NUEVO
URECHO, Mich., (apro).- A las siete de la noche repiquetearon las
campanas de la iglesia, no era un llamado a misa, sino a una asamblea
convocada por los autodefensas que, equipados con rifles de asalto y
pistolas, llegaron a liberar este pueblo de los Caballeros Templarios.
Decenas
de autodefensas provenientes de varios municipios del valle de
Apatzingán llegaron desde temprano a este pueblo histórico –aquí José
María Morelos y Pavón ofició misa por varios meses–, el cual ya estaba
vigilado por policías federales y el Ejército.
De hecho, cuando
los autodefensas tomaron el zócalo de la comunidad, los policías y
soldados los observaron con asombro y recelo. “Si quieren pelea, aquí
hay con que…”, dijo uno de los agentes con el rifle al pecho.
Uno
de los autodefensas explicó que los sicarios de los Caballeros
Templarios seguían aquí y se escondían en las brechas y algunas casas.
“Ahorita ya los están buscando”, explicó mientras otros de sus
compañeros se metían a la iglesia para pedir permiso al párroco y tocar
las campanas.
Ante decenas de habitantes, José Manuel Mireles dijo
nuevamente que un pueblo unido puede enfrentar al gobierno federal, al
Ejército o a la Marina “sin echar balas”.
Ante los habitantes del
municipio reiteró que no dejarán las armas y que dan al comisionado
Alfredo Castillo hasta el 10 de mayo para que libere a todos los
autodefensas y “limpie” Michoacán del crimen organizado.
“Si el gobierno cumple, nos desarmamos”, sostuvo el coordinador general de los autodefensas.
Esta
es la segunda vez que llegan los autodefensas a este municipio. La vez
pasada, a principios de año, anunciaron que se quedarían, pero unos días
después se retiraron. Hoy, prometió Mireles, se quedarán por un tiempo
hasta que el pueblo se organice con sus propias autodefensas.
Después
del accidente aéreo del 4 de enero y de una larga convalecencia, esta
es la primera caravana de autodefensas armados que encabeza Mireles para
“liberar” un pueblo.
En el zócalo de Nuevo Urecho, vigilado por
soldados, policías federales y autodefensas armados, el médico oriundo
de Tepalcatepec pidió el apoyo de la gente para que no prospere el plan
de desarme lanzado por el gobierno de Enrique Peña Nieto.
“Un
pueblo unido tiene la fuerza porque tiene el derecho inalienable de
poner y quitar al gobierno. Lamentablemente, desde niños nos enseñan que
hay que respetar al gobierno y bajamos la cabeza, pero si el gobierno
no nos respeta, ¿por qué chingaos lo tenemos que respetar?
“Un
gobierno administra, no son los dueños de la riqueza, pero se creen los
dueños a través de los partidos. Pero sólo en las campañas se acercan al
pueblo y regalan láminas, despensas, gorras para comprar a la gente y
que no pienses. Pero el pueblo es el patrón del gobierno que los elige,
que lo contrata para administrar”, dijo a la gente que le brindo
aplausos.
Luego denunció que en las elecciones pasadas muchos
votaron con un rifle en la cabeza, presionados por el crimen organizado
que apoyó al PRI.
‘Yo denuncié hace 13 meses a Jesús Reyna, luego
lo hizo el gobierno y unos medios, pero nadie nos creía. Cuando le
preguntaban al gobernador no decía nada. Pero hoy está en la cárcel
acusado de estar relacionado con esa gente”, sostuvo el líder de los
autodefensas.
Enseguida, acusó también de indolencia al gobernador
priista Fausto Vallejo que, cuando le preguntaban sobre Reyna, no decía
nada y aseguraba que no pasaba nada en Michoacán, a pesar de que los
criminales seguían matando a la gente.
“Por eso digo que no habrá
desarme, no nos pueden desarmar, lo haremos solitos cuando se haya
limpiado todo. El gobierno federal hizo un pacto conmigo en noviembre;
en agosto el procurador general de la República también lo hizo y no han
cumplido nada. Nos dan hasta el 10 de mayo para desarmarnos, pero yo ya
les respondí que le damos el mismo plazo para que libere a los
autodefensas presos”, sostuvo Mireles.
E insistió. “Pero pedimos
unidad, porque perro que no cuida su hueso no es perro, como dijo el
padre Goyo. Y nosotros no vamos a dejar las armas”.
Ante los
temores de la ciudadanía, Mireles contesto: “Lo que necesitamos es
quitarnos lo pendejo y avanzar. Es una situación difícil, enfrentar el
miedo, pero cuando enfrentamos nuestros temores y enfrentamos nuestro
propio miedo, descubrimos nuestra grandeza. Ya lo hemos visto. Dios es
grande con nosotros, sólo tenemos que superar nuestro miedo y unirnos”.
/11 de abril de 2014)
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