Aunque en la actualidad los agremiados a
las centrales obreras más importantes del país – relacionadas estrechamente con
el Partido Revolucionario Institucional (PRI)– están a la baja, sus viejos
líderes están blindados contra investigaciones judiciales y disfrutan del
cobijo del Estado mientras garanticen “la paz social” al Gobierno y a los
empresarios.
La CTM cumplió 80 años de su fundación
en enero pasado. Foto: Cuartoscuro
Ciudad de México, 11 de marzo
(SinEmbargo).- Las organizaciones gremiales añejas y obsoletas para el
trabajador, lejos de desaparecer por la escasa cantidad de agremiados que
poseen, seguirán vivas gracias al cobijo del Estado y de los partidos
políticos, coincidieron varios analistas expertos en la materia, entrevistados
por SinEmbargo.
En el país existen, de
acuerdo con la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) hasta febrero de
este año, mil 906 sindicatos registrados, sin contar las federaciones. Hoy, las
cuatro centrales obreras (CTM; CROC, CROM y FSTSE) que aún subsisten en la
entraña del Partido Revolucionario Institucional (PRI), apenas representan más
de 1 millón 657 mil 891 trabajadores.
Jorge Barajas Martínez,
coordinador del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), estima que
durante los últimos 30 años la afiliación a las organizaciones gremiales ha
caído drásticamente de 80 por ciento del total de trabajadores en el país
adscrito a alguna de ellas, a sólo 12 por ciento.
“Pero hay que diferenciar que
hay varios tipos de sindicatos: los que representan al trabajador y los que no
representan. En México entre 80 y 90 por ciento de los sindicatos no son
representativos y me estoy refiriendo a todas las organizaciones que pertenecen
al Congreso del Trabajo, como la CTM [Confederación de Trabajadores de México],
CROM [Confederación Regional Obrero Mexicana] , CROC [Confederación
Revolucionaria de Obreros y Campesinos]”, explica.
La organización que hoy
lidera Carlos Aceves del Olmo, la CTM, no es en número de agremiados ni la
sombra de lo que fue en sus inicios. En las elecciones de 1988, cuando Carlos
Salinas de Gortari fue el candidato tricolor a la Presidencia de México, el
entonces dirigente Fidel Velázquez Sánchez, ofreció 20 millones de votos
provenientes sus agrupaciones.
Y aunque hoy ofrece un poco
más de millón y medio, no es el voto corporativo la que la mantiene en pie
opinan analistas: es la capacidad de mantener a raya a los trabajadores
sindicalizados, pues de acuerdo con Jorge Barajas, sólo uno por ciento de los
empleados que están afiliados a una organización gremial en México pertenecen a
algún sindicato genuino que tenga como objetivo principal defender sus
derechos.
El resto forma parte de las
organizaciones que sirven al Estado y a los empresarios y que impiden el
estallido de huelgas, opina Enrique De la Garza Toledo, profesor Distinguido de
la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) adscrito al Departamento de
Economía, Unidad Iztapalapa.
“En los últimos dos años el
número de huelgas federales en México han sido cero; estos sindicatos siguen
jugando el papel de proporcionales esas condiciones de paz laboral a los
empresarios y en el triángulo interviene el Gobierno dándoles muchas
protecciones. No se compara con lo que tenían antes, pero aún es bastante buena
para que se sigan existiendo y sus líderes aferrando al puesto”, dice.
LÍDERES QUE REPRESENTAN AL PODER
Jubilados ferrocarrileros se ampararon
para evitar el pago de cuotas a su líder, Víctor Flores. Foto: Cuartoscuro
Este mes se dio a conocer que
los 3 mil ferrocarrileros jubilados se ampararon en contra de la cuota de 80
pesos mensuales que paga cada uno al Sindicato Ferrocarrilero que encabeza
Víctor Flores Morales.
En total son 32 mil los
jubilados que pagan esa cuota al sindicato de Flores. El argumento para el
amparo es que es un cobro ilegal del cual no hay ningún beneficio para ellos.
Víctor Flores es un líder
sindical que tiene varias demandas por utilizar el fondo de los trabajadores
para enriquecerse. En 1996, Ferrocarriles Nacionales de México empezó su
proceso de privatización y miles de trabajadores fueron liquidados a través de
un fideicomiso. Ese año, Víctor Flores Morales dejó su casa de 50 metros
cuadrados y adquirió un edificio completo de departamentos, de acuerdo con una
investigación de SinEmbargo publicada en 2013.
Sin mostrar preocupación por
la acusación de utilizar el fondo de los trabajadores pasó a conformar la
triada de los dirigentes más poderosos de México, junto con Elba Esther
Gordillo Morales –ahora presa– y Carlos Romero Deschamps, actual Senador.
Incluso entre ellos, Flores Morales se distingue: el cúmulo de 14 mil denuncias
en su contra en la Procuraduría General de la República (PGR), que van desde
desfalcos hasta fraudes, supera todos los récords.
Víctor Flores Morales está
acusado del saqueo del fideicomiso para la jubilación en el proceso de
privatización de ferrocarriles entre 1995 y 1996, la ficticia venta de casas
del Infonavit en Azcapotzalco y Tlalnepantla en 2001, y el fraude a pensionados
de Empalme, Sonora, en 2006, entre otros. En cada historia hay dinero. Más de
700 millones de pesos, si se sigue el rastro que dejan las demandas.
A pesar de ello, ha sido
Diputado federal en tres ocasiones (1997-2000; 2003-2006 y 2009-2012) y jamás
subió a la tribuna. Aunque Víctor Flores sólo representa a 45 mil trabajadores,
una cifra muy lejana a los millones de maestros o petroleros que llegaron a
representar Gordillo y Romero Deschamps, por lo menos hasta 2018 se mantendrá
en su puesto de secretario general del sindicato ferrocarrilero debido a la
modificación que él mismo hizo de los estatutos del organismo.
Otro de los casos
emblemáticos en el sindicalismo mexicano es el del Senador priista Carlos
Romero Deschamps, un hombre tan impune como Víctor Flores.
En enero de este año el
Consejo Coordinador Empresarial (CCE) acusó que el Sindicato de Trabajadores
Petroleros de la República Mexicana (STPRM), dirigido por Romero Deschamps,
mantiene prácticas que merman los recursos de Petróleos Mexicanos (Pemex).
“Es claro” que Pemex requiere
de una reingeniería profunda “para darle viabilidad y que pueda salir adelante
de la muy difícil circunstancia que enfrenta”, acusó el sector privado.
Esto implica tareas de
reconversión de plantas; poner atención en prácticas y procesos
administrativos, industriales “e inclusive sindicales o de seguridad que merman
sus recursos, y la hacen imposible seguir creciendo y desarrollarse”, criticó
en su mensaje semanal días después de que la agencia Moody’s rebajó la
calificación de Pemex por el deterioro de los bajos precios del petróleo.
Respecto al sindicato, a
principios de este año el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la
Información y Protección de Datos Personales (INAI) instruyó dos veces a Pemex
a dar a conocer de forma clara y precisa información respecto a sus
trabajadores.
En septiembre pasado, Pemex y
el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana firmaron el
Contrato Colectivo de Trabajo tras una serie de negociaciones que ahora Pemex
debe aclarar. Además debe informar sobre viajes y viáticos de sus funcionarios
entre el 2010 y el 2015, instruyó el INAI.
De acuerdo con el Presupuesto
de 2016 del Gobierno federal, cada uno de los 103 directivos y subdirectores
que gestionan los designios de Pemex se llevarán entre 2.7 y 3.2 millones de
pesos brutos en el ejercicio de este año.
La remuneración de la cúpula
incluye, además del sueldo, medidas de protección al salario, una aportación a
fondos y seguros de ahorro para el retiro y extras como el pago del celular, el
coche y otro tipo de remuneraciones y extras por los acuerdos en los contratos
colectivos.
La oposición ha calificado la
relación entre Deschamps y el PRI como un ejemplo claro de impunidad, a cambio
de manejar el sindicato a conveniencia del poder, como ocurrió en el año 2000,
con el llamado Pemexgate, donde el líder sindical fue acusado de desviar
recursos a la campaña de Francisco Labastida Ochoa.
“Es una correa de transmisión
del Gobierno federal y del PRI, Romero como dirigente sindical en Pemex, baja
las instrucciones que recibe de arriba y la última fue el apoyo a la Reforma
Energética. Él como dirigente sindical pudo tomar una posición diferente, como
aquella que tomaron los trabajadores del Sindicato Nuclear en la defensa de su
materia de trabajo, pero sobre todo en la defensa de las empresas patrimonio
del Estado. Deschamps no representa los intereses de los trabajadores de Pemex,
ni de los mexicanos, solo de sus amos, de quienes los tienen ahí, del PRI”,
dijo Bertha Elena Luján Uranga, entonces secretaria general del Comité
Ejecutivo del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), en 2014.
El líder sindical y su
familia se han visto envueltos en escándalos. Carlos Romero Deschamps gana
alrededor de 24 mil pesos mensuales en su puesto de dirigente sindical, pero el
nivel de vida que lleva, no corresponde con su salario: en 2013 el periodista
Raúl Olmos, director editorial del diario A.M. de Guanajuato, publicó un
reportaje sobre los dos departamentos del hijo de Romero Deschamps, José Carlos
Romero Durán, en Miami Beach con un valor aproximado de 7 millones 550 mil
dólares cada uno.
El hijo de dirigente
petrolero está rodeado de personalidades como Rodney O’Neal, presidente de la
automotriz Delphi; Bradley Wechsler, director de Imax; Mel Harris, actriz en al
menos 64 películas y series de TV en EU y Mark Penn, asesor de las campañas Bill
Clinton y Tony Blair, sólo por citar algunas.
No es el primer escándalo
sobre el derroche de fortuna de la familia Deschamps; en febrero de 2013 se dio
a conocer que el líder petrolero regaló a José Carlos un automóvil Enzo Ferrari
con un costo aproximado de 25 millones de pesos.
MÁS DE ROMERO DESCHAMPS
Carlos Romero Deschamps, el líder del
gremio petrolero que ha brincado de una curul a otra. Foto: Cuartoscuro
En 2012, el diario Reforma
publicó fotografías sobre la vida de lujos que presume Paulina Romero
Deschamps, hija de Carlos Romero. Derroche expuesto por ella en su cuenta de
Facebook donde comparte con sus amigos fotografías de viajes por todo el mundo
en aviones comerciales y privados, paseos en yates y comidas en restaurantes
exclusivos.
Paulina presume en las redes
sociales sus bolsas marca Hermes con un costo de miles de dólares y la llama
“bolsas del Superama”.
Además a sus viajes la
acompañan sus tres perros bulldogs ingleses Keiko, Boli y Morgancita, los
cuales disfrutan de salones VIP y pernoctan en caros hoteles europeos.
En mayo de 2013 Fernando
Candia Araiza, coordinador general de la zona Centro del Frente Nacional
Petrolero (FNP) –agrupación que aglutina a unos 20 mil trabajadores de la
paraestatal en todo el país-, dijo a SinEmbargo que los trabajadores disidentes
han denunciado sin éxito, desde hace años, el desvío de recursos del sindicato
a distintas cuentas bancarias.
Para ellos, Elba Esther Gordillo,
la ex líderesa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE),
presa desde 2013, es una “blanca paloma” comparada con Romero Deschamps: “Esa
pobre mujer es una blanca paloma a comparación de Romero. Los recursos del
sindicato de maestros no se comparan a los de Pemex, además de que estos
últimos son de la Nación”, dijo.
Fernando Candia aseguró que
el líder petrolero goza de una fuerte fortuna gracias al desvío de los recursos
sindicales, recursos que ha invertido en tiendas de consumo, ranchos ganaderos,
granjas avícolas, unidades de transporte, tiendas de ropa, centros recreativos,
entre otros negocios.
Romero Deschamps, como la
mayoría de los líderes de las centrales obreras, ha sido protegido desde el
poder con diputaciones y senadurías por el PRI, para darles fuero y hacerlos
intocables ante la justicia mexicana, dicen los expertos.
“La permanencia de estos
líderes se explica por el apoyo que les dan los empresarios y los diferentes
gobiernos. Los protegen, vienen de un pacto muy antiguo que era el pacto de los
sindicatos con el gobierno mexicano, con la participación de los empresarios.
Había beneficios mutuos, los trabajadores de las grandes empresas que eran la
columna vertebral de este sindicalismo: los de Pemex, la CFE [Comisión Federal
de Electricidad] tenían muy buenos contratos, todavía hay restos de esto. Había
un toma y daca entre grandes sindicatos que apoyaban al gobierno y ciertos
beneficios a los trabajadores en otra época, pero desde que se instauró el
modelo económico actual estos beneficios se han ido disminuyendo
aceleradamente. Entonces los trabajadores se han quedado sin el pacto y han
proporcionado el toma a través de los líderes, pero sin el daca”, explica
Enrique De la Garza Toledo.
LOS
TRABAJADORES COMO MONEDA DE CAMBIO
Elba Esther Gordillo Morales y Romero
Deschamps, durante el último congreso de la lideresa magisterial antes de su
arresto. Foto: Cuartoscuro
Para José Alfonso Bouzas
Ortíz, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), existe una crisis mundial de
las organizaciones sindicales, porque los sindicatos no tienen capacidad de
respuesta a los problemas de los trabajadores.
En México el sindicalismo que
se formó es corporativo, indica, es decir de protección patronal y no de
representación de los intereses de los empleados y la Reforma Laboral no tocó
al sindicalismo, ni a la democracia y libertad sindical.
“No podemos ser ingenuos,
estos membretes sindicales representan negocios para personas en específico.
Son familias de líderes sindicales –del Olmo, por ejemplo– que están presentes
en una serie de sectores y ramas, hará todos lo posible para que no se les
toque. Vivimos en un corporativismo sindical, porque vivimos en un
corporativismo partidario, hay todo un engranaje en que los partidos empatan
con el esquema del Gobierno. Los sindicatos igual. La forma en la que están
protegiendo a Romero Deschamps, que si no tuviera fuero se iría a la cárcel, es
manteniéndolo en el Senado como un mueble más”, dice.
En el caso del líder de la
CTM, recuerda que hay siete personas de su familia en la central obrera. La
única forma a través de la cual las relaciones laborales en México adquirieran
otro matiz, es que los trabajadores no respondieran a los intereses del
sindicato.
Pero esa opción, es
complicada, debido a que si el trabajador si se revela, pierde su empleo.
“Los trabajadores aceptan
porque necesitan trabajar. La situación es tan crítica que los intereses
individuales quedan por encima de los intereses colectivos”, dice.
Enrique de la Garza coincide
con Bouzas. En el país no existe una fuerza obrera que esté cuestionando a los
sindicatos ni a sus líderes.
“Hay una estructura muy
sólida de control donde juegan los líderes, juntas de conciliación, gobierno,
donde los trabajadores se han visto impotentes. En México más o menos la mitad
de la población que tiene algún tipo de trabajo está en el sector informal.
Entonces los trabajadores que están formales se conforman. La forma más normal
en que los líderes fueran echados, es que se movilizaran los trabajadores, en
este momento eso no se ve”, explica.
Una segunda opción es que
intervenga un factor externo. Las elecciones presidenciales: “Que el propio
Gobierno federal, en las próximas elecciones quedara en manos de alguien que no
está de acuerdo con este sistema y que estaría dispuesto a cambiarlo de raíz”,
dice.
Graciela Bensusán Areous,
investigadora del Departamento de Relaciones Sociales, Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM) Unidad Xochimilco, indica que el nuevo sindicalismo no pudo
darle la batalla a las viejas organizaciones gremiales, porque se quedaron
encerradas en sus mismos agremiados y no fueron más allá.
En México hay millones de
trabajadores de la industria manufacturera, de servicios y de franquicias de
comida rápida que no pertenecen a algún sindicato.
“No han hecho lo que hicieron
en Brasil, donde los sindicatos fueron por los empleados de la industria
manufacturera. El nuevo sindicalismo si quiere sobrevivir, tiene que volver a
su etapa heroica y hacer la lucha de la movilización social en torno al salario
mínimo, mover desde abajo hacia arriba sus agendas, para una nueva manera de
representar los intereses de los trabajadores, que están fragmentados hoy todo
lo que sabemos. Si no se sindicaliza afuera, ellos van perdiendo bases, se van
jubilando. Ese sindicato se va a extinguir”, augura.
“Evidentemente el Sindicato
Petrolero va a perder miembros, muy probablemente, pero lo que hará Romero
Deschamps es tratar de negociar sus intereses y de tener algún poder en la
representación de los empleados que queden y expandirse a lo mejor en alguna
empresa contratistas y seguir siendo el negocio como contratista él mismo, y
bueno los trabajadores sabemos que le importan muy poco”, dice.
Bensusán explica que en
México los sindicatos siguen siendo un instrumento del Estado para garantizar
la paz laboral con “salarios de hambre”.
“Somos los que tenemos el
salario mínimo más bajo de la región, con los niveles de productividad más
altos. Es una vergüenza y los líderes sindicales son muy importantes”, agrega.
Para la investigadora, los
líderes no van a cambiar, aunque haya un cambio generacional. Los viejos
dejarán su legado a los nuevos, para que den continuidad a sus sindicatos y
fortunas.
“No importa que se mueran,
aunque se mueran son remplazados y los jóvenes dirigentes cetemistas,
croquistas, son iguales, no hay probabilidad de que una renovación generacional
pudiera darnos las expectativas de que hubiera un cambio; no se ve para nada”, finaliza.
–Con información de Linaloe R. Flores
(SINEMBARGO.MX/ Shaila Rosangel marzo
11, 2016- 00:00h)
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