Un ejemplo de que las inversiones extranjeras no
necesariamente contribuyen a mejorar las condiciones de vida de los
mexicanos es la situación de los campesinos oaxaqueños del Istmo de
Tehuantepec, que han visto sus terrenos invadidos por instalaciones de
energía eólica operadas por trasnacionales. Pronto se dieron cuenta de
que los contratos eran desventajosos para ellos y demandaron su
anulación en tribunales, pero también han tenido que afrontar actos de
represión.
CACHIMBO, OAX.
(Proceso).- Las 120 familias de esta isla son parte de las 48 mil que,
según el censo de 2010, viven sin energía eléctrica en el estado, no
obstante que a sólo ocho kilómetros de ahí funciona un aerogenerador de
energía eléctrica que forma parte del corredor eólico del istmo, el más
importante del continente.
El activista social y educador Sanjit Bunker Roy, fundador
del Barefoot College de la India, visitó Cachimbo tras el paso
devastador del huracán Bárbara e invitó a cuatro mujeres a capacitarse
en su país para que ellas mismas instalen 120 paneles solares que donará
la organización no gubernamental. Para ello, Norma Guerra, Rosa Elvia
Hernández, María Aidé López y Olga Lilia Pimentel vivieron cinco meses
en Tilonia, población del distrito indio de Rajastán.
“Nos da tristeza y enojo que mejor Bunker Roy venga a
ayudarnos y nos done celdas de 75 voltios para cada vivienda con su
respectiva batería, 25 metros de cable y tres lámparas… y nuestro
gobierno nos mantenga olvidadas”, dice Guerra.
En tanto, los 15 parques eólicos instalados en esta región
del Istmo de Tehuantepec no han impulsado el desarrollo, ni siquiera
alumbran comunidades; sólo han desatado discordias intercomunitarias,
inseguridad y denuncias agrarias…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1969 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
(proceso/ Pedro Matías/ Reportaje Especial/30 de julio de 2014)
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