Hoy viernes terminan
los días de la semana hábil de la ciudad de Hermosillo y con ellos los
estremecimientos que produjeron las movilizaciones de sectores tan diversos
como la de los maestros universitarios agrupados en el STAUS, los ejidatarios
de Soyopa reprimidos, los transportistas
y el aún actuante movimiento de NO Más Impuestos.
En algún momento de
sus movilizaciones, estos cuatro sectores confluyeron frente a palacio de
gobierno buscando solución a sus demandas, y ése fue el único punto en el que
puede decirse que coincidieron porque sus objetivos inmediatos y su ideología
los limitan a atenerse a sus propias fuerzas y a negociar individualmente sus
causas, a pesar de que en esencia son movimientos populares.
Como quiera que sea,
lo que Sonora está experimentando es un
reflejo de la crisis nacional en la que estamos inmersos desde hace varios
años, crisis económica, política, social y de seguridad, y que en su vertiente política se agravó con
la última elección presidencial cuestionada por la evidente compra de votos que
realizó el PRI a través de sistemas
financieros electrónicos como el caso de las tarjetas Monex que permitieron
distribuir nacionalmente cantidades millonarias de dinero, de las cuales, las
investigaciones más serias solamente nos permiten conocer una parte.
El flujo de ese
dinero distribuido explica, para el gobierno del centro y para los gobiernos
estatales la crisis de liquidez que hoy están padeciendo.
En el caso del
gobierno federal, la recuperación de esos capitales gigantescos supone la
privatización de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad y sus
contratos, además de la necesidad de subir los impuestos a través del IVA a
medicinas y alimentos, las alzas a la gasolina y cerrar los programas sociales
que combaten la pobreza, lo cual aumentaría la ilegitimidad del gobierno central.
El Pacto por México
le está permitiendo a Peña Nieto aplicar medidas neoliberales frente a la
crisis económica y política, y con el concurso de los grupos que conforman al
PRD ahora sin brújula de izquierda, prepara nuevas embestidas que no excluyen
la represión sobre todo para los maestros de Guerrero y Oaxaca que resisten
ante la denominada reforma educativa, porque precisamente saben en qué consiste
verdaderamente.
EL MARCO SONORENSE
Lo que ocurre en la
federación explica en parte la situación sonorense, pero no completamente, pues
aquí también se reprodujeron las pautas de manga ancha con la que se
comportaron en el centro los gobiernos de Fox y Calderón.
En el caso de
“nuestro” estado hay una crisis política que puede considerarse crónica a
partir de que los dos partidos mayoritarios, el PRI y el PAN se han mostrado
incapaces en estos casi dos sexenios de presentar soluciones consensadas a los
ciudadanos, inclusive en temas de poca relevancia.
Al contrario de eso,
cada uno a su tiempo, y empoderados de la gubernatura, prácticamente han
depredado los recursos de crédito y el patrimonio construido con la aportación
de todos y cada uno de los sonorenses, con la complicidad, en su turno, de uno
y otro partido, sin que el PRD quede libre de responsabilidades.
En circunstancias de
flujo en cámara lenta de recursos, lo cual provoca la sequía de liquidez, el
gobierno sonorense decidió que las clases medias son una buena recargadera, y
sobre esas clases y las populares está cargando el peso de los impuestos como
la tenencia disfrazada de COMUN y el alza de los servicios.
Las clases medias
respondieron como tradicionalmente lo han hecho, a través de movilizaciones que
empoderaron a cuatro líderes que a través de medidas de división están
destruyendo el capital político que los ciudadanos les otorgaron.
La paradoja de esta
situación es que mientras los cuatro líderes-voceros no encuentran la brújula
para orientarse y han caído en la ilusión de que será el PRI y el Congreso
quien les solucione el asunto del impuesto COMUN, hay una población que espera
a ser movilizada nuevamente, que empieza a ver y a ser consciente de que la
embestida contra las clases populares apenas empieza de parte de los gobiernos
y que cuando otea el horizonte no encuentra asideros confiables para empeñar
sus esfuerzos. En estas circunstancias los líderes de los malnacidos tienen una
enorme responsabilidad.
La primera es salvar
su propia imagen, su prestigio y su honor,
pero de manera auténtica, no a través de mensajitos en el Twitter, sino
adoptando una verdadera política que se reconozca en las necesidades de los
hermosillenses y por extensión de todos los sonorenses.
Eso implica volver a
las movilizaciones y a la comunicación con el pueblo. ¿Podrán hacerlo?. Los
sonorenses apuestan a que sí.
(DOSSIER POLITICO/ Leopoldo Santos Ramírez /
2013-04-12)
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