Dentro del estado de Puebla se conforma
el conocido como Triángulo Rojo, un conjunto de municipios -entre ellos
Quecholac, Acatzingo y Acajete- en los que el robo de ductos se ha convertido
en un jugoso negocio. La aceptación de esta práctica es tal en las comunidades
de la región que ha quedado reflejada en la cultura popular. Ejemplo de ello
son corridos como “Del Triángulo Rojo”, de la agrupación Nato y los Huachix, o
la canción “La cumbia del huachicol”, de Tamara Alcántara.
México, 6 may (EFE).- Con
precios inferiores a los 7 pesos por litro, la gasolina de los llamados
huachicoleros -que roban combustible para luego venderlo- es un atractivo para
muchas personas del centro de México, que alimentan un negocio que, según
expertos, las autoridades dejaron crecer “irresponsablemente”.
Dentro del estado de Puebla
se conforma el conocido como Triángulo Rojo, un conjunto de municipios -entre
ellos Quecholac, Acatzingo y Acajete- en los que el robo de ductos se ha
convertido en un jugoso negocio.
Diana (nombre ficticio para
proteger su identidad), quien acude regularmente a Ciudad Serdán para comprar
gasolina a unos huachicoleros, reconoce que lo que hace “no es algo legal”,
pero argumenta que le beneficia ahorrar en gasolina porque su sueldo “no es el
mejor”.
“Al principio no quería (comprar),
pero al darme cuenta de cómo se maneja el Gobierno, que ellos sí pueden
robarnos… yo sé que lo que hago es un delito, pero también ellos lo cometen”,
explica a Efe, agregando que no es “una justificación” y que en realidad no se
debería hacer, pero que también ayudaría si hubiera mejores condiciones
laborales.
A principios de noviembre,
podía encontrar la gasolina premium por 5 pesos el litro, y actualmente está a
7 pesos, un 61.5 por ciento por debajo del precio de ese tipo de combustible en
las estaciones de servicio.
El pueblo admira a ex campesino, “amigo
de un Alcalde” del PRI, el “líder” en el robo de combustible
Tiene que recorrer para
llegar hasta el lugar -que va cambiando- unos 260 kilómetros. “A pesar de la
distancia sí compensa”, ya que a veces llega a comprar “hasta 100 litros”,
señala.
No cualquiera puede comprar
combustible a los huachicoleros, cuenta, se necesita ir acompañado de alguien
de confianza. En caso contrario, ellos niegan tener gasolina para vender.
Diana sospecha que los
también llamados chupaductos cuentan con la complicidad de las fuerzas de
seguridad, porque “están muy tranquilos”.
La primera vez que fue a
comprar, hace aproximadamente seis meses, les preguntó a los vendedores si
habría problemas con los policías y ellos le contestaron que su negocio “era
muy seguro”.
Ello no quita que se ponga
inquieta cuando abandona el lugar: “Cuando voy de regreso con el combustible
voy muy tensa, muy nerviosa, a veces pienso que no vale la pena”.
Detrás de los “chupaductos” hay civiles,
políticos y empleados de Pemex, dicen estudiosos del tema
La aceptación de esta
práctica es tal en las comunidades de la región que ha quedado reflejada en la
cultura popular. Ejemplo de ello son corridos como “Del Triángulo Rojo”, de la
agrupación Nato y los Huachix, o la canción “La cumbia del huachicol”, de
Tamara Alcántara.
Asimismo, el pasado año se
popularizó una imagen del “Santo Niño Huachicolero”, una figura del niño Jesús
con un garrafón de gasolina que fue criticado por el arzobispo de Puebla,
Víctor Sánchez, quien dijo que es “una distorsión de la devoción”
De acuerdo con datos de
Petróleos Mexicanos (Pemex), el robo de hidrocarburos en Puebla, uno de los
estados en los que este delito golpea con más fuerza, aumentó en 2015 un 134
por ciento respecto al año anterior.
El experto en seguridad
pública Guillermo Alberto Hidalgo señala a Efe que el robo de combustible se
lleva dando desde hace años y “se dejó crecer de una manera irresponsable”,
hasta llegar a ser un negocio de los pueblos inmiscuidos en la región.
Asegura que hay niños que
cobran hasta 12 mil pesos -más que su familia junta- por ser halcones
(vigilantes), mientras que los adultos pueden recibir hasta 30 mil pesos.
“Es difícil que quieran dejar
esos ingresos”, subraya el también rector del Instituto Mexicano de
Investigación y Desarrollo en Ciencias Policiales.
La proliferación del negocio
de venta de gasolina robada ha venido de la mano de un “escalamiento en esa
área de la inseguridad”, donde la violencia podría aumentar ahora que desde los
tres órdenes de Gobierno “están dándole frente” al problema.
El pasado miércoles, cuatro
soldados y seis civiles murieron en un enfrentamiento con presuntos
huachicoleros en el poblado Palmarito.
El gobernador de Puebla, José
Antonio Gali, dijo hoy que se reforzará la presencia del Ejército en la región
con la llegada de 2 mil soldados.
A mediados del pasado marzo,
Gali confirmó a medios locales que desde la Fiscalía están investigando a las
autoridades de los municipios del Triángulo Rojo para ver “si no hay alguien
más coludido con esta cuestión de robo de combustible”.
Este comentario lo hizo
después de que el Alcalde del municipio de San Antonio Atzitzintla, José Isaías
Velázquez, fue detenido en un operativo para desarticular una célula del cártel
de los Zetas vinculado con este delito.
(SIN EMBARGO.MX/ REDACCIÓN / MAYO 6,
2017, 10:00 AM)
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