
Guadalupe Balderas, madre de joven linchado en Tepito.
A 3 días de su muerte, la familia de Josafat continúa el novenario en honor del
joven.
Una unidad del sector Morelos lo rescató, sin embargo,
perdió la vida camino al Ministerio Publico, que se ubica en la calle de
Peralvillo casi con Granada de la colonia Morelos, delegación Cuauhtémoc.
Leticia Fernández
Ciudad de México •
En la habitación permanece el estetoscopio y el baumanómetro, un bafle, las
pesas, el teclado y la computadora.
Las credenciales que lo acreditan como
estudiante de medicina y pasante en el Hospital General Valle Ceylán.
La ausencia de
Josafat Hasan López Balderas en la casa que compartía con su madre es patente,
todas sus cosas están ahí, las fotografías cuando era bebé, la bicicleta con la
que solía transitar en sus ratos de ocio.
Afuera, en la calle,
quedó estacionada la camioneta que habían comprado para él, un premio que
Guadalupe, su progenitora, le entregaría el mismo viernes en que fue asesinado
en el Barrio Bravo de Tepito.
“Era un chico muy
deportista, muy alegre, muy estudioso, estaba enamorado de su carrera futura,
ya iba a pasar al sexto semestre, estaba haciendo su servicio en el Hospital
Ceylán iba a pasar al Hospital de Balbuena”, recuerda la mujer.
Hasan era alumno de
la universidad Justo Sierra, todos sus compañeros estuvieron en su funeral,
incluso el director de carrera. También sus amigos de la infancia, su familia,
pero faltó su novia. Ella está en Yucatán haciendo su servicio social.
La frase es dura
pero cierta: “Estoy con Dios y con mis abuelos”. Así se lee en un lienzo que pende
de la cruz de flores que compraron para montar el altar del joven
universitario.
Ahí, sobre el piso
está otra cruz más, la hicieron de cal y pétalos de rosas, la rodean decenas de
flores y un silencio que noche a noche se pierde con los rezos del novenario.
La madre de Hasan se
dice fuerte pero anuncia el principio y fin de su familia tras el homicidio de
su hijo menor a manos de comerciantes que fueron alertados erróneamente de que
se trataba de un ladrón.
Su marido está
enfermo, es diabético y tiene un marcapasos. Guadalupe augura que en un futuro
cercano él y ella, quizá, alcancen a su hijo que hoy pernocta en la tumba con
sus abuelos en un panteón alejado de la ciudad, está en Milpa Alta, sobre la
carretera federal a Oaxtepec.
Frente al altar que
montó, la mujer presume que el viernes 28 de diciembre, cuando su hijo llegó a
Tepito, fue víctima de un asalto y al oponerse los agresores le aplicaron la
“llave china”.
“Estoy segura que él
quiere que yo este tranquila incluso se decidió enterrarlo junto con mis
padres, el ya está descansando con mis padres, mis padres lo querían mucho,
pero eso a mí no me llena, eso no me lo va a revivir”, reitera.
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