“Unos dicen que salí
volando, otros que cuando me vieron ya estaba afuera. Yo sólo me acuerdo que
miré todo negro y después estaba en el hospital”.
Habla José Javier
Quintero Núñez, uno de los lesionados de la explosión en la maquiladora
Blueberry, el pasado 24 de octubre.
De lo que ocurrió
surgen algunos retazos de su memoria, borrada por el shock, que revelan que
despertó tres veces del estado de inconciencia generado por el impacto.
“Miré todo negro
–insiste–, abrí los ojos y mis compañeros estaban alrededor. Desperté porque
tenía mucho frío y entonces quise levantarme pero no pude, me vi el pantalón
lleno de sangre y desfallecí”, dice este padre de familia de 22 años.
“Cuando volví a
abrir los ojos vi muchos paramédicos y me volví a dormir. Volví a abrir los
ojos y ya estaba en el hospital”.
Jose Javier yace
acostado en su casa. Hace unas horas los especialistas que lo atienden le
dieron una alta parcial. Descansará unos días en su hogar, luego debe regresar
al hospital. Sus piernas están destrozadas.
Desde el jueves 24
de octubre que se registró la explosión, se ha estado recuperando de seis
cirugías que le han practicado en el Seguro Viejo, en el Pronaf.
El estallido le
destrozó las piernas, por eso no pudo caminar ese jueves de hace veintitantos días.
Unas varillas largas atraviesan su rodilla y dan cuenta de las múltiples
fracturas en el femur, la tibia, el peroné en ambas extremidades y en uno de
los talones.
José Javier accede a
la entrevista mientras su familia le acerca a su hijo Evan, de un mes de
nacido, y de reojo ve las caricaturas en la televisión.
“Me dan como reumas,
casi no puedo dormir”, comenta.
Para su esposa y su
mamá, el proceso desde el accidente que ha cobrado ocho vidas, no ha sido
sencillo. El día de la tragedia no lo localizaban en la maquila, ni en ningún
hospital.
“Nadie nos decía
nada. Un primo de mi esposo es bombero y fue él el que nos dijo a dónde se lo
llevaron. Cuando llegamos él ya estaba en cirugía”, relata su madre Oralia
Núñez.
Hasta el momento, la
maquiladora se ha encargado de brindarle su sueldo íntegro a José Javier, y ha
estado al pendiente de su recuperación con recurrentes visitas.
Lo único que no le
quedó muy claro fue el pago de la incapacidad, pues le dieron 21 días que aún
no saben cómo cobrar o dónde.
José Javier tenía
apenas tres meses de haber iniciado a trabajar en Blueberry y unos días de
haber sido cambiado del tercero al primer turno.
“Me hicieron el
examen médico para poder darme la plaza, pero algo pasó y me dijeron que tenían
que volvérmelo a hacer. Estaba esperando que me hablaran para eso en esos
días”, dijo.
Por el momento y
respecto al peritaje, dice no tener la menor idea de qué fue lo que ocurrió esa
tarde, pues mientras muchos dicen que había una fuga de gas, él asegura nunca
haber percibido tal aroma.
Este lunes que
regrese al hospital requerirá de unidades de sangre de cualquier tipo, pues con
las anteriores operaciones requirió 12, y no sabe cuántas más pueda necesitar.
Si alguien quiere
apoyarlo con eso puede comunicarse al teléfono de su madre, que es el
(3)90-5155.
Al igual que él,
después de tres semanas del accidente, aún hay cuatro lesionados que siguen en
proceso de recuperación tras el estallido.
Francisco Arredondo
Reyes y Alvar Javier Reza Hernández, en el Hospital General de Chihuahua
capital; y Mizael Jiménez Montalvo y Ezequiel Salinas Frayre, en el Centro
Médico del Occidente del IMSS en Guadalajara.
De salida, José
Javier expresa su tristeza porque no ha tenido la oportunidad de asistir a
alguno de los funerales de las víctimas que han fallecido.
Dice que se reunía a
comer con ellos “como buenos compañeros de trabajo”. (Karen Cano/El Diario)
(El Diario/
Karen Cano/ 2013-11-15 | 23:15)
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