Zacarías Cervantes
Atliaca.- Integrantes
del movimiento ciudadano levantado en armas en contra de la delincuencia en Atliaca
abatió a tiros a un hombre que habían detenido y quiso fugarse la madrugada de
ayer y otro de sus cómplices fue entregado a la Procuraduría General de
Justicia (PGJE).
Los hechos de
violencia fueron después de la determinación de cientos de ciudadanos de este
lugar para organizarse e instalar retenes en los accesos al pueblo. Por la
tarde del lunes detuvieron a siete delincuentes que entregaron a la PGJE por la
noche tras largas negociaciones de una comisión del gobierno del estado
encabezada por la procuradora Martha Elva Garzón Bernal pues los ciudadanos
pretendían lincharlos en el centro del pueblo.
A las 12:30 de la
noche dos jóvenes que viajaban en una urvan del servicio público de transporte
que cubre la ruta Chilapa-Chilpancingo, de la empresa Transportes Guerrerenses
de la Montaña y las Dos Costas S.A de C.V, sin placas de circulación fueron
retenidos en el retén que se encuentra a la entrada de Atliaca.
Uno de los
dirigentes del movimiento informó que al revisar la urvan encontraron una bolsa
con distintos documentos y artículos de los que no lograron acreditar su
propiedad y que los dos jóvenes cayeron en contradicciones y se pusieron
nerviosos, a la vez de que no supieron decir el motivo de su visita a esa hora
a la población.
Los dos jóvenes, uno
de ellos, quien portaba una credencial de elector con el nombre de Juan
Fernando Ramírez, era conductor de la urvan del servicio de transportes y su
acompañante, fueron trasladados a la Comisaría municipal para que los
investigaran y esclarecer el motivo de su presencia en el pueblo.
Los habitantes
informaron que a la una de la madrugada el joven que acompañaba al chofer, se
salió de la Comisaría municipal y corrió intentando escapar pero dos cuadras
arriba fue abatido a tiros. A las 11 de la mañana de ayer, el cadáver del
joven, de entre 20 a 25 años de edad todavía se encontraba tirado en medio de
un charco de agua de drenaje y sangre coagulada.
De pelo ensortijado,
piel morena, pantalón de mezclilla azul, playera blanca y suéter negro el
cuerpo yacía tirado al final de la calle Vicente Guerrero de la colonia Modesto
Lozano, dos cuadras arriba de la Comisaría municipal, rodeado de curiosos que
lo miraban entre consternados y satisfechos. “Intentó escapar, sus zapatos
quedaron en la Comisaría”, dijo uno de los curiosos, mostrando los pies con
calcetines del muerto.
Sin embargo, ningún
habitante, ni dirigentes del movimiento civil armado y tampoco el comisario
municipal, Octavio Ojeda Granados, lograron establecer quién disparó, si alguno
de los ciudadanos que se levantaron en armas en contra de la delincuencia o los
policías municipales y estatales que a esa hora de la madrugada resguardaban el
pueblo.
El cuerpo fue
levantado a la una de la tarde por trabajadores del Servicio Médico Forense.
Antes, los ciudadanos inconformes, encabezados por el comisario municipal
entregaron al detenido Juan Fernando Ramírez a la PGJE, así como las
pertenencias que traía, un celular y su credencial de elector. También habían
puesto a disposición del Ministerio Público la urvan del servicio público en el
que llegaron a este poblado el detenido y el occiso.
(EL SUR DE ACAPULCO/ Zacarías Cervantes/ ene 23, 2013)
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