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Tomada de Internet
La
agencia antidrogas norteamericana transfirió millones de dólares -a través de
cuentas secretas- entre 2010 y 2012 a cuentas de narcotraficantes para poderles
fincar cargos por lavado de dinero, con autorización de la PGR. A la fecha, los
presuntos blanqueadores de capitales son procesados en México por operaciones
con recursos de procedencia ilícita, pero les espera la posible extradición
para ser juzgados por lavado de dinero en Estados Unidos. Al protagonista de
las transferencias de dinero en Tijuana, Cuauhtémoc Quintero Angulo, lo
asesinaron en mayo de 2012; su hermana Sofía también fue inculpada
Las
transferencias cablegráficas que la Administración de Drogas y Narcóticos (DEA,
por sus siglas en inglés) de Estados Unidos realizó a cuentas bancarias de
narcotraficantes mexicanos por varios millones de dólares procedentes de la
venta de drogas en su territorio, entre 2010 y 2012, materializaron el delito
de lavado de dinero que mantiene presos a presuntos delincuentes y pendientes
de ser extraditados.
Con
anuencia de las autoridades mexicanas, las pesquisas y acciones de la agencia
norteamericana permitieron detectar las actividades delincuenciales de más de
una docena de personas presuntamente vinculadas al Cártel de Sinaloa que
operaban en Tijuana y Guadalajara, transportando, inicialmente dinero a granel
de la Unión Americana hacia México, y conforme avanzaron las investigaciones,
la DEA les “ayudó” a completar la tarea, remitiéndoles el dinero a través de
transferencias desde cuentas encubiertas.
Las
acciones estelarizadas por la DEA en Los Ángeles, California, fueron auxiliadas
por sus oficinas en Newark, Atlanta, Queens, Nueva York; Filadelfia, Charlotte
y Columbus, así como sus pares en Tijuana y Ciudad de México. También se contó
con la participación de la Real Policía Montada de Canadá, la Policía Nacional
de Panamá, autoridades de Costa Rica y la Procuraduría General de la República
(PGR).
De
acuerdo con información emitida por el director de la Oficina de Asuntos
Internacionales del Departamento de Justicia de Estados Unidos (oficio
‘MEW:MDR:JPM:MER:ek DOJ: 182-40090’), se advierte que desde mayo de 2010, la
Agencia Antidrogas en Los Ángeles, así como la Subprocuraduría de Investigación
Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), hoy SEIDO, y la entonces
Secretaría de Seguridad Pública (SSP), se coordinaron “de manera conjunta para
investigar un caso de lavado de dinero”.
La
indagación estableció que sujetos mexicanos eran responsables del blanqueo de
capitales por varios millones de dólares, por lo que la DEA infiltró agentes
encubiertos dentro de la organización criminal, quienes se ganaron la confianza
de los narcotraficantes para que pasara por sus manos parte de ese dinero y se
realizaran transferencias a México a través de cuentas secretas de la agencia
estadounidense.
La
identidad de los operadores fue descubierta durante los poco más de dos años
que duraron las pesquisas. Las más de 40 transferencias cablegráficas que
realizaron en la dependencia antinarcóticos y otra importante cantidad de
entregas en efectivo de agentes encubiertos directas a las manos de los narco
lavadores, permitieron identificarles. Ahora varios de ellos están presos.
Los
imputados en el lado mexicano son Rogelio Gleason Ayala, Marco Iván Zaragoza
Pelayo “Julio”, Angélica Celeste Gómez Ramírez, Rogelio Ariel Gleason Ruiz,
Víctor Francisco Gleason Ayala, Sofía Lore Quintero Angulo, Carmen María López
Bojórquez, Francisco Javier Vera Medina, Gregorio Salcedo Zepeda, Víctor Manuel
González Valencia, Rafael Rivera Salomón Carolina López Angulo y Cuauhtémoc
Quintero Angulo, este último asesinado en Tijuana días antes de que culminara
la investigación.
Del
lado norteamericano, otros presuntos narcos también fueron detenidos, y en
algunos casos, se les dejó en libertad para seguir sus pasos y así encontrar a
sus cómplices. La labor de los agentes infiltrados permitió a la DEA recibir el
dinero de los criminales, y con autorización de la SEIDO, devolvérselos a las
cuentas de los individuos mencionados y sus empresas “fantasma” registradas
ante las autoridades, pero físicamente no existieron.
Las
supuestas compañías estaban asentadas en Tijuana, Baja California; León,
Guanajuato; Atizapán y Naucalpan, Estado de México; Oaxaca de Juárez, Oaxaca; y
principalmente en Guadalajara, Jalisco, puntos de la República Mexicana a los
que se realizaban las transferencias bancarias de Estados Unidos y eran
recibidas a través de cuentas de los bancos HSBC, Santander, BBV Bancomer,
Banamex e IXE. En una de las instituciones bancarias contaban con la
complicidad de uno de sus funcionarios que apoyó a la red delictiva a abrir
cuentas bancarias ficticias, a sabiendas que el dinero recibido era de
procedencia ilícita.
Las
empresas vinculadas a la investigación son Rorvi Internacional, SA de CV;
Importadora y Comercializadora Digital, SA de CV; Materiales y Suministros para
la Construcción, SA de CV; Jumar de Occidente, SA de CV; y Casa de Cambio Azul
y Plata, entre otras.
2010, DÓLARES POR TIJUANA
El
grupo de Investigaciones Financieras de la DEA, con oficinas en Los Ángeles y
Guadalajara, inició el seguimiento por operaciones de lavado de dinero, de un
grupo de personas responsables de la transportación de activos procedentes de
la droga, desde la frontera sudoeste de Estados Unidos, a Tijuana y hacia la
llamada “Perla Tapatía”.
La
intercepción de llamadas telefónicas a un hombre de apellido Quintero,
identificado como lavador de dinero que al parecer trabajaba para el Cártel
Arellano Félix (CAF) en Tijuana, pero que entregaba parte de las ganancias
provenientes del tráfico de drogas al Cártel de Sinaloa, y a la organización de
Joaquín “El Chapo” Guzmán, en Guadalajara, permitió seguir a otros sospechosos
dentro y fuera de territorio estadounidense.
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Por
parte de la Dirección Regional de la Administración para el Control de Drogas,
de la Embajada de Estados Unidos en México, se aseguró que la red detectada
tenía “capacidad de transportar grandes cantidades de divisas a través de
transferencias bancarias a México”, por ello solicitaron la colaboración para
que las autoridades aztecas participaran de la investigación conjunta.
En
abril de 2010, con los agentes encubiertos dentro de la organización criminal,
la DEA comenzó a recibir dinero procedente del narcotráfico de un sujeto
identificado como “El Duque”, en South
Gate, California. El efectivo tendría como destino la ciudad de Tijuana, donde
operaba el tal Quintero. En mayo se volvió a recibir dinero del “Duque” y su
esposa, y se les mantuvo bajo vigilancia permanente a distancia.
Mientras
eso ocurría en California, en México, la agencia de la DEA en Tijuana
(mencionada en la investigación, pero no aparece entre las oficinas enlistadas
por la embajada de EU en México) solicitó y recibió la autorización del
gobierno de México para entregar el dinero a Quintero en esta ciudad fronteriza.
Policías norteamericanos y mexicanos atestiguaron, escondidos, la entrega de
miles de dólares en un hotel tijuanense. El receptor subió con el dinero a una
camioneta Suburban con placas de circulación del Estado de Sonora y se marchó.
El
tipo de operación se repitió otras veces en mayo de ese año. En Los Ángeles se
recibía el dinero del narco y los agentes encubiertos de la DEA en Tijuana,
coordinados con autoridades mexicanas, entregaban el efectivo en la frontera a
sujetos que lo enviaban a Guadalajara. No todos los traficantes de drogas que
entregaban el dinero pudieron ser identificados.
El
21 de mayo de 2010, con el apoyo del Departamento de Policía de El Monte, la
DEA ubicó una residencia relacionada con los narcos mexicanos en South Gate.
Tras obtener una orden de cateo, los agentes aseguraron en el inmueble un
millón 800 mil dólares y detuvieron a un traficante identificado como Félix
Salazar. También hallaron equipos para empaquetar dinero.
En
otro cateo, en una casa de Paramount, California, se aseguró otra importante
cantidad de efectivo y fueron detenidos “El Duque” y su esposa.
Tres
días después, la oficina de la DEA en Tijuana, en coordinación con la SSP,
entregó miles de dólares al narco lavador en turno y se conoció que el destino del efectivo
fue Guadalajara. Los días 5 y 7 de junio, agentes nuevamente entregaron dinero
del narco a su oficina en Los Ángeles. La moneda norteamericana recorrió la
ruta que ya conocía y cruzó la Garita de San Ysidro para ser puesta en manos de
los lavadores mexicanos.
En
Nueva York, un narcotraficante confío 499 mil 560 dólares a los detectives
infiltrados en el Cártel de Sinaloa el 14 de julio de ese año; una semana
después, el dinero procedente del comercio de narcóticos fue entregado en
Tijuana para seguir su camino hacia el sur. Esta vez el receptor hizo una
escala en una casa de seguridad de la ciudad fronteriza. Al sitio llegó una
mujer a bordo de una camioneta Suburban con matrícula de Jalisco. Identificada
como Carmen María López Bojórquez, se dijo que la emisaria transportó el
capital hasta Guadalajara.
Después
de esta transacción de dinero, la agencia antidroga del vecino país decidió
suspender la recepción y entrega de activos hasta mediados de 2011.
2011, TRANSFERENCIAS A BANCOS
En
el sur de California, el 18 de julio de 2011 traficantes solicitaron que sus
presuntos cómplices, que eran los agentes encubiertos, recogieran tres
diferentes cantidades de dinero. Dos de los montos fueron recogidos en la
comunidad de Fontana y otro más en San Bernardino. La oficina de la DEA hizo el
trámite y entregó el dinero a los narco lavadores. El tijuanense Cuauhtémoc
Quintero Angulo daba las órdenes de qué hacer con el efectivo. Esa vez se
entregaron miles de dólares a un mensajero y las autoridades de ambos países no
supieron del destino final de los billetes, por lo que decidieron suspender las
transacciones a granel y a partir de entonces comenzaron las transferencias
cablegráficas bancarias, realizándose la primera de ellas el 18 de agosto de
2011 por 469 mil 845 dólares a una cuenta del banco HSBC.
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Idéntica
cantidad envío la DEA de Los Ángeles, cinco días después a otra cuenta de la
misma institución bancaria. Un narcotraficante investigado por el Servicio de
Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) había
entregado el dinero a los agentes de la oficina en Chicago. El 24 de agosto, en
la “Ciudad de los Vientos” hubo una aprehensión que tuvo por resultado el
aseguramiento de 234 mil 833 dólares, 49 kilos de marihuana y 12.8 gramos de
hachís.
La
movilidad de los traficantes de drogas mexicanos puso en manos de la DEA en
Queens, Nueva York, 304 mil 400 dólares el 19 de septiembre siguiente. El
dinero fue depositado por la oficina de la DEA de Los Ángeles en una cuenta de HSBC
en México. El seguimiento al delincuente que entregó el dinero permitió la
detención de tres sujetos el 5 de octubre en Nueva York. Tenían en su poder
tres kilos de cocaína. Ocho y nueve días más tarde, la DEA transfirió 465 mil
940 dólares, y 443 mil 590 dólares a cuentas bancarias.
LA SOLICITUD DEL MOVIMIENTO LA HIZO
CUAUHTÉMOC QUINTERO
El
17 de octubre, agentes antidrogas estadounidenses de la oficina de Atlanta,
Georgia, recibieron 443 mil 590 dólares de un emisario del Cártel de Sinaloa
para que fuesen transferidos a una cuenta del banco IXE. Al día siguiente hubo
una nueva entrega de dinero de otros sujetos de la organización criminal.
A
finales de ese mes, agentes encubiertos de la DEA tuvieron una serie de
reuniones con uno de los mexicanos lavadores de dinero en la ciudad de Panamá,
con el conocimiento y apoyo de la Policía Nacional del país centroamericano. El
personaje dijo a los que creía “colegas”, que el dinero que estaba siendo
blanqueado era producto de la venta de drogas en Estados Unidos y solicitó a
sus interlocutores le ayudaran a realizar transferencias cablegráficas de
dinero a Colombia.
En
Atlanta, producto de la vigilancia que se realizaba sobre quienes aportaban los
dólares para su transferencia a México, el 30 de noviembre de 2011 los policías
antinarcóticos detuvieron a un individuo que en un hotel acababa de recibir una
maleta que subió a la cajuela de un automóvil. Ahí guardaba 37 kilos de
cocaína.
En
el último mes de ese año continuaron las transferencias bancarias. El día
6 se enviaron varios miles de dólares a
la cuenta de BBV Bancomer de una empresa automotriz. El día 8, dinero recabado
por la DEA en Newark fue depositado en cuenta de casacambistas en México. El
día 12, 10 mil 979 dólares recibidos por agentes de la DEA en Filadelfia,
Pensilvania, de un sujeto vigilado, tuvieron como destino una cuenta de
Santander. En la misma fecha se hizo otro movimiento de 363 mil 812 dólares
para otro lavador en León, Guanajuato.
Diciembre
de 2011 terminó con un envío de dinero captado en Atlanta, el día 19, a
destinatarios mexicanos. Fue productivo para los investigadores que lograron
conocer que el empleado bancario que abría cuentas a los lava dólares era
Francisco Javier Vera Medina. En Newark se detectó a un miembro de la red
criminal en un edificio de departamentos, y en su seguimiento, el día 29, fue
posible asegurar una importante cantidad de dólares a tres sujetos que no
fueron arrestados.
2012, CULMINAN PESQUISAS
Cuauhtémoc
Quintero Angulo viajó a Panamá para reunirse con los agentes encubiertos de la
DEA los días 10 y 11 de enero de 2012. También asistió Marco Iván Zaragoza
Pelayo, considerado el jefe de la organización de lavado de dinero en
Guadalajara y otros de sus cómplices. Reconocieron su filiación al Cártel de
Sinaloa y sus vínculos con Joaquín “El Chapo” Guzmán. El blanqueo de dólares se
efectuaba a través de casas de cambio en diversas ciudades mexicanas y
distribuidores asiáticos de discos compactos y electrónicos.
El
mismo 10 de enero, la DEA solicitó la autorización de la SEIDO para transferir
422 mil 925 dólares a una cuenta bancaria en Guadalajara. Dos días después, los
norteamericanos enviaron otra cantidad captada en Charlotte, Carolina del
Norte, a un banco mexicano. El día 19 hubo nueva transferencia de dinero a
Guadalajara, y el 23, en Little Rock, Arkansas, la agencia antidroga aseguró un
cargamento de dólares que tenían etiqueta del narco.
El
3 y 4 de febrero siguiente, los agentes infiltrados se reunieron con narcos
mexicanos en Las Vegas, Nevada. Los criminales estaban interesados en que sus
contactos les ayudaran a transferir dinero desde México hacia Colombia. También
expresaron su necesidad de lavar dinero que tenían en Europa y Japón. El empleado
bancario Francisco Vera Medina, manifestó a los oficiales de la DEA que él
laboraba para Santander, y abría y cerraba cuentas con nombres falsos para
facilitar el blanqueo de capitales. Además, confesó avisar a los narcos cuando
las autoridades investigaban dichas cuentas.
En
esos días, la oficina de la DEA en Newark detuvo un vehículo de miembros del
cártel sinaloense, asegurando 181 kilos de marihuana. Durante este arresto, fue
identificada una bodega de cuyo cateo fue posible incautar 727 kilos del mismo
enervante. El 23 de febrero, se hizo una transferencia bancaria a una cuenta en
Oaxaca, y el día 28, dinero recibido por la DEA en Filadelfia fue enviado a un
banco HSBC en México. Los agentes obtuvieron datos de GPS del teléfono
utilizado para recoger el dinero, descubriendo que el móvil se localizaba en
Los Ángeles.
En
marzo se incrementaron las transacciones bursátiles del dinero sucio. El día 6
se envió dinero a cinco cuentas diferentes en la República Mexicana. El 7, hubo
transferencia a León, Guanajuato. El 8, a una cuenta Banamex en la Capital de
Oaxaca. El 9, se despachó dinero captado por la DEA en Commerce, California, y
en Atlanta hacia México, llegando 256 mil 498 dólares a una cuenta de
Santander, en León. El 12, activo captado en South Gate, fue derivado hacia
nuestra nación.
Ese
mes hubo aseguramiento de tres kilos de cocaína en Charlotte, en Carolina del
Norte, en una residencia y un vehículo, así como avances en la identificación
de otros miembros del grupo de lava dólares en Culiacán, Sinaloa. Cuatro
transferencias siguieron el día 13 de marzo, una por 11 mil dólares a una
cuenta de HSBC en Guadalajara, otra por 125 mil 992 dólares a la cuenta
Santander de León, y dos más a diferentes cuentas de otros bancos a la misma
ciudad guanajuatense. Dos días después, 24 mil 400 dólares cayeron a la cuenta
Santander de León.
Marco
Iván Zaragoza Pelayo se reunió en Costa Rica con su socio Ignacio Lira Rico y
dos agentes encubiertos de la DEA, el 15 de marzo. Presuntamente Zaragoza
planteó a los falsos narcotraficantes que estaba interesado en transportar
cocaína escondida en contendores desde Panamá hasta el Puerto de Long Beach,
California, agregando que también estaba interesado en transportar cocaína
desde Costa Rica hasta la Ciudad de México. El de Jalisco ofreció a los
oficiales presentarles a otros lavadores de dinero con la necesidad de mover
efectivo desde Estados Unidos a México, así como 500 mil dólares semanales de
la Unión Americana a Costa Rica. Durante la reunión, uno de los agentes
infiltrados entregó a Marco Iván una bolsa con 236 mil 500 dólares.
Para
el 21 de marzo, la oficina de la DEA en Los Ángeles tramitó la entrega de 256
mil 498 dólares que fueron entregados por un traficante en Toronto a la Real
Policía Montada de Canadá. Los canadienses colaboraron y liberaron la custodia
del dinero, para su transferencia final a cuentas bancarias en México. Ese día,
otro narco entregó una fuerte suma a la oficina de la agencia en Colombus,
Ohio, y tras detenerle, decomisaron 25 gramos de heroína.
Nuevamente,
el día 22, la Policía Montada de Canadá reportó la captación de dólares
americanos a un narco y los liberó para que la DEA hiciera transferencias de 62
mil 996 dólares a cada una de las cuentas en el banco Santander. En Canadá quedaron
abiertas investigaciones contra miembros de la red criminal mexicana. Dos días
después, en Newark un traficante fue interceptado con una cantidad
significativa de dólares, pero fue liberado -sin el dinero- para darle
seguimiento.
El
26 de marzo de 2012, la DEA solicitó autorización a la SEIDO para transferir
dinero sucio a dos diferentes cuentas bancarias en Guadalajara. Al siguiente
día, 24 mil 400 dólares entregados por la policía canadiense a la agencia
norteamericana también fueron derivados a una cuenta mexicana. El 2 de abril,
dinero recibido en la oficina de Atlanta tuvo igual destino, al mismo tiempo
que se logró información relevante tras la detención de dos traficantes y el
aseguramiento de moneda americana, además de dos kilos de cocaína.
Diferentes
cuentas bancarias en Zapopan, Jalisco, fueron compensadas desde las cuentas
encubiertas de la DEA los días 17 y 26 de abril. El dinero de esas
transacciones, fue previamente entregado por un narcotraficante a la Policía
Montada en Vancouver, Canadá.
ASESINATO EN TIJUANA
Siete
días antes de que se diera la última transacción de la DEA a las cuentas
bancarias mexicanas, en Tijuana, el 16 de mayo de 2012, en la delegación La
Mesa, fue asesinado el presunto lavador de dinero Cuauhtémoc Quintero Angulo,
de 41 años de edad. El informe de la autoridad norteamericana refiere
desconocer el motivo del crimen.
Poco
antes de las once de la noche, tres sujetos embozados ingresaron a la casa de
aquel hombre en Avenida Britania número 5401, Fraccionamiento Hipódromo Quinta
Sección, y amagando con armas de fuego ordenaron a su esposa e hijos
introducirse en el baño de una de las recámaras de la planta alta. Uno de los
allanadores exigió a Cuauhtémoc entregar un dinero, pero al no obtener la
respuesta requerida, le dispararon en dos ocasiones con una escuadra calibre 38
súper para privarle de la vida.
Las
autoridades en Baja California solo manifestaron que Quintero Angulo contaba
con una ficha signalética por el delito de fraude y había sido deportado de los
Estados Unidos. Por su parte, autoridades federales que ya compartían
investigaciones con la DEA, a través de una fuente extraoficial, señaló que el
ejecutado se manejaba con un bajo perfil en Tijuana y tenía una tortillería
sobre la calle Agua Caliente.
En
los primeros días de junio de ese mismo año, agentes federales detuvieron a
Sofía Lore Quintero Angulo, hermana del difunto, en cumplimiento a una orden de
aprehensión dictada por el Juzgado Cuarto de Distrito de Procesos Penales
Federales en Guadalajara. La mujer fue localizada en su domicilio de la calle
Tulipanes, del fraccionamiento Lomas de Agua Caliente Novena Sección.
La
captura causó asombro, pues apenas tres semanas antes habían asesinado al
fraterno de Sofía y aún se desconocían las causas que motivaron su detención.
Incluso, a la fecha es poca la información pública que se tiene sobre el caso.
El
empleado bancario Francisco Javier Vera Medina y el lavador de dinero Marco
Iván Zaragoza Pelayo ya recibieron sentencia en México por el delito de
operaciones con recursos de procedencia ilícita. A ambos les fue impuesta la
condena de cinco años de prisión, la pena mínima establecida en el Código Penal
Federal por dicho delito. También, al igual que sus coacusados en la causa
penal 308/2012, cuentan con imputaciones en su contra en la Corte Federal de
Distrito para el Distrito Central de California por cargos como asociación
delictuosa para lavar dinero y asociación delictuosa para asistir e instigar la
distribución de sustancias controladas, entre otros.
AUTORIDADES PODRÍAN ACUSAR A ALGUIEN DE
LAVAR DINERO SI EVADE IMPUESTOS
Especialistas del Colegio de Contadores
Públicos de Baja California alertaron que quienes evaden impuestos podrían ser
acusados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) de lavado de
dinero y ser sancionados con multas que superan los 4 millones de pesos, o
incluso la cárcel.
El
presidente de la Comisión de Lavado de Dinero y Financiamiento del Terrorismo
de esa asociación, Jorge Arturo Pavón García, explicó que el lavado de dinero
siempre deviene de un delito subyacente, como el narcotráfico, la trata de
personas y la defraudación fiscal, entre otros.
“Si
dejas de pagar impuestos, de reportar la totalidad de tus ingresos, la
autoridad puede sospechar que esos ingresos no declarados son producto de
actividades ilícitas”, así que el contribuyente tendrá que comprobar que dichos
recursos son lícitos.
Foto:
Ramon T. Blanco V
Agregó
que instituciones financieras, empresas y comercios están obligados por Ley a
reportar las actividades: relevantes, en las que se recibe efectivo por más de
7 mil 500 dólares; e inusuales, que tienen que ver con el perfil transaccional
del cliente, es decir, que éste haga alguna operación que no vaya acorde con
sus ingresos.
Así
como las internas preocupantes, que se presentan dentro de una institución, por
lo que aplican a los trabajadores de los bancos y empresas, detalló el contador
público durante el Foro de Prevención de Lavado de Dinero-Defraudación Fiscal y
Defensa Penal, en el que los expertos dijeron que durante 2015 y 2016, la SHCP
presentó 113 denuncias ante la Procuraduría General de la República (PGR).
“De
esas 113 denuncias, la SEIDO abrió 184 indagatorias, sin embargo, la PGR solo
consignó 36 asuntos, de los cuales únicamente ocho tenían un detenido”.
De
acuerdo con el estudio Estructuras Financieras del Crimen Organizado, elaborado
por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de
Diputados, el crimen organizado lava 150 mil millones de dólares en el país.
Con ello, México se sitúa en la tercera posición entre las diez naciones con
mayores flujos financieros ilícitos.
En
su oportunidad, la presidenta de esa asociación, Araceli Alicia Guzmán, informó
que los sectores vulnerables para el lavado de dinero son las empresas
inmobiliarias, de outsourcing, insourcing, compra de carros y casas de cambio,
negocios que tienen gran presencia en Tijuana.
Para
evitar ser relacionado con el delito de lavado de dinero, recomendó a los
empresarios tijuanenses llevar en regla su contabilidad, hacer los reportes que
solicita la autoridad, tratar de no manejar dinero en efectivo, pidiéndole al
cliente cheques de caja, así como investigar a socios y prestamistas.
Asimismo,
expuso que los contadores públicos y abogados, son los profesionistas más
expuestos a ser vinculados con el lavado de dinero, por lo que se aconseja
saber quién es el cliente al que se dará asesoría.
En
ese sentido, Brenda Medina, auxiliar de contabilidad en la matriz de una casa
de cambio, consideró importante que se informe sobre estos temas para evitar
incurrir, por desconocimiento, en este delito.
A LA CAZA DE “EL CHAPO ISIDRO”
Autoridades
norteamericanas ofrecieron una recompensa de 5 millones de dólares a quien
proporcione información veraz que lleve a localización y captura del presunto
narcotraficante sinaloense Fausto Isidro Meza Flores “El Chapo Isidro”, líder
de la organización criminal denominada Los Mazatlecos.
A
través de su Programa de Recompensas, el Buró Federal de Investigación (FBI,
por sus siglas en inglés) y el Departamento de Estado de la Unión Americana
dieron a conocer la oferta para dar con el paradero del que se convirtió en uno
de los principales enemigos del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera,
encarcelado jefe del Cártel de Sinaloa.
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Archivo.- Fausto Isidro Meza López “El Chapo Isidro”, aliado de “El Pelacas” en
el Cartel de La Oficina.
Actualmente
“El Chapo Isidro” dirige una de las facciones del cártel de los hermanos
Beltrán Leyva en los estados de Nayarit, Sinaloa, Sonora, Durango y Chihuahua.
Sus correrías, principalmente en los municipios de Guasave y Ahome, en la
región norte de Sinaloa, son muy conocidas, pues durante un tiempo tuvo en la
nómina a los principales mandos de las policías de esas demarcaciones.
De
acuerdo con información emitida por el gobierno estadounidense, que busca
procesar a Meza Flores en una Corte del Distrito de Columbia por su probable
responsabilidad en los delitos de posesión, distribución e importación de
grandes cantidades de heroína, metanfetamina, cocaína y marihuana, el capo era
considerado “mano derecha” de Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo”, antes de su
aprehensión en enero de 2008.
La
Procuraduría General de la República también ha pretendido la captura de Fausto
Isidro Meza, a quien le aseguraron una residencia de 625 metros cuadrados entre
finales de 2009 y principios de 2010, en Avenida Ignacio Allende de la colonia
Josefa Ortiz de Domínguez, en Guasave.
La
casa habitación cuenta en su planta baja con dos cocheras cubiertas para cinco
automotores, patio con alberca, área de palapa, estudio, comedor, cocina, un
baño completo, escaleras de acceso, pasillo y cuarto de servicio. En la planta
alta hay una estancia, dos recámaras normales, una habitación con vestidor, un
baño completo con jacuzzi, medio baño, cuarto de juegos y balcón con escalera
hacia la alberca.
Actualmente
algunos ex directivos y ex elementos de la Dirección de Seguridad Pública y
Tránsito Municipal de Ahome, Sinaloa, son enjuiciados en un Juzgado de Distrito
por su probable responsabilidad en la comisión de delitos contra la salud en la
modalidad de colaboración al fomento para posibilitar la ejecución de ese tipo
de ilícito.
Sicarios
al servicio de “El Chapo Isidro”, también detenidos, declararon que tenían en
la nómina a personal policiaco para que les permitiera realizar sus ilícitas
actividades, tales como la venta de cocaína, marihuana y “cristal” en los
municipios de Ahome y El Fuerte, Sinaloa, además de pagar para el mismo fin, 5
mil pesos a cada comandante o jefe de cuadrante de Los Mochis, de Higuera de
Zaragoza y del Valle del Carrizo.
Las
diversas células delictivas, cuyo liderazgo se atribuye a Fausto Isidro Meza,
también son responsables de homicidios de policías y civiles en la referida
región.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA /
INVESTIGACIONES ZETA/ LUNES, 2 OCTUBRE, 2017 12:00 PM)
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