¿Cómo era ser gay en la década de los
70´s en la Ciudad de México? Activistas, intelectuales y músicos recrean para
Reporte Indigo esos tiempos de opresión contra los integrantes de la comunidad
LGBTTTI
En 1979 se formó Música y Contra Cultura
(MCC), un grupo de rock con el que se hablaba abiertamente de tener una
inclusión gay en México
Ser amanerado tenía sus consecuencias en
1965 en la Ciudad de México, Braulio Peralta tomaba justicia a puño limpio para
vencer la moral y los prejuicios mexicanos, ya que desde joven fue molestado
por un compañero por ser gay
“Se sigue viviendo igual, porque se
siguen viviendo asesinatos, sigue habiendo discriminación”
Braulio Peralta
Periodista
Feminicidios e intolerancia, son sucesos
que orillaron a Yan María Yaoyólotl Castro a regresar a la capital del país,
luego de encontrar en varios estados una negativa a su condición de lesbiana
La izquierda fue la primera en apoyar
abiertamente a la comunidad homosexual y personas de los colectivos militaron
en el PRT
La moral en México es uno de
los grandes obstáculos a vencer junto con los prejuicios sociales, antes de
pensar en un cambio político de forma, opina Humberto Álvarez
Hoy la Ciudad de México
presume ser la capital gay de América Latina.
Una ciudad friendly para la
comunidad LGBTTTI, con políticas públicas que garantizan la protección de los
derechos de esta minoría y la no discriminación. En la actualidad es algo cotidiano
que dos mujeres se besen en el Metro, que dos hombres caminen tomados de la
mano por la avenida Reforma, que un transexual se divierta en un bar de la
Roma. Pero hubo una época, no hace mucho tiempo, que la capital de México no
sólo era discriminatoria sino peligrosa para los hombres y mujeres que trataban
de vivir su sexualidad con libertad.
Los 70´s, la década donde en
el mundo explotaron los gritos de libertad y justicia, fue una época oscura y
difícil para la comunidad homosexual en la ciudad de México. Reporte Indigo
conversó con activistas, músicos e intelectuales gays que les tocó enfrentar
razias de la policía en los antros, discriminación y en general una sociedad
violenta hacia la diversidad sexual.
“Era difícil vivir como
homosexual en México por muchas razones, había razias policiacas en los bares
donde no se podía uno ni agarrar de la mano”, recuerda Xabier Lizárraga, quien
fue uno de los fundadores del grupo Lambda.
El largo brazo de la ley se
introducía hasta los domicilios particulares, donde irrumpían fiestas privadas
“de ambiente” que eran denunciadas por vecinos intolerantes a la
homosexualidad.
Rentar un departamento para
un hombre joven solo en los 70´s era complicado, impensable el que fuera
arrendado a una pareja del mismo sexo.
Los insultos proferidos eran
el pan de cada día para lesbianas y gays por igual, además de la extorsión
policial solo por insinuar tener gustos sexuales diferentes.
En México el activismo por
los derechos gay en la década de los 70´s estuvo a cargo de colectivos como el
Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR), el grupo Lambda y Oikabeth
que constituían lesbianas feministas en 1978.
Así por primera vez en México
ese mismo año, un grupo de hombres y mujeres con preferencias sexuales
distintas salieron a las calles, para mostrar a la sociedad moralista que el
país necesitaba dar inclusión, voz y respeto a los homosexuales.
Hoy en día la Zona Rosa de la
Ciudad de México es símbolo de libertad entre la comunidad de LGBTTTI, el
último vagón del metro es conocido como un secreto a voces como el cabús para
que los gays liguen, se vive el mes del orgullo gay con un marcha que parece
más carnaval y hay más derechos igualitarios.
“La marcha tenía un sentido
político, este carnaval tiene un sentido mercantil-económico”, dice la
activista Yan María Yaoyólotl Castro.
A pesar de que la Ciudad de
México se ha pronunciado a favor de la diferencia sexual y la no
discriminación, existe la duda de si realmente la megalópolis es un espacio en
el que haya inclusión homosexual en la actualidad.
“La Ciudad de México que le
llaman gay friendly, no es una ciudad gay friendly porque no es citizen
friendly, no es una ciudad amigable para los que vivimos en esta ciudad. Para
gay friendly estará la Zona Rosa y dos tres calles, pero en Iztapalapa y en
otros lugares, incluso en las Lomas, no es fácil ser homosexual”, reconoce
Lizárraga.
EL MICRÓFONO INSURRECTO
Al interior de Lambda y FHAR
además del interés por tener una mayor pluralidad sexual en México, también se
tenían inquietudes artísticas, por lo que en 1979 Humberto Álvarez convocó a
varios músicos con los que eventualmente formó Música y Contra Cultura (MCC),
un grupo de rock con el que se hablaba abiertamente de tener una inclusión gay
en México.
“Nos presentamos por primera
vez el 8 de marzo de 1980 en el auditorio Ho Chi Minh (…) Yo creo que era
fundamental, que fue un parteaguas, abrió las posibilidades para que mucha
gente que eran los fans del rock progresivo o del rock alternativo, es decir un
rock que no hacía concesiones con establishment”, recuerda Álvarez en
entrevista para Reporte Indigo.
MCC fue la primer banda en
hablar abiertamente del amor gay en México y los derechos de género, sentando
un precedente, además de avivar a un público de nicho fuera de lo ordinario.
“A veces teníamos que hacer
tres tocadas, viernes, sábado y domingo porque era tanta la gente que se
quedaba afuera que teníamos que salir a decirles ‘oigan ya no caben, ya no hay
cupo pero mañana les prometemos que tocamos, vénganse mañana’”, recuerda el
músico de cuando realizaban conciertos en el Foro Isabelino del Centro Cultural
Tecolote en la calle de Sullivan en la Ciudad de México.
SALIR DEL CLÓSET CADA DÍA
Los movimientos que buscaban
equidad sexual luchaban con consignas hacia la sociedad y el Estado mexicano
que les juzgaba y reprimía por su condición diferente, sin embargo, fuera del
mitin o la asamblea, salir de casa, se volvía una lucha personal, como salir
del closet por primera vez todos los días.
“Hablamos de salir del
closet, pero efectivamente es cada día, incluso hoy en día. Te presentan a
alguien y no es que le vayas a decir ‘hola, soy fulanito y soy homosexual’ pero
que en un momento dado se presente la oportunidad y que respondas con
honestidad y eso es un trabajo eterno”, cuenta Lizárraga.
El ser amanerado tenía sus
consecuencias en 1965 en la Ciudad de México, desde la secundaria 56, Braulio
Peralta tomaba justicia a puño limpio para vencer la moral y los prejuicios
mexicanos, ya que desde joven fue molestado por un compañero por ser gay.
“Me tuve que defender como
los machos mexicanos, porque sabía que si aceptaba el bullying de una persona,
iba a ser el escarnio y la burla de mis compañeros de secundaria y siempre he
dicho yo que lo maricón no está en ser cobarde, lo maricón está en enfrentar el
mundo con una actitud rebelde y congruente con lo que somos y con lo que
queremos y con el respeto que merecemos, como cualquier otra diversidad”,
recuerda el periodista
REPRESIÓN: EL AYER Y HOY
La noche es sinónimo de
diversión a costa del alcohol y un antro de moda en cualquier parte del mundo,
pero en los 70 el goce peligraba en terminar en un acto de violencia contra las
minorías homosexuales que se daban cita en bares y lugares por ellos o ellas
conocidos.
“A la salida de los bares yo
sí sufrí persecución policiaca y de hombres machistas que iban a golpear
lesbianas, sí viví directamente con mis amigas y con mis relaciones amorosas
que tuve, situaciones de represión terribles”, confiesa Yan María Yaoyólotl
Castro, fundadora de Oikabeth.
El 14 en la República de
Ecuador no discriminaba clases sociales ni oficios, ya que era frecuentado por
militares, adictos, gente de Tepito y era un espacio en el que dominaba el
morbo debido a su ambiente de congal.
La nota roja se cubría con
censura cuando había crímenes contra los homosexuales, eran diarios como La
Prensa o Alerta los que se atrevían a develar de manera sensacionalista los
homicidios de este calibre, como los perpetuados contra Cuauhtémoc Zúñiga y Rafael
Elizondo, miembros de la comunidad artística capitalina y que fueron despojados
de la vida en 1982 y 1984, respectivamente.
“Se sigue viviendo igual,
porque se siguen viviendo asesinatos, sigue habiendo discriminación”, afirma
Peralta.
VIVIR CON MIEDO
La pluralidad en el país ha
cambiado a casi cuatro décadas de distancia, los matrimonios igualitarios están
vigentes en la Ciudad de México, inclusive ya se permite el cambio de género en
las actas de nacimiento de igual manera en la capital, pero al interior de
México pareciera que todavía vivimos en una época medieval y de sometimiento
para quienes tienen preferencias sexuales distintas.
“Si tú te vas a provincia y a
los pueblos pequeños hay un terror, es miedo a poder hablar de expresarse y
hablar de la homosexualidad”, comenta Álvarez, quien vivió en Jiutepec, Morelos
en 1985 y en Malinalco, Estado de México al siguiente año.
Machismo, feminicidios e
intolerancia, son sucesos que también orillaron a Yaoyólotl Castro a regresar a
la capital del país, quien migró a Jalisco, Oaxaca y Morelos en los últimos 30
años con la esperanza de establecerse, pero encontró una negativa a su
condición de lesbiana.
“Yo siento un profundo clima
de represión social, de hecho me fui a vivir a un estado de la república y me
acabo de regresar porque de plano no va a ser posible la liberación, realmente
sana y sexual en los estados de la república”, comenta.
Campesinos, jóvenes de nivel
rural, indígenas segregados homosexuales, son la otra cara que México no se
atreve a hablar y ni siquiera llegan a la discriminación general por no ser
parte del radar.
“¿Cómo hablan ellos de su
sexualidad? ¿Quién habla de eso? ¿Cómo pueden vivir en sus comunidades su
homosexualidad?”, cuestiona Álvarez del asunto.
EL ARCOÍRIS POLÍTICO
Los grupos de presencia
homosexual en los setentas funcionaron también como un laboratorio de
incubación para congregar intereses políticos, al interior de Lambda y Oikabeth
no tardaron en detonar las preferencias partidistas, haciendo migrar a sus
integrantes originales, como fue el caso de Xabier Lizárraga quien era
apartidista y dejó el movimiento.
La izquierda fue la primera
en apoyar abiertamente a la comunidad homosexual, por lo que distintas personas
de los colectivos empezaron a militar en el Partido Revolucionario de los
Trabajadores (PRT) que el día de hoy no cuenta con registro.
“Los que eran del PRT querían
meter su discurso trotskista, los que éramos anti partidistas, queríamos meter
otros discursos (…) en Lambda no se rechazaba la participación de los grupos
políticos, se rechazaba que los partidos políticos nos usaran como munición”,
aclara Lizárraga.
Para la contienda
presidencial del 2018 el Consejo Nacional Indígena (CNI) en conjunto con el
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) impulsan a María de Jesús
Patricio Martínez como candidata independiente, quien es de origen nahua, y
para Yaoyólotl Castro es importante impulsar a esta fuerza femenil para el
siguiente año en las urnas.
“Yo espero que Mancera el año
próximo salga con los jotos y las jotas a la calle y marche junto con
nosotros”, agrega Peralta en respecto a que el mandatario tenga sinergia con
las personas homosexuales.
LA NUEVA ESTAFETA LGBTTTI
Las tres fuerzas impulsoras
de la apertura homosexual en México saben que ahora corresponde a las nuevas
generaciones llevar la directriz en el movimiento por los derechos LGBT, y ante
la modernidad también se sumergen en la nueva participación que más que cara a
cara es virtual.
“Muchos compañeros
actualmente conocen más personas virtuales que carnales y a eso también tenemos
que hacer la lucha ahí”, apunta Lizárraga.
El diálogo está en las redes
sociales más que en las calles, la militancia ya no es propagandística, ahora
es con emojis y botones de arcoíris en Facebook, por eso para Juan Jacobo
Hernández, cofundador del FHAR, es necesario utilizar estas plataformas como
nexo entre el pasado y lo presente.
“Nosotros tenemos que
reaprender a relacionarnos con los jóvenes, por toda una serie de factores que
no se daban antes y se dan ahora, el ciberespacio por ejemplo o la manera como
se están relacionando los jóvenes por Facebook o por el Grindr, o lo que sea,
tenemos que hacer un esfuerzo para entender mejor estas dinámicas y no ser solo
críticos”, reconoce Hernández.
Sin embargo, la moral en
México es uno de los grandes obstáculos a vencer junto con los prejuicios sociales,
antes de pensar en un cambio político de forma; para Humberto Álvarez debe de
haber una reformación de pensamiento.
“Cuando empezaron los
movimientos políticos, eran sociales y políticos, pero no eran espirituales, y
en ese sentido adolecieron de esa parte tan importante que ahora estamos viendo
que es fundamental”, concluye el músico especificando que la búsqueda
espiritual no tiene que ver con lo religioso, sino con la paz personal y
mental.
(REPORTE INDIGO/ HIDALGO NEIRA/ Viernes
23 de junio de 2017)
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