MÉXICO, DF (Proceso).- La
Secretaría de Marina (Semar) niega que la noche del pasado 8 de octubre sus
efectivos dispararan a sangre fría contra un hombre que se acercó al retén que
instalaron en La Boquilla, municipio de Tamazula, Durango.
La víctima fue Roberto López
Trujillo; iba con algunos acompañantes que lograron huir. Desde entonces está
desaparecido.
López Trujillo era uno de los
650 habitantes de las 13 rancherías de la sierra que dos días antes habían sido
desplazados por el avance de los marinos en busca del Chapo Guzmán.
“El Estado mexicano ha sido
indolente, no reconoce la dimensión del problema y genera una crisis
humanitaria”, afirma Leonel Aguirre Meza, presidente de la Comisión de Defensa
de los Derechos Humanos en Sinaloa (CDDHS). Con él coincide Óscar Loza Ochoa, encargado
de enlace del organismo no gubernamental.
El pasado 22 de octubre la
CDDHS emitió la recomendación 03/2015, sobre el mencionado operativo de la
Semar; la dirigió a los dos estados, sus congresos locales y a las presidencias
municipales de Tamazula, Durango, y Cosalá, Sinaloa.
“Cuando menos lo esperábamos,
el desplazamiento de personas volvió a presentarse, y de mano de la acción de
una autoridad. El martes 6 de octubre varios elementos de la Armada de México
(Semar) sobrevolaron en helicópteros y avionetas los poblados de El Verano, Río
de los Barraganes, La Iguana, La Pedregosa, El Limón y El Águila, entre otras
comunidades”, se establece en el documento.
Vecinos de dichas localidades
relataron que los marinos dispararon ráfagas sobre viviendas y calles, y que
después llegaron por tierra más tropas para revisar las casas y le exigieron a
la gente que no saliera de ellas.
Habitantes de El Verano,
Tamazula, pidieron a la CDDHS que les gestionara permisos para irse de ahí. El
día 11 los activistas organizaron una caravana en la que 32 personas salieron
de ese punto (Proceso 2035). Luego, todas las poblaciones atacadas en esa
porción duranguense del Triángulo Dorado quedaron desiertas.
Hasta el 12 se calculaba que
los desplazados eran 200. Para el 16 la cifra subió a 300 y para el siguiente
día, cuando se publicaron las declaraciones del alcalde de Cosalá, Samuel
Lizárraga Valverde, los desplazados ya eran 600.
El 23 de octubre los
activistas Aguirre y Loza, acompañados de medios de comunicación, trataron de
ingresar a las comunidades sitiadas por la Marina.
A El Limón sólo les
permitieron el acceso a los dos activistas. Los oficiales indicaron que el
poblado está bajo resguardo del gobierno federal hasta que un juez determine
qué hacer con los inmuebles.
La legislatura de Sinaloa
turnó la recomendación a comisiones.
EN BUSCA DE ROBERTO
Pedro, hermano de Roberto
López Trujillo, relata:
“Roberto vivía en La
Estancia, municipio de Cosalá, Sinaloa. Tenía dos años que subía a trabajar a
la sierra, a un sitio conocido como La Piedroza, y a El Limón, los dos del
municipio de Tamazula. Allí trabajaba lo mismo en la ordeña de vacas o poniendo
cercas, que picando mota y rallando goma, hasta que los habitantes se fueron
por la incursión de la Marina”.
A las 11 de la noche del 8 de
octubre, los pobladores de El Limón salieron hacia Cosalá, asustados por una
incursión de los marinos. Bajaron por el lado de La Boquilla y tenían que pasar
por San Xavier, La Borrega y Santa Ana para llegar al poblado sinaloense.
“Mi hermano venía en un grupo
de ocho personas, entre ellas una señora con un niño. Ya tenían como cuatro o
cinco días caminando por el monte. De día se escondían y de noche trataban de
avanzar. En eso escucharon que montaron tiro, trataron de asomarse. Se trataba
de un retén de marinos y en automático el grupo retrocedió, sólo Roberto y
Carlos trataron de acercarse a los marinos.
“Roberto llegó como a ocho o
10 metros de ellos. Él y Carlos saludaron: ‘Buenas noches, buenas noches’. En
respuesta, los marinos les dispararon. Carlos logró escapar hacia el río. La
señora que llevaba al menor dice que miró cuando los soldados le dispararon a
mi hermano, que vio como brincaba y brincaba por las detonaciones”.
Para ir en busca del cuerpo
de su hermano, Pedro López Trujillo tuvo que conseguir un oficio del
ayuntamiento de Cosalá: “De lo contrario podían habernos matado. Cuando subimos
había como 12 o 14 marinos en cada retén que nos topábamos. Sacábamos el papel del
ayuntamiento que nos entregó el presidente, donde decía que íbamos en busca de
personas desaparecidas”.
Cuando llegaron al retén de
La Boquilla, se acercaron a 15 metros y los oficiales les gritaron que no
pasaran de ahí. “Empezaron a ponernos las armas de frente y a montar tiro. Si
nos hubiéramos arrimado de noche, como lo hizo mi hermano, también nos habrían
matado”, comenta Pedro.
“Hasta que revisaron mi
credencial y el papel del ayuntamiento, les dije: ‘Si fuera malandrín, ¿a poco
venía a ponerme de pecho aquí?’ Nos levantamos la camisa para que vieran que no
traíamos armas.
“Arriba, en el monte, como a
100 metros del retén, estaba tirada la mochila de mi hermano. Traía un cambio
de ropa dentro”. También estaba la lámpara con la que ocasionalmente se
alumbraba de noche, durante la huida a Cosalá. Sin embargo, “los marinos
recogieron todos los casquillos que dispararon; no encontramos ninguno, tampoco
la ropa que él llevaba puesta”.
En La Boquilla vieron una
sola casa en la que supuestamente los marinos encontraron mariguana
encostalada. Llevan semanas acuartelados ahí.
Señala: “No he puesto ninguna
denuncia porque los testigos ya no quisieron declarar, tienen miedo de que
después los persigan. Qué vamos a ganar con una queja, porque no le vamos a ganar
a la Marina. Si los testigos se me bornean con qué lo compruebo… es frustrante.
“Una cosa sí le digo: la
Marina fue. La Marina lo mató.”
SIN CASA NI ALBERGUE
El albergue del DIF municipal
de Cosalá y el del Partido Sinaloense, que en octubre acogieron a más de 600
desplazados, se vaciaron. Algunos pobladores de El Verano regresaron a sus
rancherías sin garantías de que no sufrirán un nuevo ataque, dice Aguirre.
“Quieren regresar porqué allá
están su casa, su tierra, sus animales –explica–. Yo no sé cuál es la
justificación válida para quitarle su modo de vida a la gente que quiere
regresar a su pueblo. No ha habido nadie de nivel de la Marina que justifique…
y realmente dé condiciones para que regresen a sus hogares. Se aprovechan de
que es un municipio alejado del interés social, político, público y están
desamparados.”
Explica que se habló de 250
familias desplazadas y que unas 20 de El Verano regresaron bajo su propio
riesgo. A fin de garantizar que todos puedan hacerlo, la CDDHS emitió una recomendación
para que los gobernadores de Durango y de Sinaloa otorguen las condiciones
necesarias, pero señala que temen invadir ámbitos de competencia federal.
Loza afirma que los estados
dejaron de apoyar a la familias desplazadas: “Se retiraron de los albergues y
la autoridad sabe que viven en cuartitos que les han prestado familiares y
amigos, pero que en realidad no tienen con qué subsistir. En Sinaloa es la
temporada fuerte de la cosecha del tomate y hortalizas; los hombres se fueron
al Valle de la Cruz, del municipio de Elota, para contratarse como jornaleros
agrícolas, pero sus mujeres e hijos siguen abandonados.
“La gente nos habla
preguntando si pueden regresar y les decimos que no, mientras no haya la
voluntad del gobierno federal, de la autoridad que está allá, para asegurar que
no se volverá a repetir un ataque violento. Además, la información que tenemos
es que hace dos semanas los marinos entraron nuevamente a la casa que se
encuentra en El Águila y se llevaron lo poco que quedaba.”
Allí vivía un matrimonio
joven con una niña de dos meses. La mujer no había cumplido ni la dieta de 45
días después del parto cuando tuvo que caminar cuatro días con sus noches para
llegar a Cosalá.
En entrevista, Juan Angulo,
director del DIF de Tamazula, confirma que ya no hay apoyo para los
desplazados: “Tenemos información de que (los marinos) se encuentran sólo en la
comunidad de El Limón y que desplazados como tal ya no hay porque regresaron a
sus comunidades y la gente de El Limón se quedó a vivir en Cosalá, por lo
tanto, ya no está con el estereotipo de desplazados.
–En la comisión dicen que la
mayoría no ha regresado por falta de seguridad –se le comenta.
–Temor hay en todo el país,
en donde hay este tipo de problemas. La gente regresa a sus comunidades y
quiere que como gobierno nosotros les garanticemos seguridad. La verdad no
podemos hacer eso porque la Marina trae sus instrucciones y nosotros somos
respetuosos. El Estado mexicano es el que debe garantizarles la seguridad en
cualquier parte del país.
–¿Lo solicitaron a ustedes
como municipio?
–Estas situaciones a nosotros
como municipio no nos informan. Qué hacen allí, qué instrucciones traen, no
sabemos nada oficialmente. Cuando empezó el problema de los desplazados
intentamos un acercamiento con los de la Marina, pero no lo permitieron;
entonces así dejamos las cosas, no nos vamos a exponer a que nos pase algo o
simplemente a molestarlos y que después la agarren contra uno.
De Roberto López Trujillo, el
hombre desaparecido después de ser baleado por marinos en La Boquilla,
Tamazula, el funcionario no sabe nada.
(PROCESO/ PATRICIA DÁVILA/ 30 DE
DICIEMBRE DE 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario