CHIHUAHUA,
Chih., (apro).- Las autoridades ministeriales identificaron a uno de
los seis cuerpos –tres hombres y tres mujeres– que fueron encontrados el
pasado fin de semana, enterrados en fosas clandestinas, en las
inmediaciones del basurero municipal de Rosales.
Se trata de quien en vida llevó el nombre de Miguel Gándara Ortiz, un trabajador de una granja que fue levantado hace 14 meses.
La
víctima era familiar del reconocido periodista de Delicias, Manuel
Gándara Samaniego, quien, con este caso, se atrevió a romper “el esquema
tradicional” con el medio que dirige, Código Delicias, de cubrir sólo los hechos cuando se trata de asuntos de carácter policiaco.
En
entrevista con la reportera, Manuel Gándara explica las razones de la
política editorial que sigue con el manejo de la “nota roja”.
“Recuerdo
cuando asistí a un diplomado de periodismo en la Universidad Autónoma
de Juárez impartido por personal de la Procuraduría General de la
República y de la Fiscalía Estatal… los conferencistas en turno nos
hacían notar los peligros que se corren cuando manejas la nota roja.
Incluso se habló del cambio de redacción en las notas policiacas, donde
se nos recomendó –y a la fecha así se maneja por los diferentes
compañeros–, de únicamente el hecho, no ahondar en detalles, porque los
tiempos no daban y no siguen dando para más, ya que el crimen organizado
y los grupos que manejan los giros negros, el alcohol y las drogas
están en todo momento al acecho”.
Sin embargo, por tratarse de un
caso que conoce de primera mano, lanzó un “extrañamiento y un sentido
reclamo a todas las autoridades ‘incompetentes’, llámense policías
municipales, policía estatal, a la Fiscalía del Estado y a la propia
Procuraduría General de la Republica, que nunca pudieron o no quisieron
esclarecer la desaparición de Miguel Gándara”.
Miguel tenía 74
años al momento de desaparecer. Trabajó desde niño para empresas
locales. Inició en una empresa cervecera que hoy es industria
refresquera, propiedad de una familia de apellido Medina, de la ciudad
de Delicias.
El periodista narra que quienes lo conocieron sabían que era un “trabajador responsable, sin horario y confiable”.
Los hechos
El
12 de abril del 2012, a las seis de la tarde, Miguel se presentó en la
granja de uno de sus patrones. Es una granja porcina, dedicada a la
cría, engorda y venta de cerdos, así como a la crianza de cabras.
“Ese
día, se encontraba en la granja y se percató de que varios sujetos
estaban robándose animales, equipo y forraje. Además, se llevaron una
camioneta Pick Up y una ‘traila’. Se robaron todo lo que quisieron”,
relata el periodista.
En eso, prosigue, llegó Miguen Gándara y creo que no midió las dimensiones de peligro, les reclamó y se lo llevaron.
De
acuerdo con Manuel, “hubo testigos que inexplicablemente la Policía
Ministerial nunca llamó a declarar, las demás corporaciones policiacas
le hicieron ‘al monje’ y no se metieron de lleno a la investigación de
este hombre trabajador”.
En los primeros días del mes en curso,
dice, un policía municipal de Rosales fue detenido por violación y en su
declaración ministerial confesó que existían fosas clandestinas cerca
del basurero de Rosales.
Además, reveló que agentes municipales
estaban coludidos con delincuentes para cometer ilícitos. “¡Pinche
corrupción!”, truena Manuel Gándara desde su medio de comunicación.
Con
esos datos, peritos de la Fiscalía Zona Centro se trasladaron hasta ese
lugar y el pasado viernes 7 encontraron tres cuerpos en dos fosas
clandestinas. Un día después, con la ayuda de del grupo K-9 (perros
entrenados para el rastreo), localizaron otros tres cuerpos en otra
fosa. El primero de estos últimos era el de Miguel Gándara Ortiz.
“Tuve
en mis manos la fotografía que periciales de la Policía Ministerial
tomó y, para desgracia o consuelo de la familia, lograron identificarlo
por la vestimenta, el cinto, los zapatos y un estuche de lentes que
siempre traía fajado al cinto”, refiera el periodista.
Cuenta que a ese trago amargo, le siguió otro: los tramites de entrega recepción del cuerpo.
“¡Vayan
para allá!, ¡ahora para acá! Con la frialdad que caracteriza a estos
malos funcionarios públicos, y finalmente, después de las pruebas
científicas respectivas que comprueban su identidad, este domingo, y
lunes 16 y el martes 17, su cuerpo estuvo en la sala de velación de una
funeraria deliciense”, agrega.
Miguel tenía hijos fuera del país
que no lograron llegar al funeral. “Miguel no merecía esta muerte, Dios
bendiga a estos asesinos que realmente no supieron lo que hicieron con
este buen hombre”, rumia Manuel Gándara.
/ 19 de junio de 2013)
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