Los acuerdos anunciados tras la visita del presidente chino a
México chocan con la realidad de un abismal déficit comercial y con las
prácticas de competencia desleal de los productos asiáticos que entran
al país. ¿Bastará con venderles tequila y cerdo para emparejarnos?
Sin un marco legal tan amplio como el que se tiene con Estados Unidos, tapar
el hoyo con tequila y cerdo es por demás un sueño guajiro
Acordaron que México y China mejorarán su relación comercial y serán buenos socios.
El presidente Enrique Peña Nieto y el premier chino Xi Jinping
sellaron su convenio en una visita de estado que impresionó a propios y
extraños.
Sin embargo, después de los paseos por Chichén Itzá, las visitas a
Televisa, los anuncios de la invasión de tequila y cerdo, habría qué
hacer un recuento de lo dicho y lo acordado.
Y es precisamente ahí donde no salen las cuentas, y aquellos
prometedores pactos chocan con un muy marcado déficit comercial entre
los dos países.
Actualmente por cada 10 dólares que importamos de China, la industria nacional exporta solo uno.
La última medición del déficit comercial con el gigante asiático –que
es la diferencia entre lo que exportamos al país asiático y lo que
importamos de éste– se situó en 51 mil millones de dólares durante el
2012.
Tan solo durante marzo de este año, el último mes reportado, el
déficit fue de más de 3 mil 573 millones de dólares, de acuerdo con
datos del Inegi.
Y parece que en el futuro será peor.
Considerando la tendencia durante los primeros 3 meses del año, el
déficit está por acentuarse más que el récord reportado en 2012.
Los datos contrastan con la retórica oficial que propone darle la vuelta al déficit tan solo con tequila y cerdo.
Ambos productos son algunos de los que actualmente se exportan a
China, pero juntos ni siquiera acumulan 1 porciento del total de las
exportaciones al país.
En la práctica, tapar el enorme hueco comercial con tequila y chicharrón luce increíblemente difícil.
Por ejemplo, para cubrir el ultimo déficit comercial reportado en
marzo, tendríamos que vender 2 mil 100 veces más de todo el tequila que
actualmente exportamos a China en un año.
Visto de otra manera, los agaves de Jalisco tendrían que producir 26
mil veces más al mes o mil 429 millones de botellas de 750 mililitros
adicionales. Además, todo este nuevo excedente tendría que ser de uso
exclusivo para exportación a China.
Tan solo para contrarrestar todas las compras que hacemos de
celulares hechos en China, los productores de tequila tendrían que
impulsar sus ventas en 2 mil 500 por ciento al mes.
Desde luego que la demanda de nuestro nuevo socio es enorme, pero las
características de producción del tequila y la simple brecha entre
realidad e ilusión luce demasiado grande como para justificar la
esperanza del Gobierno federal.
El cerdo, otro de los productos en los que la administración de Peña
Nieto ha decidido poner sus ilusiones, luce aún menos prometedor.
Actualmente solamente se exportan, de acuerdo con datos del Inegi, menos de 30 millones de dólares al año.
Con la visita de Xi Jinping, se expuso incrementar ello a 10 mil
toneladas de carne de cerdo valuadas en 35 millones de dólares, pero
éstas representan apenas lo suficiente para revertir el déficit durante
14 horas.
De hecho, aún y cuando México acaparase toda la importación de carne
de cerdo para venderla a China durante todo un año, el déficit comercial
se reduciría aproximadamente en tan solo 17 por ciento.
¿Qué vendemos a los chinos?
Pero ¿cuál es la situación comercial de productos que vendemos actualmente a China?
La exportación que más acapara participación actualmente es el cobre y
los derivados de éste, que representan un tercio del total.
Para revertir el déficit comercial del último mes en registro,
tendríamos que vender a China tan solo durante ese periodo, el doble del
cobre de lo que actualmente vendemos en un año.
Es decir, 24 veces más al mes.
Considerando que el precio de este ronda los 2 mil 200 dólares por
libra, esto se resumiría en exportar 8 millones de kilos al mes,
adicionales a los que actualmente enviamos al país oriental.
Desde luego, reducir la brecha entre importaciones y exportaciones se
puede hacer con una combinación de los productos que actualmente
exportamos, pero esto luce difícil sin expansiones importantes en la
capacidad productiva y aún más sin la certidumbre legal y comercial que
implica vender a otros países como Estados Unidos.
Sin un marco legal tan amplio como el que se tiene con Estados
Unidos, tapar el hoyo con tequila y cerdo es por demás un sueño guajiro.
Un pacto incómodo
China y México todavía no están destinados a ser los grandes socios comerciales que sus nuevos líderes quisieran
Lo cierto es que China y México todavía no están destinados a ser los
grandes socios comerciales que sus nuevos líderes quisieran.
Tan solo durante el principio de la década pasada, las exportaciones
Chinas abrían terreno a pasos acelerados en Estados Unidos, desplazando a
las empresas mexicanas que se habían establecido con comodidad años
antes.
De 2000 a 2012 la participación de las importaciones mexicanas en
Estados Unidos se incrementó marginalmente del 7.68 al 8.43 por ciento.
Sin embargo, los Chinos llevaron la delantera al acaparar cada vez más
mercado estadunidense, al crecer su participación del 5.6 al 12.92 por
ciento del total de las importaciones, de acuerdo con datos del
Departamento del Comercio.
Pronto, las tiendas estadounidenses se llenaron de productos “Made in
China”, ante la mirada atónita de los productos mexicanos, quienes poco
podían hacer para competir con costos tan bajos.
La nueva competitividad China fue determinante para afectar la
relación bilateral entre ambos países, obligándolos a competir por
espacios en los anaqueles americanos.
Sin embargo, hoy la historia es diferente.
Otra de las razones por las que analistas especulan que el presidente
Chino haya escogido hacer una visita tan solemne a México, es porque
busca plataformas en donde las empresas paraestatales chinas, hoy llenas
de dinero, puedan establecerse.
México parece el sitio idóneo, por su cercanía con el consumidor más
grande del mundo y el Tratado de Libre Comercio que comparte con Estados
Unidos.
El modelo chino podría convertirse en el futuro en algo similar a los
estadunidenses y europeos: buscando tierras fértiles y con mano de obra
barata fuera de su país como plataformas de exportaciones.
A pesar de los pronunciamientos de reducir el déficit comercial, la
visita parece tener más sentido, vista a través de esa óptica.
No todo es fracaso
Mantener un déficit comercial con un país no es por sí misma una
razón para estar preocupados. Estados Unidos tiene un déficit comercial
de 6 veces más que el mexicano, mismo que se paga con inversiones en el
exterior o con ahorros del resto del mundo.
Por definición, un déficit comercial debe ser contrarrestado por otra
partida en la balanza de pagos, lo que significa que un país no está
destinado al fracaso por importar más mercancías.
Sin embargo, los grandes desbalances comerciales, como el que
mantienen muchos países con China, han sido tema de feroz critica y
debate por economistas, por que pueden ser difíciles de contrarrestar
dada una situación parecida a la crisis financiera del 2008.
Es decir, un shock grande a los sistemas financieros podría dejar
expuesto al país a tener poco con qué financiar sus importaciones,
llevando a ajustes que serían dolorosos para todos, incluyendo los que
subsisten de vender productos chinos en el país.
La historia de horror para los productores mexicanos no ha llegado a
su fin, pero parece haberse convertido en algo más manejable gracias al
paso veloz con el cual incrementaron los salarios en China, erosionando
su ventaja competitiva.
Y si bien el éxito relativo del dragón asiático también fue lo que
les ha traído problemas en estos últimos años, tampoco se puede
catalogar como un éxito el hecho de que los sueldos estancados en México
representen nuestro mejor activo.
Querer eliminar con tequila y cerdo lo que se ha gestionado durante
años -y que es mucho más profundo que un par de productos- parecen, más
que nada, cuentos chinos.
— Juguetes
De acuerdo a la Asociación Mexicana de la Industria Juguetera se
importaron este año 450 millones de dólares en este rubro, lo que es
grave para la economía de las 35 empresas dedicadas a esa actividad.
Por lo bajos precios que dan al público, los chinos son una amenaza
no solo para México, sino también para Europa y Sudamérica, afirmó José
Manuel Urreta Ortega, integrante del Consejo de la Organización
empresarial.
La invasión de mercancía asiática se ha dado con la complacencia de
las autoridades mexicanas, razón por la cual, ante la llegada de un
nuevo gobierno, los empresarios están pidiendo que se revisen las
condiciones en que se están dando las importaciones.
> 450 millones de dólares fue el valor de las importaciones de juguetes este año
— Acero
En 2012 el presidente de la Cámara Nacional de la Industria del
Hierro y del Acero (Canacero), Raúl Gutiérrez Muguerza, señaló que las
afectaciones al sector manufacturero mexicano tienen su origen en la
desgravación unilateral de aranceles a las importaciones procedentes de
China.
Esta situación genera una competencia desleal, pues los productores
mexicanos deben pagar una serie de impuestos y gravámenes, mientras que
los comerciantes que ingresan al país mercancías del país asiático, no
tienen que hacerlo.
Propuso un conjunto de acciones para que la industria mexicana pueda
contrarrestar los efectos nocivos de estas prácticas. Parte de ellas
consiste en eliminar estos incentivos a la importación y analizar la
conveniencia de imponer cuotas arancelarias que compensen de algún modo
por las pérdidas en el sector.
> 30 veces la producción total de México fue la producción China de acero entre 2000 y 2010
— Lápices
La industria lapicera nacional pasa por un mal momento. Las empresas
dedicadas a su producción padecen los estragos de la tecnología, de la
competencia desleal de China y de la piratería.
Ante la investigación que lleva a cabo la Secretaría de Economía por
prácticas desleales de China por vender lápices subvaluados, la
industria lapicera de México: Dixon, Berol, la Asociación Nacional de
Fabricantes de Artículos Escolares y de Oficinas (ANFAEO), así como la
Asociación Mexicana de Fabricantes de Instrumentos para Escritura y
Similares (AMFIES), se han unido para hacer frente a esta problemática
que está afectando al sector.
De acuerdo con Diego Céspedes, presidente de Grupo Fila Dixon, los
lápices chinos están a la venta en México en dos centavos de peso,
mientras que los de producción nacional tienen un precio de 65
centavos.
“Este es el nivel de dumping que hacen los chinos. El problema no es
de costo, es de subsidio, para hacer un lápiz”, comentó el directivo.
> Lápiz chino = 0.20 centavos de peso
> Lápiz mexicano = 0.65 centavos de peso
— Textil
Moisés Kalach Balas, presidente de la Canaintex, manifestó que su
gremio está insatisfecho con los resultados del programa de precios de
referencia, aplicado por el Gobierno para frenar la entrada de mercancía
a precios subvaluados.
Refirió que en 2012 la evasión por concepto de pago de aranceles e
IVA llegó hasta 20, mil millones de dólares en la cadena textil-vestido.
Indicó que las exportaciones del ramo ascienden a 6 mil 200 millones
de dólares y las importaciones a 20 mil millones, la mayoría procedentes
de China.
> 20 millones de dólares fue el valor de la evasión de aranceles en este sector en 2012
— Calzado
El presidente de la Cámara de la Industria del Calzado del Estado de
Guanajuato (CICEG), Armando Martín Dueñas, y su homólogo de Jalisco,
Juan Antonio Niño Cota, informaron que representantes de su despacho
legal sustentaron la grave amenaza en que se encuentra el sector por las
importaciones desleales en dos expedientes que entregaron el mismo día a
la Unidad de Prácticas Comerciales Internacionales (UPCI) de la
Secretaría de Economía (SE).
El líder de CICEG señaló que en la carpeta solicitan la consulta
bilateral entre México y China para buscar una solución que ponga fin a
la desorganización de mercado causada por importaciones de calzado chino
en nuestro país.
La amenaza afecta tanto a grandes productores como a chicos. De
hecho, Roberto Plasencia, director del Grupo Flexi, explicó que el
calzado chino es una competencia desleal porque tiene subsidios o apoyos
encubiertos, frente a los cuales ni las grandes empresas pueden
competir.
> Roberto Plasencia, director del grupo Flexi, explicó que el
calzado chino es una competencia desleal porque tiene subsidios o apoyos
encubiertos, frente a los cuales ni las grandes empresas pueden
competir.
Lunes 10 de junio de 2013)
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