MÉXICO,
D.F. (proceso.com.mx).- La organización Artículo 19 denunció que la
periodista Denise Dresser ha sido intimidada después de publicar una
columna en que recuerda información difundida sobre presuntos lazos con
el narcotráfico del actual líder de los diputados federales del PRI,
Manlio Fabio Beltrones.
En un documento titulado “ALERTA: Denise
Dresser intimidada por escribir libremente”, Artículo 19 detalla que el
coordinador de comunicación social de los legisladores priistas, Jesús
Anaya “emprendió una campaña de desinformación y de desprestigio” contra
la colaboradora del semanario Proceso, el diario Reforma y el programa
MVS Noticias que conduce Carmen Aristegui.
Ante los hechos,
Artículo 19 hace un llamado para que el Estado Mexicano, de acuerdo con
sus responsabilidades internacionales en materia de derechos humanos,
emprenda todas las acciones necesarias para garantizar la seguridad e
integridad de Denise Dresser.
Igualmente, convoca al Mecanismo de
Protección a personas Defensoras de los Derechos Humanos, “para que de
manera inmediata otorgue medidas urgentes encaminadas a salvaguardar la
integridad personal y su labor informativa” y anuncia que “asumirá la
representación de Denise Dresser” ante el Mecanismo antes citado.
A continuación se publica de manera íntegra la “Alerta” difundida por esa organización social.
“En
días pasados la politóloga y columnista Denise Dresser, fue intimidada
por escribir una columna titulada “Cloaca abierta”, publicada el pasado
31 de marzo en la sección de Opinión del periódico Reforma. En la
columna, Dresser citaba una investigación publicada por The New York
Times, cuyos autores, Craig Pyes y Sam Dillon, obtuvieron el premio
Pulitzer por revelar información de inteligencia donde Manlio Fabio
Beltrones (hoy diputado y coordinador de la bancada del PRI en la Cámara
de Diputados) habría brindado protección a narcotraficantes en Sonora
cuando fue gobernador de ese Estado. En su columna, Dresser también
hacía mención a fuentes periodísticas según las cuales Beltrones
aparecía vinculado con el cobro de “moches”, es decir, comisiones a
legisladores por asignar partidas presupuestales, actividades que serían
obviamente ilegales.
“Tras la publicación de su columna, el
Coordinador de Comunicación Social del Grupo Parlamentario del PRI en la
Cámara de Diputados, Jesús Anaya, emprendió una campaña de
desinformación y de desprestigio contra Dresser. Al ser entrevistada por
ARTICULO 19, Dresser afirmó sentirse intimidada y además refirió que:
“en una encuesta levantada por mí en redes sociales, a la cual
contestaron más de 6,500 personas, el 87% de quienes leyeron la carta
que me había sido enviada, respondieron que la finalidad era intimidarme
para que no escriba más sobre el tema.”
“Anaya publicó en el
diario Reforma una carta en donde acusó a Dresser de ser una “supuesta
periodista” y “una analista sin escrúpulos.” Sin importar que Dresser
se había apoyado en una investigación ganadora del Pulitzer, Anaya
escribió que en realidad según otra investigación realizada por la PGR
(la cual no difundió ni hizo pública), el contenido de la nota de The
New York Times era “falso y calumnioso en exceso.” Anaya acusó a Dresser
de escribir “con perversidad y dolo.”
Finalmente, Anaya apuntó
que “el artículo (de Dresser) está elaborado sobre mentiras o versiones
falsas, interesadas y sin sustento.” Anaya también sugería que el
periodista Craig Pyes dejó de colaborar con el New York Times por haber
difundido información falsa sobre Beltrones. Posteriormente, el
periodista Ciro Gómez Leyva, durante un programa de radio, dijo al aire:
“el New York Times se disculpó con Beltrones.” Así, el mensaje (falso)
según el cual The New York Times se había retractado de su nota comenzó a
circular.
“La carta de Anaya concluyó exigiendo a Dresser “a
proceder a una disculpa pública, para lo cual se requeriría que usted
tuviera ética periodística.” En este sentido, en el 2010 el Comité de
Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas reiteró a México
la necesidad de eliminar los delitos contra el honor y de forma
coincidente en el 2011 las Relatorías sobre Libertad de Expresión de la
ONU y la OEA recomendaron al Estado mexicano a despenalizar los delitos
de calumnia, difamación e injurias.
“Anaya difundió tres
falsedades: Primero, según un correo electrónico recabado por el
bloguero Julio Roa, The New York Times jamás se disculpó con Beltrones.
Segundo, Craig Pyes no dejó de colaborar con The New York Times a raíz
de la nota sobre Beltrones. De hecho, los autores de la nota ganaron el
máximo galardón periodístico en su país por haber hecho esa
investigación, el premio Pulitzer. Y años después, Pyes ganó un segundo
Pulitzer por otra investigación periodística. Tercero, que a Dresser se
le había enviado la averiguación previa de la PGR, la cual exoneraba a
Beltrones de los cargos imputados, investigación que ella nunca recibió
ni se ha hecho pública.
“Además de la carta enviada al diario
Reforma por el Coordinador de Comunicación Social del Grupo
Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, en las redes sociales
ha circulado una encuesta con acusaciones personales al trabajo
profesional de Denise Dresser. Para ARTICULO 19 lo que resulta
preocupante es que estos mensajes muestran que se ha obtenido
información personal y estrictamente privada de la columnista, emanada
de su juicio de divorcio, con el fin de intimidar su labor. Dado que esa
información no puede ser solicitada más que por los interesados y con
intervención de un juez, se presume que existe un delito o el posible
uso político de esa información.
“Es necesario precisar que las
informaciones y opiniones respecto al Estado y sus instituciones gozan
de mayor protección constitucional y convencional, por lo que las
entidades y funcionarios públicos, en este caso el Coordinador de los
diputados del Grupo Parlamentario del PRI, tienen un deber de soportar
con mayor intensidad las críticas en razón de la naturaleza pública de
sus funciones. En este sentido, el Estado debe abstenerse con mayor
rigor de imponer limitaciones a este tipo de expresiones e informaciones
que son del interés general.
“ARTICULO 19 hace un llamado para
que el Estado Mexicano, de acuerdo con sus responsabilidades
internacionales en materia de derechos humanos, emprenda todas las
acciones necesarias para garantizar la seguridad e integridad de Denise
Dresser.
“De manera particular, ARTICULO 19 hace un llamado al
Mecanismo de Protección a personas Defensoras de los Derechos Humanos,
para que de manera inmediata otorgue medidas urgentes encaminadas a
salvaguardar la integridad personal y su labor informativa. ARTICULO 19
asumirá la representación de Denise Dresser ante el Mecanismo, el día de
hoy presentará la solicitud formal para que el caso sea atendido.”
ARTÍCULO INTEGRO DE DENISE DRESSER:
CLOACA ABIERTA
"A mí no me gustan los chismes, ni los mochos, ni los
chismosos. Es una cuestión que no tiene sustento". Así responde Manlio Fabio
Beltrones a las acusaciones recientes en su contra. Así trata de escurrirse
nuevamente un político al cual el tufo de una cloaca abierta lo persigue donde
quiera que va. No hay novedad.
Ayer fue acusado de vínculos con el narcotráfico; hoy es
acusado de participar en los "moches" que salpican a su partido. Ayer
fue señalado por The New York Times, hoy es señalado por ofrecer la asignación
de 160 millones de pesos del presupuesto público al alcalde de Celaya para la
pavimentación del municipio a cambio de un "moche".
Allí están, otra vez, los cargos en su contra, las preguntas
sin respuesta, las averiguaciones que van a ningún lado. Manlio Fabio Beltrones
sigue políticamente vivo a pesar de todo.
Demostrando con ello que México permite la supervivencia de
los íconos de la impunidad. Subrayando con ello que el PRI avala la longevidad
política de los personajes más cuestionables. Y por ello el gobierno se vuelve
el refugio de tantos sinvergüenzas con la complicidad de quienes deberían
escudriñarlos pero no lo hacen. Las televisoras silenciosas. Los medios
miedosos. Los periodistas que tendrían que hacer las preguntas difíciles pero
optan por las respuestas fáciles. Todos avalando, todos minimizando, todos
cerrando los ojos porque saben que los beneficios de la cloaca son compartidos.
Porque entienden que en el país la corrupción es válida si muchos participan en
ella. Porque ante los corruptos no hay condena política o investigación judicial
o castigo social si demuestran ser "competentes".
Como en el caso emblemático de Beltrones, Coordinador Parlamentario
del PRI en la cámara de diputados, frente a cuya trayectoria truculenta no ha
habido ni un sólo deslinde por parte de su partido. Ni una sola expresión de
disgusto. Ni una sola condena a su conducta o un solo esfuerzo por distanciarse
de ella. Al contrario: el PRI lo
protege, lo ensalza, lo coloca en posiciones de liderazgo vez tras vez. Con lo
que revela a un partido que -a pesar de las reformas presumidas- todavía está
dispuesto a cerrar la tapa de la cloaca en lugar de limpiarla. Está dispuesto a
ignorar la realidad de un asunto que nunca fue aireado o resuelto de manera
satisfactoria. Lo que en 1997 los reporteros de The New York Times, Sam Dillon
y Craig Pyes, publicaron que les ganó el premio Pulitzer. Lo que fue detallado
en la nota titulada "vínculos con el narco manchan a dos gobernadores
mexicanos". Lo que Craig Pyes reitera ahora en una entrevista con el
periodista julio roa de en la politika: que su reportaje "no se basó nada
más en un reporte de inteligencia, sino en más de 20 alegaciones de la DEA y
otros archivos gubernamentales".
Y después de cuatro meses de investigación minuciosa, los
resultados: Beltrones responsable de proteger al narcotráfico en el estado que
gobernó y de aceptar pagos de capos a cambio de protección para sus
actividades; Beltrones incluido en una lista de 17 funcionarios sospechosos de
corrupción, que el gobierno estadounidense entregó a Ernesto Zedillo, poco
después de su llegada a los Pinos; Beltrones al centro de un debate en el Buró
internacional de Narcóticos del Departamento de Estado sobre el imperativo de
revocar su visa para entrar a Estados Unidos; Beltrones protegido por el
entonces embajador estadounidense James Jones, el mismo que exaltó la
integridad empresarial de Ricardo Salinas Pliego y formó parte del Consejo de
Administración de Grupo Azteca, al cual tuvo que renunciar después del
escándalo CODISCO-UNEFON.
A pesar de todo ello, el sonorense sigue pavoneándose en la
política porque nunca hubo una investigación seria en México para desmentir o
validar las acusaciones hechas. Ni ayer ni hoy. Y eso se debe a que en nuestro
país la acusación penal no es autónoma. El procurador es nombrado por el
presidente y puede ser despedido por él. El sueldo del Procurador puede subir o
bajar dependiendo del humor del ejecutivo, al cual sirve.
En contraste, en países con democracias funcionales, la
autonomía e imparcialidad de la investigación penal es protegida por
procuradores nombrados de forma colegiada, que sólo pueden ser despedidos de
forma colegiada, como demuestra un estudio por Azul Aguiar publicado en The Mexican
Law Review. Hasta que eso no ocurra en México -y Peña Nieto se opone-
continuará habiendo casos que nunca son investigados a fondo. Continuarán
sobreviviendo políticos con acusaciones de corrupción. Y cloacas abiertas que
todavía huelen mal.
31 DE MARZO DE 2014 • 07:32
(PROCESO/ REDACCIÓN/ 15 DE ABRIL 2014)
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