde, la policía detuvo a casi tres docenas de personas en un mitin en St. Louis interrumpido tantas veces que Trump bromeó sobre lo mucho que le estaba llevando completar las frases.
Unas horas antes de que Trump
tuviera previsto intervenir en un acto el viernes por la noche en la
Universidad de Illinois, en Chicago, el ambiente en el estadio universitario
era muy tenso con manifestantes y partidarios enfrentados, con los brazos
alzados y gritándose en la cara.
Algunos de los manifestantes
contrarios a Trump, algunos de ellos partidarios del precandidato demócrata
Bernie Sanders, dijeron que tenían previsto subir al escenario cuando saliera
el empresario. No tuvieron la oportunidad, ya que Trump canceló el acto antes
incluso de llegar al estadio.
A la mañana siguiente, Trump
estaba a mitad de discurso cuando un hombre identificado más tarde por las
autoridades como Thomas Dimassimo, de Fairborn, Ohio, saltó una barricada y se
lanzó hacia Trump. Pudo tocar el escenario antes de ser detenido por agentes de
seguridad.
En un principio, Trump se rio
del incidente, pero luego dijo que Dimassimo tenía lazos con el grupo Estado
Islámico. Expertos que vieron un video tuiteado por Trump como prueba
describieron esa acusación como “completamente absurda”.
“Las acusaciones de Trump
sobre que estaba relacionado con ISIS sólo sirven para subrayar la totalidad de
su ignorancia en este asunto”, afirmó Charles Lister, miembro del Middle East
Institute.
En el mitin de Cleveland, más
de una docena de agentes a caballo patrullaba el exterior mientras helicópteros
de la policía sobrevolaban la zona. Cientos de agentes esperaban dentro para
bloquear algunas salidas y gestionar al público al final del acto.
Más de 50 manifestantes,
incluidos dos médicos que se quitaron los suéteres para mostrar remeras con el
mensaje “Médicos musulmanes salvan vidas en Cleveland”, recibieron instrucciones
de marcharse.
Brandon Krapes dijo haber
recibido varios puñetazos cuando alzó un cartel que decía “Trump: Haciendo
Estados Unidos racista de nuevo”. Su hijo Logan, de 17 años, mostraba una marca
de golpe en la mejilla, y dijo haber recibido un puñetazo en la cara cuando
intentó ayudar a su padre.
Trump, por su parte, celebró
en Twitter un exitoso día de campaña.
“Acabo de terminar mi segundo
discurso”, escribió. “20 mil en Dayton y 25 mil en Cleveland, un público que se
comportó perfectamente. ¡Gracias, les amo Ohio!”.
Para quienes se horrorizan
por la discordia y el imprevisto ascenso político de Trump, no hubo respuestas
fáciles el sábado.
Sin mencionar a Trump por
nombre, Reince Priebus, presidente del Comité Nacional Republicano, dijo el
sábado en un comunicado que los líderes políticos de ambos partidos tienen una
responsabilidad de asegurar que “el discurso en que nos involucremos promueva
lo mejor para Estados Unidos”.
“Aunque tenemos diferencias,
el ejercicio de nuestro derecho a la libertad de expresión debería ser sólo
eso: expresión”, señaló Priebus. “La violencia nunca es la respuesta. La
violencia sólo engendra violencia”.
Republicanos tradicionalistas
siguen musitando en conversaciones privadas respecto a opciones con pocas
probabilidades de éxito para detener a Trump, ya sea una convención de
impugnación o apoyando a una potencial tercera opción. Trump, mientras tanto,
podría poner la nominación presidencial del partido lejos de alcance en las
elecciones primarias el martes en cinco estados que proporcionan bastantes
delegados.
Los adversarios de Trump han
dedicado meses evitando sus comentarios provocadores por temor de distanciarse
de sus apasionados partidarios. Incluso en el debate de la noche del jueves,
los tres adversarios que continúan en la contienda —Rubio, Kasich y el Senador
de Ted Cruz— evadieron una pregunta respecto a si les preocupaban los arrebatos
de violencia en actos de campaña de Trump y sus declaraciones alentando a sus
seguidores a actuar agresivamente contra manifestantes.
Pero las imágenes surgidas en
Chicago de jóvenes enfurecidos enfrentándose entre sí, a menudo divididos por
líneas raciales, parecieron ser demasiado.
En una entrevista con The
Associated Press, Rubio dijo que quizá no sea capaz de apoyar a Trump si se
convierte en el candidato nominado por el Partido Republicano, citando la
manera en que “dividiendo tan acremente tanto al partido como al país”.
El Sennador federal de
Florida, quien ganó el sábado las asambleas del partido en Washington D.C., no
quiso decir si buscaría un candidato que no pertenezca a los principales
partidos para apoyarlo si Trump ciertamente se convierte en el abanderado
republicano. “El hecho de que incluso tengan que hacerme esa pregunta muestra
por qué (Trump) es un problema”.
-Con información de Thomas Beaumont,
Jill Colv y Julie Pace de The Asociated Press
(SIN EMBARGO.MX/ Redacción / marzo 13,
2016- 15:30h)
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