En
sus declaraciones, “Alexis” mencionó que el activista de la comunidad LGBTI en
Saltillo, Carlos Llamas, llevaba a adolescentes para que tuvieran relaciones
sexuales con grupos religiosos ligados al padre Robert Cougan, responsable de
la Pastoral Penitenciaria en la capital de Coahuila.
“La
Iglesia es un juego de poder, es una mafia […] tienen que silenciarte de cierta
manera para no quedar mal ellos”, dijo.
El
testimonio, revelado por una organización civil, coincide con las denuncias
públicas sobre la red de pederastia y protección a clérigos de la Diócesis de
Saltillo. También va de la mano con la historia depredadora del “Padre Meño”,
que durante al menos 15 años abusó sexualmente de seminaristas de entre 13 y 16
años.
Saltillo/Ciudad
de México, 15 de febrero (Vanguardia/SinEmbargo).- Una víctima de pederastia
clerical en Saltillo, Coahuila, reveló detalles sobre una supuesta red de
prostitución infantil en las iglesias y seminarios de la Diócesis local.
El
audio del testigo– que es parte de la investigación que realiza una asociación
en defensa de los derechos humanos, se suma a las denuncias de pederastia que
empañan a la Diócesis de Saltillo– y que tienen como principal orquestador a
Juan Manuel Riojas, “Padre Meño”–. En este se agregan señalamientos de pagos
que supuestamente realizan los clérigos a menores por servicios sexuales.
Según
la grabación– entregada por la organización al diario Milenio–, los grupos
juveniles y retiros espirituales que realiza la Diócesis de Saltillo son
utilizados para “reclutamiento”.
El
testigo, identificado como “Alexis”, aseguró haber acudido a dichos grupos de
los 13 a los 26 años (hoy tiene 33). Desde entonces, dijo, los presbíteros ya
realizaban estas prácticas.
“Alexis”
contó que al inicio los encuentros se hacían en la oficina de la iglesia y
luego en moteles, “sin que a nadie le pareciera extraño el acercamiento entre
el sacerdote y el adolescente”.
En
uno de los primeros retiros a los que asistió, los guías espirituales hacían
“bromos” con los adolescentes como “darles nalgadas cuando estaban desnudos,
bañándose en las regaderas”.
“En
el Seminario Diocesano las relaciones entre los mismos seminaristas era algo
muy común. Yo pertenecía a un movimiento nacional que se llamaba Circulo del
Espíritu Santo y de la Cruz, hasta los 26 años dejé de ir a ese grupo de la
iglesia”, contó la víctima.
En
ese grupo, contó, un sacerdote se le acercó para proponerle sostener relaciones
sexuales. Él tenía 17 años, y aunque le extrañó la propuesta, aceptó,
calificando la experiencia como “extraña”.
En
sus declaraciones, “Alexis” mencionó que el activista de la comunidad LGBTI,
Carlos Llamas, llevaba a adolescentes que tenían relaciones sexuales con grupos
religiosos ligados al padre Robert Cougan, responsable de la Pastoral
Penitenciaria.
“Alexis”
cree que este modelo de atracción a las redes de corrupción continúa hoy en
día; sin embargo, considera que la diferencia es que ahora los jóvenes acceden
a las prácticas sexuales por un interés económico.
“La
iglesia es un juego de poder, es una mafia, lo poco o mucho que yo viví dentro
de la iglesia, supe que es un juego de poder, no les convienes te vas, te
desapareces, tienen que silenciarte de cierta manera para no quedar mal ellos,
fue lo que pasó con el Padre Gofo, pero él ya se hizo famoso y por eso no lo
han podido silenciar por completo”, expresó.
El
testimonio coincide con las denuncias públicas sobre la red de pederastia y
protección a clérigos de la Diócesis de Saltillo. También va de la mano con la
historia depredadora del “Padre Meño”, que durante al menos 15 años abusó
sexualmente de seminaristas de entre 13 y 16 años.
El
juicio contra “Padre Meño” dejó al descubierto que la pederastia fue una
práctica que rebasó al Seminario de Piedras Negras y se estableció en Saltillo,
Coahuila, donde curas habrían “seducido” a menores en la Alameda y otras plazas
públicas.
Manuel
Riojas fue vinculado a proceso en agosto pasado por el delito de violación
calificada con abuso de autoridad y agravio a menores.
Se
mantuvo prófugo durante cuatro meses y era buscado por la Interpol en 190
países, luego de ser acusado por dos de sus víctimas: el ex seminarista Ignacio
Martínez Pacheco y el aún seminarista Roberto Javier Calzada Tamez, de 19 años
de edad.
Ambos
relataron a SinEmbargo –en mayo pasado– el calvario judicial que significó
denunciar penalmente al cura pederasta y a su Obispo encubridor debido a la
protección directa que gozan, dijeron, por parte del Gobernador del estado,
Rubén Moreira Valdez.
Las
víctimas que lo denunciaron aseguran que han tenido acceso a diversos
testimonios que revelan el modus operandi de sacerdotes pederastas en la
capital del estado.
ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR
SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE Vanguardia.
(SIN EMBARGO /REDACCIÓN / FEBRERO 15,
2018, 10:08 AM)
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