Agencia AP
Ciudad del Vaticano.- Los cónclaves a lo largo de la historia siempre han
estado llenos de golpes bajos, desencuentros, y acuerdos en lo oscurito que
obviamente, siempre han tenido su halo de misterio e intriga.
Hace 35 años, cuando se debía elegir al sucesor de Juan XXIII, la víctima
excelente de una operación de este tipo fue el cardenal Giuseppe Siri, en 1978,
en el Cónclave en el que se eligió al Papa polaco y él, Siri, estaba entre los
favoritos.
Marco Tosatti, experto en cuestiones vaticanas, recuerda aquel momento como una verdadera
trampa, pues la candidatura de Siri parecía que nadie la podía echar abajo.
Siri era considerado un conservador, a quien se le oponía con Giovanni
Benelli, quien era Obispo de Florencia y era bien visto en las izquierdas. Sin
embargo, lo apoyaban varios más entre los que estaban el cardenal Stefan
Wyszynski, Primado de Polonia.
“Pero el 14 de octubre, a pocas horas de iniciar el Cónclave, sobre la
Gazzetta delLunedì’, una inserción del “Corriere della Sera” de Génova, se
publicó una entrevista con Siri, quien atacaba duramente algunas reformas del
Concilio, particularmente, las de la colegialidad episcopal.
“Ni siquiera sé qué quiere decir el desarrollo de la colegialidad
episcopal. El Sínodo no podrá jamás convertirse en instituto deliberativo de la
Iglesia porque no está contemplado en la constitución divina de la Iglesia.
Podrá al máximo convertirse, si el Derecho Canónico lo admite, en una
institución eclesiástica, pero no en un derecho divino”, dijo en aquella ocasión
Siri.
Tosatti cuenta que el cardenal había pedido que la entrevista fuera
publicada cuando los electores hubieran salido del Cónclave, sin embargo, en
plena auscultación, los cardenales encontraron la nota en sus carpetas y
Giuseppe Siri perdió así los favores de una parte de los purpurados.
“Es muy probable que sin la publicación anticipada de la entrevista, Siri
hubiera podido ser el elegido”, asegura Tosatti.
Recuerda que cuando murió Juan XXIII ocurrió otra cosa. En una reunión
secreta, llevada a cabo el 18 de junio de 1963, en el Convento de los Frailes
Capuchinos de Frascati, estaban los cardenales llamados “progresistas”,
convocados por el cardenal Clemente Micara, amigo de muchos años del cardenal
Juan Bautista Montini, quien era arzobispo de Milán y el candidato con más
posibilidades.
Llegaron, entre otros los cardenales Leo Jozef Suenens, de Bélgica; Joseph
Frings, de Alemania; Achille Liénart, de Francia; Bernard Jan Alfrink, de
Holanda; Paul-Émile Léger, de Canadá; Franz König, de Austria, y el mismo
Montini.
Los progresistas temían un cónclave duro, y a Concilio abierto, hicieron un
acuerdo, aunque sabían que podían ser criticados. Así, decidieron apoyar la
candidatura de Montini y fue electo entonces como Paulo VI, el 21 de junio de
1963.
Algo escandaloso ocurrió en el Cónclave de 1903, cuando fue elegido Pío X.
La competencia era abierta con Mariano Rampolla del Tíndaro, secretario de
Estado del Papa apenas desaparecido, León XIII.
El cardenal de la corona austriaca, Jan Puzyna, príncipe obispo de
Cracovia, se levantó cuando a Rampolla le faltaban pocos votos para ser
elegido. Puzyna entonces extrajo de una bolsa un documento recibido de Viena y
dijo que el emperador Francesco Giuseppe I de Austria, aprovechándose del
antiguo ius exclusivae, ponía un veto contra Rampolla, pues lo consideraban
“demasiado francés y antiaustriaco”.
Un cardenal entonces lo calificó como un episodio disgustoso.
Así, cuando Pío X llegó al poder, abolió de inmediato el derecho de veto de
las potencias políticas.
SCHERER, UNO DE LOS
IMPULSADOS
Antenoche el periódico italiano “La Stampa”, reportó que un nuevo grupo
estaría en movimiento para llevar al Trono de Pedro al primer Papa
latinoamericano de la historia, al lado de un secretario de Estado italiano o
argentino de orígenes italianos.
Así como “en 2005, algunos cardenales influyentes se habían puesto en
marcha para la elección de Joseph Ratzinger, ahora, casi ocho años después, un
nuevo grupo estaría promoviendo un Papa latinoamericano”, confirmaron fuentes
autorizadas a “La Stampa”.
Entre los protagonistas de esta iniciativa habría dos purpurados de peso
como el decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, y el cardenal Giovanni
Battista Re. “Y no hay que excluir que se sumen otros curiales italianos a esta
tendencia.”
El “papable” de este grupo es el arzobispo de Sao Paulo Odilo Pedro
Scherer, brasileño de 63 años que de 1994 a 2001 trabajó como oficial en la
Congregación para los Obispos.
En estos días, su nombre ha
aparecido en varias de las conversaciones de los cardenales. Una de las intenciones
de sus “patrocinadores” curiales sería llevar por primera vez a un prelado
latinoamericano al Trono de Pedro, pero siempre y cuando hubiera a su lado un
secretario de Estado que conozca bien la Curia romana.
El del argentino Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las
Iglesias Orientales y sustituto durante la última fase de Juan Pablo II y el
comienzo de Benedicto XVI, también se escucha por los pasillos de la Secretaría
de Estado.
NO MÁS RENUNCIAS
Un cardenal australiano expresó la esperanza de que la renuncia del papa
Benedicto XVI no siente un precedente, porque a la Iglesia católica Romana no
le conviene que “el sucesor de Pedro entre y salga”.
El cardenal George Pell dijo en una entrevista: “Espero que no entremos en
una sucesión de papas que renuncien rápidamente”.
Vatileaks en la mente de
los cardenales
Los cardenales dijeron ayer que quieren hablar con los administradores del
Vaticano sobre las acusaciones de corrupción y compadrazgo en los más altos
niveles de la Iglesia Católica antes de elegir al nuevo papa, evidencia de que
el escándalo por el robo de los documentos papales está en la mente de todos
los participantes del Cónclave y de que ésta será una de las elecciones papales
más inciertas en tiempos modernos.
Los príncipes de la Iglesia juraron guardar secreto en lo relativo a la
elección del pontífice y decidieron redactar una carta de agradecimiento al
ahora papa emérito Benedicto XVI, cuya renuncia ha creado incertidumbre en
medio de un torrente de escándalos.
“Me imagino que a medida que avancemos habrá preguntas a los cardenales
involucrados en el gobierno de la Curia, para ver qué opinan que deba
cambiarse, y en ese contexto todo puede suceder”, comentó el cardenal
estadounidense Francis George.
SALE A LA LUZ EL
ESCÁNDALO
Las fallas administrativas del Vaticano quedaron expuestas el año pasado,
luego de la publicación de documentos que fueron robados del escritorio de
Benedicto XVI y que pusieron de manifiesto intrigas, forcejeos y denuncias de
corrupción, nepotismo y amiguismo en las altas esferas de la Iglesia católica.
El mayordomo del Papa fue condenado por robar los documentos y revelarlos a
un periodista; poco después recibió un perdón papal.
Todavía no se ha fijado fecha para el comienzo del Cónclave. El decano del
Colegio de Cardenales dijo que no se hará hasta la llegada del último cardenal.
Los cardenales que faltan aún están camino a Roma; algunos tenían que cumplir
compromisos previos y otros eran esperados ayer por la noche o en días
venideros, dijo la Santa Sede.
Se ha especulado que el Cónclave podría comenzar alrededor del 11 de marzo,
con el objetivo de tener un papa instalado para el 17 de marzo, el domingo
anterior al Domingo de Ramos y el comienzo de la Semana Santa.
El temario de las reuniones incluye la fecha del cónclave y la puesta en
marcha de los preparativos, incluso el cierre de la Capilla Sixtina a los
visitantes y el desalojo e inspección del hotel del Vaticano para garantizar
que no haya micrófonos ocultos.
Listos los atuendos para
el nuevo papa
¿Sotana blanca? ¿Solideo blanco? ¿Zapatos rojos?
Los cardenales no han empezado todavía las reuniones en la Capilla Sixtina
para elegir el nuevo papa, pero la sastrería Gammarelli está lista para vestir
al nuevo pontífice, como lo viene haciendo desde hace dos siglos.
El comercio exhibió ayer en su vitrina tres juegos de vestimentas –grande,
mediano y pequeño– para enviar al Vaticano a fin de vestir al papa que sucederá
al renunciante Benedicto XVI.
“Debemos enviar estos tres juegos antes de que comience el Cónclave, porque
no podemos entrar una vez que empiece”, explicó el sastre Lorenzo Gammarelli.
Un “zucchetto” o solideo blanco se veía sobre una cubierta de tela roja en
la vitrina, al igual que una faja blanca con flecos dorados y un par de zapatos
rojos de cuero.
Detrás del Panteón en el centro de Roma, el comercio Giammarelli ha vestido
a decenas de cardenales y papas desde 1798. El papa Pío XII fue una excepción,
ya que usó su sastre familiar.
La exhibición de las vestiduras fue uno de los primeros indicios tangibles
de que se elegirá pronto un nuevo papa. “Para mí es siempre como la primera
vez”, dijo la sastre Teresa Palombini. “Es un sentimiento maravilloso y me
pregunto quién usará estas ropas, quién será el próximo papa”.
(ZOCALO/AP/05/03/2013 -
04:05 AM)
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