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Tomada de Internet
La
figura de fiscal anticorrupción continúa acéfala desde abril. Instituciones
desgastadas como la Auditoría Superior de la Federación ya se cansan de
denunciar sin que la PGR realice investigaciones y consigne a corruptos. Solo
el 4.66 por ciento de 708 denuncias han sido consignadas a la autoridad
judicial. Investigador Javier Soto Morales considera que “lo que le duele a
este país, es la ausencia de una auténtica sociedad civil”
En
México no existe la voluntad política ni las instituciones que gocen de
autonomía técnica y operativa para acotar la grave corrupción en todos los
ámbitos, destaca el investigador académico Javier Soto Morales, para quien el
hecho de que ya exista una Fiscalía Anticorrupción, sin un titular desde abril,
refleja la poca importancia que los políticos y funcionarios dan al tema.
El
docente de la Universidad Panamericana advierte que la llegada de los tiempos
electorales politizará aún más la designación del pretendido fiscal que
requiere el recientemente creado Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), pero
estima que este mismo año se conocerá al funcionario.
Actualmente
en el país existen políticas, leyes e instituciones para sancionar los delitos
derivados de prácticas y actividades corruptas. Están previstos en los códigos
penales federal y de las entidades. Las dependencias de los tres niveles de
gobierno tienen contralorías internas, existen contralorías estatales,
auditorías superiores en cada entidad federativa, una Auditoría Superior de la
Federación (ASF) y una Secretaría de la Función Pública (SFP),
independientemente de las unidades especializadas investigadoras de la
Procuraduría General de la República (PGR).
Una
nueva instancia, la Fiscalía Anticorrupción, no garantiza la desaparición del
flagelo que afecta a gobernantes y gobernados si no se aplican adecuadamente
las leyes y se erradica la impunidad, advirtió Soto, para quien el SNA es un
proyecto convertido en realidad, pero “una realidad que se ha quedado un tanto
corta, porque si bien se aprobó todo el esquema del SNA, seguimos con un
sistema acéfalo, en el que no se ha designado o nombrado a la persona, o al
fiscal, y en este caso, a quien debe encabezar precisamente a este sistema”.
El
entrevistado aseguró que se cuenta con una comisión ciudadana, en la que se ha
nombrado a integrantes de un perfil y un prestigio muy valioso; sin embargo,
“seguimos, pareciera, sin que la voluntad política, hablando de los políticos,
de que se concrete y se nos dé un resultado a los ciudadanos, en el que este
esquema del Sistema Nacional Anticorrupción sea operativo y entre a operar”.
UNA AUDITORÍA SOMETIDA
Los
esquemas fiscalizadores y las instituciones creadas para detectar, frenar y
sancionar la corrupción han fracasado por dos razones, asegura el investigador
Javier Soto Morales. Primero, por la falta de una voluntad política real, y, en
segundo lugar, porque las referidas instancias “no gozan o no tienen la
autonomía -tanto técnica como operativa- para que hagan su trabajo con total
independencia. Nos encontramos con órganos técnicos sometidos a los intereses
políticos dependientes del Congreso y sabemos, hoy por hoy, que el Congreso de
la Unión o los congreso locales, al estar a niveles sumamente politizados, deciden
intereses de fracción o de partido, pero pareciera que van en contra del
interés especialmente de su razón de ser, una representación ciudadana, que
vele por la rendición de cuenta, se combata la corrupción y se acabe con la
impunidad”.
Una
de esas instituciones, que aún goza de cierto prestigio, es la Auditoría
Superior de la Federación (ASF), que continuamente sale a la luz pública a
informar sobre presuntas transas, irregularidades, subejercicios y opacidad en
diversas dependencias de los tres poderes. Sin embargo, sus resultados no se
aprecian como exitosos, debido a que solo unos cuantos casos llegan a
tribunales y son castigados en cualquiera de las vías procedimentales.
El
propio auditor superior federal, Luis Manuel Portal, ha defendido a la
institución que encabeza al asegurar que no le corresponde encarcelar a los
corruptos. “No nos lavamos las manos, no es nuestra función, revise usted
nuestra Ley, no son facultades nuestras meter a la cárcel a la gente, ni pescar
peces gordos, no es nuestra función esa, hacemos auditorías, presentamos
resultados de la revisión, de cómo se gastan los recursos públicos”, diría en
una entrevista el funcionario.
Los
indicadores de la institución encargada del control externo de la
administración pública federal, durante los últimos años, reflejan el problema.
El asunto no es detectar las irregularidades y denunciarlas, sino que le haga
caso la PGR, ya que desde 1998 y hasta lo que va de 2017, la ASF ha formulado
708 denuncias penales, de las cuales solo 33 han sido consignadas ante una
autoridad judicial; es decir, el 4.66 por ciento de la totalidad de
señalamientos.
El
95.34% de denuncias que no se han consignado tienen diferente estatus. Según la
PGR, 477 de los señalamientos aún se encuentran en integración de
averiguaciones previas o carpetas de investigación, en 44 de los casos se
determinó el no ejercicio de la acción penal, 124 están en reserva (de mejores
datos) y 30 en recursos de amparo. Sin embargo, la autoridad ministerial no
hace referencia a la posible prescripción de alguna de ellas, que datan desde
hace 19 años.
Sobre
este tema, en el que incluso la PGR interpone recursos de revisión a los fallos
de amparo favorables a la ASF, Soto Morales indica: “Esa circunstancia es
derivada de lo que yo llamaría un surrealismo, donde los políticos y quienes se
encuentran en los cargos públicos no representan verdaderamente lo que la
sociedad busca y espera. Vemos que los intereses políticos o de quienes ejercen
el poder a través de los cargos públicos, se contraponen a un marco legal,
obstaculizan la aplicación del derecho y en ese sentido vemos a una auditoría a
nivel federal que goza de prestigio, por supuesto, por las personas que la
encabezan y que hacen su trabajo, pero pues queda sometido a otros factores que
le hacen contrapeso desde el mismo Congreso y desde el mismo Poder Ejecutivo,
como lo vemos en el caso de la Procuraduría General de la República.
“Es
penoso y es desafortunado. Yo creo que es tiempo de llegar a un ‘ya basta’, en
el sentido de que se le den facultades a la misma Auditoría Superior de la
Federación y pueda ésta, con independencia (por eso la figura del fiscal que
ahora desaparecerá la del procurador), con autonomía propia, y sin que tenga
que rendir cuentas a un Poder Ejecutivo, proceder hasta sus últimas
consecuencias desde el punto de vista de responsabilidad de los servidores
públicos”, remató el catedrático.
Por
su parte, para el auditor Luis Manuel Portal existe un rezago importante tanto
para la sanción de las penas administrativas, como las penales, por lo cual
consideró que la PGR necesita liberarse de tanto expediente, y eso solo va a
ocurrir cuando se nombre al fiscal anticorrupción.
¿Y LA SOCIEDAD CIVIL?
El
profesor Javier Soto lamenta que al mexicano se le considere como un transa por
los propios connacionales, y peor aún, por sus autoridades. Recordó el episodio
en el que el Presidente Enrique Peña Nieto dijo que la corrupción en México era
un mal de origen cultural, versión con la que no coincide y califica de
afirmación muy desafortunada de alguien que representa jurídicamente a los
mexicanos, aunque reconoce que la corrupción existe y es grave.
“Yo
considero que abunda la gente que busca hacer las cosas bien en comparación con
los que buscan el camino fácil, a través de la transa, a través del cochupo.
Sí. Debemos de reconocer, y no podemos tapar el sol con un dedo, que existe una
subcultura en ese sentido de hacer las cosas, como dicen, ‘por debajo de la
mesa’, o ‘si puedo caminar más rápido sin importar la forma en la que lo hago’,
pues hay quienes, en todos los ámbitos, desde quienes se dicen empresarios,
hasta el comerciante, el que da una lanita para conseguir una licencia,
etcétera. No nos asustemos. No tapemos el sol con un dedo, porque eso existe”,
detalló el académico.
Soto
Morales es optimista al aseverar que la corrupción se puede revertir, puede
cambiar, pues a lo largo del tiempo y de los años, ha habido otras naciones que
han demostrado que pueden salir de esa subcultura y lograr una cultura donde se
promueva la transparencia, se combata la impunidad, se haga rendir cuentas “y
en ese sentido, haya un mejor esquema en cuanto a calidad de vida, funcionamiento
de las instituciones y obviamente un crecimiento en el que realmente se den
todas las condiciones para que todos los mexicanos nos desarrollemos y haya
oportunidades en todos los aspectos”.
La
urgencia porque se designe a un fiscal anticorrupción que “cierre la pinza” en
el nuevo Sistema Nacional Anticorrupción, además de la situación lo amerita, es
por lo que resta de sesiones a los diputados en la recta final del año, previo
a 2018, año electoral, en el que tiende a elevarse el grado de politización de los
temas, su discusión y las acciones. “Veo posible el contar con ese fiscal. Los
partidos políticos, sabemos hoy por hoy,
que son enfermos crónicos desde el punto de vista de falta credibilidad,
que son grupos de intereses que están muy lejos de ser verdaderos institutos
políticos, de formación de cuadros, que presenten alternativas a los ciudadanos
para mejorar el nivel de nuestra democracia. Poco podemos esperar de ellos, si
sus intereses están reflejados ahí en los diputados y los senadores. Menos los
intereses ciudadanos”.
Javier
Soto Morales piensa que lo que le duele a este país es la falta o ausencia de
una auténtica sociedad civil “y tenemos que involucrarnos los ciudadanos y los
organismos gubernamentales. Hay organizaciones muy interesantes que están muy
activas combatiendo la corrupción desde la ciudadanía. Creo que los ciudadanos
a través de las diferentes formas de participar, debemos presionar a los
partidos, a los políticos, a los congresistas, al Presidente de la República,
que hagan su trabajo y que completen lo que comenzaron; que no sea por falta de
voluntad política que dejen de cumplir sus compromisos. La realidad ya nos
alcanzó. Creo que si no actuamos con la celeridad del caso, esto se va a
desbordar en muchísimos problemas no solo de tipo político o de corrupción,
sino social, de marginación”.
Para
concluir, declaró: “La corrupción es un generador, día a día, de desigualdad,
de mayor pobreza y de que hoy tengamos mexicanos de primera, de segunda y de
tercera. Considero que, precisamente, ese es el daño mayor de la corrupción:
marginar y dejar en unas cuantas manos una concentración económica y de poder,
en perjuicio de los demás”.
SEÑALAMIENTO DE LA ASF
TELEVISORES NO ENTREGADOS Y
DESCOMPUESTOS
La
ASF reveló que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes entregó en 2015
aproximadamente 380 mil 695 televisiones inservibles, un 3.7 por ciento del
total de aparatos regalados por la dependencia en el proceso del apagón
analógico. Otras 11 mil 533 televisiones se perdieron, significando un posible
daño patrimonial por 29.2 millones de pesos.
ANOMALÍAS EN ATENCIÓN A MIGRANTES
La
ASF detectó anomalías en el ejercicio de 10.3 millones de pesos en el programa
“3X1 Migrantes” y el Fondo de Apoyo a Migrantes del Gobierno de Michoacán. Se
detectaron pagos excesivos de honorarios, falta de recibos que amparen el gasto
y contratación de congresos y convenciones.
OPACIDAD DE GASTO POR EL SENADO
El
Senado de la República no proporcionó documentación que sustente el gasto de
recursos por mil 202 millones de pesos durante la cuenta pública 2005. También
se detectó el uso incorrecto de 234 millones de pesos.
IRREGULARIDADES EN OBRAS DE LA SCT
La
ASF hizo observaciones sobre el ejercicio de mil 785 millones de pesos en la
realización de obra pública a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y
Transportes. Las presuntas irregularidades estuvieron en obras al Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México, el segundo piso de la autopista
México-Puebla y la construcción del tren interurbano México-Toluca.
CUATRO UNIVERSIDADES AFECTAN AL ERARIO
La
ASF detectó posibles daños al erario por 831 millones de pesos por parte de
dependencias que contrataron universidades públicas que no tenían capacidad
técnica para cumplir con las encomiendas. Estas universidades son: Tecnológica
de Nezahualcóyotl, Autónoma de Zacatecas, Politécnica de Texcoco y Técnica del
Sur de México.
SE DESCONOCE DESTINO DE FONDOS EN EL
EDOMEX
La
administración de Eruviel Ávila, del Estado de México, recibió en fondos y
programas federales de 2015 más de mil 943 millones de pesos y no pudieron
comprobar su destino.
LOS VIAJES DE FUNCIONARIOS DE PEMEX
En
la cuenta pública 2015 de Petróleos Mexicanos, la ASF detectó 912 vuelos
autorizados por la Dirección General de la empresa paraestatal, que no pudo
acreditar que dichos viajes -en un helicóptero y una avioneta Cessna– fuesen
para cumplir con funciones oficiales.
DENUNCIAS CONTRA DUARTE, NO CONSIDERADAS
De
un total de 52 denuncias formuladas por la ASF en contra del gobierno de
Veracruz desde 2011 hasta inicios de 2017, sobre presuntas irregularidades en
el manejo de recursos públicos, ninguna ha sido considerada en el proceso en
contra del ex gobernador Javier Duarte.
EL AUMENTO DE PAGO EN REPARACIÓN DE
DUCTOS
El
pago por reparaciones de ductos dañados por sustracción de hidrocarburos
aumentó en un 295% entre 2014 y 2016, asevera la ASF. En 2014 se destinaron 477
millones de pesos para tal fin, mientras que en 2016 se erogaron mil 767
millones de pesos.
IRREGULARIDADES EN COMPRAS DE PEMEX
La
ASF encontró irregularidades en las compras de equipo por 127 millones de pesos
para la Refinería de Minatitlán, Veracruz. En 2015, la empresa adquirió 47
equipos completos para emergencia para la refinería, pero solo 27 fueron
instalados, dos estaban en el almacén y 18 presentaban condiciones de
deterioro, corrosión y abandono.
DESVÍO DE FONDOS EN COAHUILA
La
ASF detectó que el gobierno de Coahuila extrajo 423 millones de pesos de sus
cuentas bancarias que estaban etiquetados para el sistema de pensiones y
Protección Civil, pero no se ha comprobado el uso del 84% del dinero con
documentos.
AVIADORES EN SERVICIOS DE SALUD
ESTATALES
Un
informe de la ASF reveló que los servicios de salud en 13 entidades destinaron
en 2016 recursos federales para pagar sueldos a 695 “profesionales” que no
tenían título o cédula profesional, que no se encontraron laborando en su
centro de trabajo o que ya habían sido dados de baja.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA / LUIS
CARLOS SÁINZ/ LUNES, 11 SEPTIEMBRE, 2017 12:00 PM)
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