El
Valle de Juárez –que abarca casi tres municipios en la frontera de Chihuahua
con Texas–, antes hogar de los trabajadores de las maquiladoras es ya un pueblo
fantasma. Una auténtica epidemia de levantones obligó a la gente a huir.
Algunos intentan que Estados Unidos los asile, entre ellos un exmilitar quien
acusa: el Ejército está al servicio de los señores de la droga… antes, los
Carrillo Fuentes; ahora, los narcos de Sinaloa.
GUADALUPE,
CHIHUAHUA (Proceso).- Jorge Sebastián estuvo presente en el levantón de su madre.
Después levantaron a su tío, quien se había hecho cargo de él. En el primero
tenía seis meses; para el segundo, tres años. Hasta hoy no hay rastro de su
madre. A su tío lo soltaron pocas horas después de levantarlo y de haberlo
golpeado a placer.
Jorge
Sebastián tiene ahora cuatro años y es un mexicano exiliado y en espera de que
el gobierno estadunidense le otorgue asilo político.
A
su mamá se la llevaron a las dos de la tarde muy cerca de su casa, en el Valle
de Juárez –Valle de la Muerte, le dicen–. Con otros veinte empleados de
maquiladora había recorrido en camión los 60 kilómetros entre Ciudad Juárez y
el municipio de Guadalupe con su hijo en brazos.
Hombres
armados detuvieron el autobús para llevarse a la mujer. Eso es lo poco que sabe
la familia. Jorge Sebastián se quedó solo en el asiento vacío; algunos
pasajeros se preocuparon por cargarlo y protegerlo, dicen otros viajeros del
mismo vehículo.
Él
no puede recordarlo porque eso ocurrió cuando no tenía ni el año cumplido; y
porque nació con medio cerebro paralizado.
Jorge
Sebastián y su madre eran de las poquísimas personas que siguen habitando el
Valle de Juárez, esa planicie que comprende dos municipios y parte de otro en
la frontera entre Chihuahua y Texas…
Fragmento
del reportaje que se publica en la edición 1976 de la revista Proceso,
actualmente en circulación.
(PROCESO/
REPORTAJE ESPECIAL/ LUIS CHAPARRO/ 18 DE SEPTIEMBRE DE 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario