Atacan Los Mazatlecos a PEP en una guerra a sangre y fuego por la plaza Cayetano Osuna
Fue un ataque directo y sorpresivo contra la Policía Estatal Preventiva
(PEP) el perpetrado por un grupo delictivo que pertenece a la célula
Los Mazatlecos (eso se dijo) el martes 13 en la carretera nueva de La
Puerta de San Marcos, casi entronque con carretera de El Recodo, a un
kilómetro de distancia de la presa Picachos.
Un día antes el presidente de la República había estado en la zona para inaugurar la presa Picachos.
Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, director de la Policía Ministerial del
Estado (PME), informó al diario Noroeste que fueron alrededor de 20
sicarios de la célula de Los Mazatlecos los que emboscaron a los agentes
de la PEP, misma que está integrada por gatilleros de los estados de
Sinaloa, Durango y Nayarit, y son los mismos —dijo— que masacraron y
quemaron a ocho personas el 21 de octubre pasado en Las Iguanas,
perteneciente al municipio de Concordia.
Desde que inició noviembre, la violencia creciente en la sierra de la
sindicatura La Noria, ubicados aproximadamente a 47 kilómetros al
noreste de Mazatlán, ha desplazado familias enteras que tuvieron que
abandonar pueblos, como Juantillos, que dejando sus casas, tierras y
animales domésticos, huyeron del lugar llevando consigo algunas
pertenencias, luego de que un grupo armado quemó casas y vehículos.
Igual destino han sufrido los pueblos El Olvido, El Cañón, Los Capomos y
Las Higueras, cuyos habitantes han sido desarraigados violentamente de
sus tierras sin que hasta el momento las autoridades federales,
estatales y municipales hayan puesto fin a la impunidad con la que
operan los grupos delictivos.
“Está caliente”
En La Puerta de San Marcos y en El Marqués (antes San Marcos), ubicados
en la zona serrana de la sindicatura de La Noria, los desplazados por la
construcción de la presa Picachos tienen una expresión lacónica para
ilustrar el ambiente de tensión que están sufriendo por los hechos
violentos perpetrados por los grupos de la delincuencia organizada:
“Está caliente”.
El martes 13, un día después de que el presidente Felipe Calderón
Hinojosa inauguró casi a hurtadillas la Presa Picachos ( pues su visita
estaba programada para las 11:30 horas, pero por las protestas de los
comuneros llegó a las 14:00 horas), a un kilómetro de distancia, un
grupo delictivo que opera en esa zona serrana perpetró una emboscada
contra agentes de la PEP que transitaban en su patrulla por la carretera
nueva que conduce hacia La Puerta de San Marcos, dejando dos muertos y
cinco heridos.
Pero no es solo este hecho violento que dejó el asfalto y los arbustos
aledaños con olor a sangre y pólvora el que motiva a los pobladores a
decir “está caliente”, sino el ocurrido el 2 de noviembre, cuando en esa
misma zona, el ganadero Jesús Ramón Osuna Osuna de 35 años, originario
de San Marcos, fue encontrado asesinado y carbonizado dentro de su
camioneta ganadera.
Como suele ocurrir en estos casos donde una persona pierde su vida y su
cadáver casi es reducido a cenizas, el hecho causó indignación y coraje
en familiares y amigos que lo recordaron como un hombre trabajador y
honesto.
“Estamos lastimados porque hace más o menos quince días mataron a una
persona que lo único que hacía era trabajar, una persona que mis
respetos, tímido el muchacho, bueno”, dijo a Ríodoce Atilano Román
Tirado, líder de los comuneros afectados por la construcción de la presa
Picachos, en memoria de su finado seguidor.
El método de prender fuego a las víctimas en ese territorio no era
nuevo, ya había sido practicado por los sicarios el 22 de diciembre de
2009, más arriba, en El Guamúchil, El Tecomate de la Noria, cuando un
“ranchobús” ruta Mazatlán-Tecomate de La Noria, donde viajaban un grupo
de delincuentes, invadió territorio enemigo y fue emboscado en una
barranca contigua al pueblo, con fusiles Barret.
El pasado domingo 21 de octubre, en las cercanías de Las Iguanas,
perteneciente al municipio de Concordia, ocho personas, entre ellas dos
menores de edad, fueron masacradas con fusiles AK-47 y después quemadas
en la camioneta Ford en que regresaban de una fiesta de quince años
celebrada en El Palmito, Concordia.
Una fuente extraoficial afirmó que una línea de investigación, entre
otras que se siguen en uno de los hechos violentos originados por la
disputa de la plaza, involucra la presunta compraventa de mariguana (sin
pago de piso) y su posible conexión entre ambos, pero el fuego aplicado
para borrar evidencias dificultaba las pesquisas.
En ese escenario de guerra a sangre y fuego, el sábado 11 de noviembre,
dos días antes de la tensa visita a la presa Picachos del presidente
Felipe Calderón Hinojosa, dos mujeres oriundas de El Marqués alertaban
que voces anónimas de personas que dijeron pertenecer a un presunto
grupo delictivo, vía teléfono amenazaban con quemarles el pueblo.
“Ave del mal”
Atilano Román Tirado, originario de La Puerta de San Marcos y líder de
los desplazados por la construcción de la presa Picachos, tiene su
análisis de la tierra marcada por la violencia, que pisó, apenas el
lunes 12 de noviembre, el presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien
dizque vino a inaugurar la presa.
“El presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, parece ‘ave
del mal agüero’, que a donde se presenta antes de (su visita a la
Picachos) y después de (marcharse), se presentan hechos violentos”,
criticó Román Tirado.
“Está declarada la guerra, agrega, porque él la declaró, el crimen
organizado lo anda siguiendo, tal vez por ese mundo de seguridad (de la
que se rodea) no ha habido confrontación con él, pero sí se van a lo más
vulnerable (los policías) y es donde ataca el crimen organizado”.
—¿Por qué “ave de mal agüero”? —se le pregunta al dirigente comunero que
la semana pasada, junto con sus seguidores, calificó la venida de
Calderón Hinojosa a la presa Picachos como un “acto criminal y cobarde”.
—Porque dos días antes de su venida nos llegó la amenaza de quemarnos a
San Marcos. También pasó lo de las ocho personas que quemaron cerca de
Las Iguanas. Luego la persona, el campesino que quemaron de San Marcos. Y
a un kilómetro de la cortina, un día después del evento, el suceso del
martes 13.
—¿Y los amenazadores anónimos no les dieron razón por qué querían quemar el pueblo?
—No, pero lo querían quemar de parte de grupos de la delincuencia, por
ahí están unas llamadas, pero el mensaje llegó, no sé cómo pero llegó…
—¿Aquí es territorio de un solo grupo delictivo o hay varios grupos?
—Pues ahí yo no sé. Pues como el tema de la delincuencia organizada no
es tema que a mí me haya ocupado en lo más mínimo, no te puedo decir:
estos son estos… porque no sé. Si a mí me preguntas: ¿oyes, tú has visto
alguna persona armada, has visto algo raro en los pueblos? Yo te lo
aseguro y te lo juro que yo nunca he visto nada. No he visto a una
persona armada ni he visto nada. Yo siempre he visto pueblos serios,
pueblos tranquilos, tan es así que logramos impulsar la cuestión
turística. Viene el presidente y antes nos deja toda esta violencia,
después nos deja este suceso que pasó el martes 13.
—A ver si después de los hechos del martes no hay “cacería de brujas” y
quieran sacar a los presuntos responsables de las filas del movimiento
que encabezas.
—Ese es el temor. Hay luego nada más que a nosotros no nos quieran
buscar “chivos expiatorios”, porque no lo dudo que el mismo suceso del
martes haya sido orquestado desde la misma “bofera” intestina del mismo
Gobierno, para luego buscar “chivos expiatorios” con los desplazados de
la presa, para luego perseguir inocentes y manchar el movimiento de los
afectados de la presa.
— Advertencia de la PME, tres días después de la emboscada perpetrada
por delincuentes contra la PEP: “Vamos por buen camino, en unos días
vamos a empezar las operaciones ya para la captura de estos presuntos
responsables”.
— Perpetradores de la emboscada: aproximadamente 20 gatilleros,
integrantes de una célula del grupo delictivo denominado Los Mazatlecos.
Opera en la zona serrana de la sindicatura La Noria, con sicarios de
Sinaloa, Durango y Nayarit.
— Hora del ataque: a las 13:40 horas, en la carretera nueva del pueblo
La Puerta de San Marcos, casi al entroncar con la carretera del poblado
El Recodo.
— Armas utilizadas: fusiles AK-47, “cuerno de chivo”, y también armas cortas.
— Víctimas del ataque: los policías Iván Daniel García Chávez y Urbano
Contreras Valenzuela. Además de cinco heridos, uno de ellos en estado
crítico.
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